El ataque de Los Altos y la desintegración guatemalteca

Los representantes en Guatemala pasaban por muy malos momentos ante los retos de las provincias rebeldes que se manifestaron por la unión mexicana, por lo que el 6 de noviembre de 1821 se acuerda formar la Junta Provisional Consultiva para la instalación de un congreso, mandando representantes tanto a León como a Comayagua para convencerlos de mandar a sus representantes para que participasen, así como enviar a una comisión a la Ciudad de México a evaluar las condiciones del momento. Pero esto no detuvo la desintegración, ya que a la iniciativa mexicana se sumaba el departamento de Quetzaltenango quienes proclaman su adhesión el 15 de noviembre, siendo un golpe muy duro al resultar una de las mayores zonas productoras de textiles y centro comercial, otorgándoles las condiciones para reclamar la autonomía y la cabeza de la región de Los Altos, comprendida por Totonicapán, Sololá, Suchitepéquez, Chimaltenango e incluso el Soconusco, incluso llegaron a presentar la iniciativa ante las Cortes de Cádiz en 1814 para constituir una intendencia independiente de Guatemala.

La iniciativa autonomista lograría ser reprimida por las autoridades guatemaltecas y solo fue hasta enero de 1821 cuando vuelven las reivindicaciones de los alteños cuando se retorna a la democracia planteada por las cortes en España, suscitándose un enfrentamiento entre el ayuntamiento de Quetzaltenango contra el corregidor quien apelaba a los intereses de Guatemala, problema que persistiría hasta la declaración de la independencia a pesar de producirse la renuncia del corregidor. Una respuesta ofrecida por la Junta de Guatemala para evitar la adhesión al imperio fue la de permitirles conformar una Junta Gobernativa Subalterna en una aparente muestra de confianza para poder darles cierto rango de autonomía, pero esto no logra frenar la deriva a favor de México gracias a las ligas del alcalde Cirilo Flores quien estaba conectado a las elites de Comitán, incluso él estaba en el exilio en la población chiapaneca cuando fue testigo de la independencia mexicana.

Ya una vez dentro del imperio, los quetzaltecos fueron grandes propagandistas entre las poblaciones donde mantenían influencia y con sus vecinos para convencerlos de sumarse con ellos, exaltando los numerosos agravios propinados por las elites guatemaltecas, pero tendrían un gran freno con el caso de Totonicapán quien sus autoridades eran fieles a la iniciativa guatemalteca y denunciaron los actos de traición al querer incentivarlos a rebelarse. También en el caso de Chimaltenango hubo resistencia al llamado de unión por la iniciativa del corregidor, pero al poco tiempo fue destituido por el ayuntamiento y los alcaldes indios decidieron unirse a la adhesión mexicana, sumándose Sacatepéquez, Sololá, Huehuetenango y Retalhuleu. Esta serie de golpes internos fueron devastadores para la resistencia de Guatemala que cada vez se veía mas solitaria, quedándole como respaldo San Vicente y San Salvador los cuales le ofrecieron recursos para formar un ejército que los ayudase a resistir, pero el Capitan General Gabino Gainza rechazo la propuesta al percibirla como una artimaña a favor de los salvadoreños para otorgarles la capital.

Al poco tiempo de la adhesión de Quetzaltenango llega el enviado imperial, el capitán José de Oñate, quien se presenta en la capital guatemalteca para esperar una respuesta de Gainza sobre el proceder del reino, por lo que tuvo que esperar bastante por una respuesta hasta que la Junta decidió contestarle con una evasiva argumentando el no haber llegado a un consenso entre ellos para decidirse por la anexión al no conocer la opinión de las provincias leales a la capital. Se dispuso un periodo de treinta días para levantar una elección en los ayuntamientos, pero la presencia de la propaganda iturbidista colmándolos a votar por él si argumentando la conveniencia de que la Nueva España permaneciese unida al carecer Guatemala de las condiciones de ofrecer a sus pobladores las garantías de un buen gobierno hicieron que las autoridades decidiesen suspender la consulta.

La respuesta de esto fue que a partir del 29 de noviembre los imperialistas empezarían a manifestarse en las calles de la capital en un tono festivo a favor de la figura de Iturbide, pero los ataques cometidos contra miembros del bando republicano hizo que la Junta prohibiese toda clase de manifestación nocturna, así como toda clase de reunión política, reportándole Oñate al emperador como las autoridades guatemaltecas estaban reprimiendo las manifestaciones pro mexicanas a pesar de ser supuestamente la opción más popular. Los ánimos se iban caldeando ante el clima de represión y llevaban las de perder los republicanos, resintiendo los asesinatos de dos miembros de la Tertulia Patriótica a manos de los iturbidistas dirigidos por el alcalde Mariano Antonio de Larrave quien además dirigía la propaganda anexionista, por lo que fue obligado a renunciar y se vio obligado a exiliarse a México, por lo que cada vez parecía una lucha imposible para Guatemala defender su independencia ante la abundancia de enemigos internos que buscaban a toda costa cobrarles los agravios cometidos en el periodo virreinal.    

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura

Federico Flores Pérez

Bibliografía: Mario Vázquez Olivera. El Imperio Mexicano y el Reino de Guatemala. Proyecto político y campaña militar, 1821-1823.

Imagen: Frederick Catherwood. Dibujo del parque central de Quetzaltenango, Guatemala. 1840

                                                                                        

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