El avance de la rebelión tepehuana.

Fueron pocos los sobrevivientes del ataque a El Zape quienes lograron llegar a Indé, población minera que estaba bien pertrechada y lograría aguantar hasta el paso del gobernador rumbo a Guanaceví, la cual supo a tiempo de la rebelión indígena y también logro guardar los suficientes víveres y parque para resistir. Pero los planes de los tepehuanes iban más allá, tanto los acaxee como los xixime de la sierra de Sinaloa recién se habían enterado de la guerra y amenazaban con entrar para desterrar a los españoles, incluso los indígenas avecindados en Guadiana tenían planeado tomar la ciudad por asalto mientras iban colaborando en las labores de fortificación, pero esta conspiración fue descubierta por un religioso quien escucho los planes y se mandó a arrestar a 75 indígenas, entre ellos caciques quienes informaron que el ataque se daría el 22 de noviembre, pero la circulación de un informe falso de que llegaba a la ciudad una fuerza de 2,000 indios flecheros provoca que los españoles ejecutasen a todos los prisioneros.

El 19 de diciembre sale de Guadiana el gobernador Gaspar de Alvear rumbo a Indé y Guanaceví para reorganizar la defensa llegando con 61 soldados españoles a caballo y 120 indios conchos aliados, al día siguiente se dirige a La Sauceda donde ve indicios de un ataque tepehuan, llegando cerca de 800 tepehuanes al ataque que más bien se trató de un combate preventivo, ya que los españoles no habían caído en el plan de emboscada y prefirieron dejarlos sufriendo bajas menores. De este enfrentamiento surgiría la versión de José de Arlegui, quien da una cifra disparatada al decir que habían enfrentado y matado a 15,000 tepehuanes, versión que estaría arraigada en la cultura popular de La Sauceda donde en el siglo XIX llegaron historias de haber existido montículos con los restos de los indígenas muertos en la batalla o como supuestamente salían huesos cuando se araba el campo por los rumbos de Cacaria.

Al mismo tiempo en que el gobernador se encontraba en La Sauceda, se había desatado la violencia en Guanaceví al aumentar los asaltos, asesinatos e incendios, debido a que se encontraba una de las minas más productivas de la región se prestó a ir en su ayuda pasando por las poblaciones de San Juan del Rio e Indé para reorganizar su defensa y recabar provisiones. Llega el 15 de enero de 1615 y encuentra que los colonos habían logrado refugiarse en la iglesia, pero el resto del pueblo había sido saqueado e incendiado, más precaria encontraría la situación cuando llega a El Zape días después donde encontró los cuerpos de los misioneros asesinados, iniciando el camino de regreso rumbo a Santa Catarina y Santiago Papasquiaro, pero en las cercanías de Santa Catarina entraría en batalla con los tepehuanes donde capturo algunos prisioneros y de ellos supo que el centro de la rebelión se encontraba en Tenerapa, donde se encontraban los caudillos Mateo Canelas y Gogoxito. Es así que deciden atacar la población por sorpresa, aunque fueron alertados de la llegada española y muchos pudieron huir, pero los españoles habían provocado 60 bajas y se hicieron con 200 prisioneros, los cuales algunos fueron ahorcados o vendidos.

Muchos de los cuerpos de los religiosos muertos durante los asaltos eran mandado a Guadiana para recibir su debido entierro y ser homenajeados como mártires, pero aun con la disuasión que pudo suponer el ataque a Tenerapa, los tepehuanes persistían en su plan de atacar la capital y empezaron a merodear sus alrededores, intentos que fueron deshechos por la vigilancia de las fuerzas españolas y sus aliados conchos. A pesar del triunfo de las fuerzas del gobernador contra los rebeldes, cada vez más pueblos se iban levantando destruyendo las misiones, llegando peticiones de ayuda provenientes de Atotonilco, Nombre de Dios e incluso de Chametla en Sinaloa, incrementándose el peligro de la extensión del conflicto ante una posible incorporación de los acaxees y xiximes. En el oriente, se empezaron a suscitar algunas inquietudes entre los indígenas de Parras y La Laguna al verse tentados para revelarse contra los españoles, pero los franciscanos lograron convencerlos de desistir a la guerra y sobre todo se vieron persuadidos por la amenaza de la viruela, ya que lo vieron como una maldición que solo afectaba a los indígenas y a los españoles no, creyendo que era mejor estar en paz con los religiosos.

Fue tal la fuerza del mensaje rebelde que sus efectos se llegaron a sentir en Nueva Galicia, por lo que parte de las fuerzas de Nueva Vizcaya junto con las tapatías empiezan a perseguir cualquier indicio de entrar en contacto con los indígenas de la región y después sería sellada la audiencia con la llegada de voluntarios de México. Mientras del lado de los tepehuanes, habían logrado incorporar a su lucha a algunos grupos de tobosos, conchos, tarahumaras y acaxees quienes tuvieron refugio en la Sierra Madre, pero sus posiciones cada vez se veían más asediadas por los españoles quienes poco a poco iban cerrando posiciones entorno a los enclaves tepehuanes, ejecutando a cuanto líder caía en sus manos, aunque los indígenas contaban con la ventaja de conocer a la perfección los recovecos de la sierra para aparecer y atacar a los perseguidores.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura

Federico Flores Pérez

Bibliografía: José de la Cruz Pacheco Rojas. Milenarismo tepehuán. Mesianismo y resistencia indígena en el norte de México.

Imagen: S/D. Mural de batalla entre indigenas y españoles.

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