La integración de Ecuador dentro del desarrollo andino.

Si bien las tierras ecuatorianas ofrecen condiciones óptimas para el desarrollo de una civilización compleja, la naturaleza misma limita estas posibilidades debido a la alta actividad volcánica experimentada en la región, tanto en el 1900 como en el 476 a.C., lo que impidió su integración completa en desarrollos culturales similares a los de los pueblos de la Costa Norte peruana. A pesar de ello, las costas poseían un recurso altamente valorado por los pueblos andinos como símbolo de alto estatus para la nobleza: las conchas de Spondylus o mullu. Por tanto, las sociedades costeras de la bahía de Guayas se dedicaron a explotar los bancos de moluscos en sus aguas, abasteciendo así la demanda del mercado andino y sirviendo como intermediarios con las sociedades de la Zona Intermedia de la vecina Colombia.

Los arqueólogos han designado al periodo comprendido entre los siglos 500 a.C. y 500 d.C. como el de Desarrollo Regional, durante el cual el legado de la cultura Chorrera se expandió en nueve culturas que abarcaron toda la costa ecuatoriana. Estas culturas se caracterizaron por basar su subsistencia en la agricultura y la pesca, así como por la formación de asentamientos más estables y la especialización en la producción cerámica y el comercio marítimo de cabotaje a larga distancia.

De las culturas más importantes de este periodo, destacamos el caso de Tumaco-La Tolita, localizada en la zona fronteriza del suroeste colombiano y la provincia ecuatoriana de Esmeraldas. Aquí, se agruparon en sociedades caciquiles que desarrollaron una importante cultura alfarera y metalúrgica. Sus dirigentes llegaron a construir algunos montículos ceremoniales de tierra, como el centro ceremonial en la isla de La Tolita, que existió desde el 350 a.C. al 400 d.C.

Más al sur, desde la provincia de Manabí hasta la península de Santa Elena, encontramos la cultura Guangala, desarrollada entre los años 500 a.C. al 500 d.C. Esta cultura es considerada la heredera de la cultura Chorrera, que recibió su legado de Valdivia. La cultura Guangala llevó la expresión alfarera a un nivel más complejo al conferirle a sus esculturas una mayor naturalidad de formas, sin perder la originalidad al mantener cierto nivel de abstracción.

Sin embargo, una de las culturas que presentó una mayor complejidad tanto por su creatividad como por su calidad fue la cultura Jama-Coaque, asentada al norte de la actual provincia de Manabí. Sus esculturas reflejan manifestaciones culturales como su vestimenta o los seres mitológicos que formaban parte de su visión cosmogónica.

La arqueología ecuatoriana ha establecido un periodo final para el desarrollo de las sociedades indígenas, denominado Integración Regional, que abarca los años 500 al 1500 y concluye con la invasión y conquista inca. Durante este tiempo, los cacicazgos se fortalecieron gracias a su papel como exportadores del mullu tanto hacia los estados andinos como hacia los pueblos de la Zona Intermedia.

Esto dio lugar a la aparición de los primeros estados ecuatorianos. La clase gobernante, al tener una posición sólida en el comercio, consolidó su poder sobre su pueblo y mejoró las técnicas agrícolas para aumentar la producción y garantizar excedentes, permitiendo así que los súbditos se dedicaran a otras actividades. Este progreso se manifestó en el mejoramiento de las técnicas metalúrgicas y en el aumento de la producción textil, además del surgimiento de las primeras ciudades.

El desarrollo de estas culturas en la costa se extendió tierra adentro hacia la sierra, dando lugar al surgimiento de señoríos y reinos como los quitu, los cañari, los puruhá, entre otros. A lo largo de este milenio, estas culturas se integraron completamente a la dinámica cultural andina y construyeron grandes centros ceremoniales como Cochasquí.

Los pueblos costeños mantuvieron la batuta en el desarrollo del territorio ecuatoriano al unificarse en la cultura Manta-Huancavelica. Esta cultura construyó centros ceremoniales con montículos de tierra que funcionaban como edificios religiosos. Destacaban por la construcción de «tronos» de piedra con formas antropomorfas o de pumas en las cimas de los montículos, como en el sitio Cerro de Hojas-Jaboncillo.

La localización de tumbas dentro de los montículos, similares a las «tumbas de tiro» mesoamericanas, junto con la elaboración de tronos y estelas de piedra, evidencian la importancia de la élite en las sociedades manteñas. Estos líderes eran los rectores de las actividades económicas y los principales interlocutores con el mundo divino, lo que se reflejaba en su éxito en las redes comerciales regionales.

Recientemente, se ha investigado el sitio de Ligüiqui en la provincia de Manabí, donde se ha encontrado un gran basamento piramidal o «tola» de 500 m2. Aunque aún está en proceso de investigación, destaca la infraestructura dedicada a la explotación piscícola mediante la construcción de corrales en la costa para la cría de moluscos o pulpos.

El mar fue plenamente aprovechado por los pueblos costeños ecuatorianos, quienes utilizaron recursos como el Spondylus o caracoles de gran tamaño como los Strombus (usados como trompetas). Esto incentivó que se dedicaran a la vida comercial y mejoraran sus medios de transporte, desarrollando las tradicionales balsas manteñas con vela cuadra para comunicarse con socios importantes como los chimú o el reino comercial de Chincha en Perú.

Lo enigmático es la relación que mantuvieron con Mesoamérica, ya que las culturas costeñas tienen similitudes estilísticas con las culturas del Occidente de México o incluso de Centroamérica como la cultura Nicoya. Fuentes españolas mencionan que llegaba ocasionalmente una expedición marina al puerto de Zacatula en el actual estado de Guerrero, proveniente de tierras lejanas, para comerciar y quedarse una temporada.

Según las teorías de los investigadores, estos contactos entre los pueblos ecuatorianos y Mesoamérica eran ocasionales debido a la barrera de las corrientes marinas. El viaje de sur a norte era más fácil, pero en sentido contrario tenían que esperar de 5 a 6 meses para regresar. Estas expediciones se relacionan con periodos en los que no había Spondylus en la costa ecuatoriana, por lo que los comerciantes iban a sitios tan lejanos como Mesoamérica para conseguirlo.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Daniel Schávelzon. Arqueología y arquitectura el Ecuador prehispánico.

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Imagen:

  • Izquierda: Vasija con figura de chaman transformandose en felino, cultura La Tolita, periodo Desarrollo Regional.
  • Centro: Escultura de personaje de la elite, cultura Jama-Coaque, periodo Desarrollo Regional.
  • Derecha: Silla en U, Cerro de Hojas, cultura Manta-Huancavelica, periodo Integracion Regional

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