A diferencia de las pocas referencias que tenemos del periodo revolucionario de Veracruz, al ser la puerta de entrada de México con el mundo la convirtió en el receptáculo de nuevas ideas que fueron cuestionando el viejo orden porfiriano, por lo que el puerto sería un punto de referencia para los primeros movimientos con referencia obrera como los socialistas y sobre todo los anarquistas. El desarrollo industrial que llevaba el estado por su posición estrategia hizo posible que nacieran las primeras asociaciones obreras, como sucedió con el estallido de la huelga de la fábrica de Rio Blanco que fue duramente reprimida por el gobierno a inicios de 1907, convirtiéndose en uno de los puntos de inflexión junto con la de Cananea para que el sector obrero empezase a integrarse en la lucha política contra el régimen porfirista. Con el estallido de la revolución, el puerto sería uno de los lugares donde se conforman las primeras organizaciones anarcosindicalistas, esto hizo posible que organizaciones capitalinas como la Casa del Obrero Mundial fundasen la Confederación de Sindicatos Obreros de la República Mexicana en 1912 como el conglomerado que servía para defender a los numerosos sindicatos y asociaciones de trabajadores para formar un frente unido que luchase por sus derechos.
Fue tal la importancia del contexto veracruzano que sería el punto articulador que generaría los primeros liderazgos obrero agraristas que posteriormente importarían la visión radical hacia el sureste, como fue el caso de Adalberto Tejeda en el mismo Veracruz, Felipe Carrillo Puerto hacia Yucatán, Tomas Garrido Canabal en Tabasco y Emilio Portes Gil en Tamaulipas. La decisión de afiliarse al bando constitucionalista le aseguraría su sobrevivencia en el orden revolucionario y le permitiría incluso participar en la conformación del mismo, siendo su precio a pagar la conformación de los batallones rojos quienes combatieron a los constitucionalistas y sirvieron de apoyo a Álvaro Obregón, con quien formarían una sólida alianza. El triunfo internacional del movimiento manifestado con el derrocamiento del zar en Rusia dio alas a los anarcosindicalistas mexicanos de que era posible establecer un gobierno donde la clase obrera obtuviese el control, dando la oportunidad de ir formando organizaciones sindicalistas con una gran participación política como la Antorcha Libertaria con los liderazgos de Herón Proal, José Ma. Caracas, Manuel Almanza y Úrsulo Galván.
Uno de los primeros triunfos políticos fue el apoyo dado a la candidatura del carrancista Cándido Aguilar en 1915, donde Galván y Almanza hicieron proselitismo a su favor realizando su labor entre los campesinos de Huatusco, donde Almanza tenía un mayor peso tanto por sus méritos en la lucha revolucionaria como por el liderazgo que lo llevo a mantener una participación activa en la Confederación de Sindicatos al fungir como secretario general del Sindicato de Carpinteros, además de mantener influencia sobre las asociaciones de Soledad de Doblado, Medellín y Santa Fe. Las condiciones estaban dadas para el éxito de las asociaciones sindicales, el intenso crecimiento de la producción de industrias como el café, el petróleo y demás haciendas y fincas dejaron muy debilitados al campesinado quienes no tenían las formas de poder hacer frente a los grandes y medianos empresarios, terminándose con el triunfo de la revolución donde se les garantizo el derecho de formar sindicatos y durante parte de los diez y en la década de los veinte serian años de intensas disputas contra la oligarquía local.
En el puerto veracruzano los trabajadores también enfrentaban serios problemas para poder tener las condiciones óptimas para sus labores, pero llegaría a extenderse el problema al sector inmobiliario donde los obreros, marineros e incluso las prostitutas empezaron a inconformarse por las altas rentas que tenían que pagar y rebasaban los pocos ingresos que obtenían. El conflicto estalla en el año de 1922 de la mano de Herón Proal implementando un boicot contra los propietarios y comerciantes por los altos costos de vida, llegando a durar la huelga cerca de seis meses donde se le conoció al puerto como la “ciudad roja”, recurriendo tanto al ataque contra los comercios del puerto y los federales e implementando modelos de autogestión de los vecindarios, recibiendo el apoyo del alcalde Rafael García quien pertenecía al movimiento anarcosindicalista. El impacto de la lucha tomaría un rumbo regional al formar parte de la lucha de poder entre el gobernador Adalberto Tejeda contra el jefe de la zona militar, Guadalupe Sánchez, recibiendo incluso el apoyo del gobernador de Yucatán Felipe Carrillo Puerto.
El movimiento inquilinario empieza a declinar al aumentar la represión de los federales, llevando al arresto de Proal en los primeros días de julio, desapareciendo con ello la beligerancia del movimiento, pero esto no significo el fin tanto por la entrada en el relevo de Almanza y Galván como por el cabildeo realizado por Tejeda desde el gobierno estatal contra los propietarios. La movilización del movimiento anarcosindicalista sirvió para consolidar el poder político de Adalberto Tejeda para su mandato, ayudando con ello a ir fortaleciendo las redes de influencia de Plutarco Elías Calles y lograron minar la influencia de los finqueros y terratenientes quienes le habían dado su apoyo a Guadalupe Sánchez para defender sus intereses, con ello el anarcosindicalismo sería un sector político de peso en el contexto veracruzano y tendrían tanto en Manuel Almanza como en Úrsulo Galván las voces para defender los derechos tanto de los obreros como los campesinos y su tierras.
Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.
Federico Flores Pérez.
Bibliografía: Víctor Hugo Valencia. La rebelión de los anarquistas. El movimiento inquilinario en Veracruz, 1922, de la revista Relatos e Historias en México no. 48.
Imagen: Anónimo. Proal en la Colonia Comunista, Veracruz, 1922.