La “desfanatización” del Tabasco garridista.

La década de los 20 represento para el país una época de alta polarización debido a la lucha de fuerzas mantenida entre el gobierno del Maximato contra la Iglesia, mientras esta mantenía su gran apoyo popular en el Occidente, el sureste fue la región perfecta para implementar el programa jacobino del proyecto revolucionario, teniendo a Tomas Garrido Canabal como el adalid de la lucha para implementarlo en Tabasco. Sus acciones para minar la de por si débil iglesia tabasqueña consistió en una serie de campañas donde se atacaba a la institución para alejar al pueblo del dogmatismo religioso, por lo que se fueron formando asociaciones y clubes anticlericales como la Liga de Maestros Ateos, quienes iniciaron eventos culturales en los llamados “sábados y domingos rojos” en las plazas públicas, escuelas y teatros que consistían ya sea de veladas literarias-musicales o los más radicales consistentes en discursos y quema de santos.

Esta propaganda cultural intentaba en todas las formas posibles creando contenidos de fácil arraigo, como la composición y adaptación de canciones con mensajes para incentivar el socialismo, el ataque a la iglesia y la guerra contra el alcohol, afiches bien elaborados que usaban colores chillones e incluso recurrieron al teatro, paradójicamente usando las mismas técnicas que siglos atrás usaron los evangelizadores. Pero sin duda las acciones que fueron las mas estridentes y efectivas en su mensaje fueron los ataques a las iglesias, donde uso a su cuerpo paramilitar “los Camisas Rojas” para saquear y robarse los santos e imágenes religiosas para organizar sus quemas públicas o destrozarlas, llegando a los extremos con la destrucción de las mismas como paso con la catedral de Tabasco o la iglesia de San Carlos Macuspana, entre otras más. En el estado se logró hacer las acciones que el gobierno no tenía la libertad de hacer en el país o en la misma capital, como sucedió en 1931 donde a pesar de las protestas del PNR se logra reabrir el santuario del Tepeyac para celebrar el cuarto centenario de las apariciones, evento que tuvo una alta participación y como respuesta Garrido Canabal organiza una quema de imágenes en Jalpa.

Otra estrategia fue la resignificación de las fiestas patronales y sus fiestas para otorgarles un mensaje más laico con referencias al mundo campesino, surgiendo las ferias de la naranja o de la yuca, por ejemplo, lo que provocaría una serie de pleitos con los pueblos al atacar sus costumbres ancestrales. Pero una de las medidas más extremas al que el gobierno garridista llego fue la sustitución de la Semana Santa por la fiesta consagrada a Baco, la cual resulta paradójica por representar todo lo contrario a las celebraciones del dios grecorromano al proponerlo como un festejo para incentivar el trabajo y el mejoramiento de su manufactura, sirviendo de contrapunto de las ceremonias “lúgubres y sombrías” de la iglesia para cambiarla por la algarabía de los bailes y de los oradores. Los nuevos medios de comunicación sirvieron para acrecentar la lucha propagandística, siendo apoyado por el gobierno con la radio prohibiendo la emisión de sermones para poner el programa “La Hora Anticlerical”, además de darle a Garrido Canabal el respaldo con material fílmico para dejar testimonio de todas sus acciones.

La campaña no desestimo en el uso de la burla y la sátira como medio de ataque al clero, como ocurrió con un anuncio de la llegada del obispo a Villahermosa, lo que despertó la incredulidad de los habitantes de la capital y se empieza a preparar la balaustrada y una fiesta para recibirlo, llevándose tremenda sorpresa con la llegada de un semental de nombre “Obispo” y que serviría de comidilla para atacar a la jerarquía católica, mientras los críticos conservadores reprobaron el acto. Es así que los garridistas adoptaron la costumbre de nombrar animales con los cargos de la jerarquía católica y daban noticias de sus acciones para incrementar la sorna, además de ser replicados por los diarios capitalinos de quienes se dice fueron los autores de la idea y se la dieron a los tabasqueños para su implementación.

Esta campaña de ataque tuvo su repercusión en los demás estados del sureste que eran controlados por los gobiernos radicales del PNR, como el caso del Veracruz de Adalberto Tejeda quien manda a quemar en Xalapa la imagen de Santa Teodora Mártir la cual se supone contenía las reliquias de la santa, aunque en otras ocasiones si despertó la ira popular como el caso de Mérida donde en una obra de teatro en la Casa del Pueblo destruye un Cristo y provoca el tumulto de los asistentes, o en Comitán, Chiapas, donde los chamulas atacan a unos brigadistas que pretendían quemar santos. En Oaxaca se pretendió tanto despedir a los maestros con una clara filiación religiosa o la supresión de las pilas bautismales argumentando ser focos de infección, también en Ciudad del Carmen el presidente municipal prohíbe la celebración de cultos en la Ermita de Santa Cruz para convertirla en escuela.

En cambio, en el Occidente al estar muy fresco el movimiento cristero no dejaron que las ideas anticlericales se implementaran o las dejaron sin efecto, al contar con el apoyo de la Liga de Defensa de la Libertad Religiosa que tenía una amplia presencia o la protección de caudillos tan poderosos como el caso de Saturnino Cedillo en San Luis Potosí. El gobierno tenía la clara intención de acabar con la iglesia y claramente empieza a restringir el número de sacerdotes con permiso para predicar, provocando que para los años de 1935 y 1936 en 17 estados la cantidad llegara a cero, concentrándose en los estados de Jalisco, Guanajuato, San Luis Potosí y Ciudad de México, asi como la confiscación de 500 edificios eclesiásticos que fueron profanados para asignarlos a otras funciones. Para sorpresa de muchos, las cosas cambian radicalmente con la llegada de Lázaro Cárdenas a finales de 1934, ya que mientras estaba en el círculo cercano de Plutarco Elías Calles llega a elogiar el trabajo de Garrido Canabal y proceso contra el fanatismo, llegándolo a nombrar secretario de Agricultura llevándose consigo a sus “Camisas Rojas”, pero los desmanes que crearon hicieron que Cárdenas lo reprendiera para que se maneje sobre la ley y a mediados de 1935 se deshace del gabinete bajo la protección de Calles en su guerra contra el Jefe Máximo, por lo que se acerca a la Iglesia para conciliar y asegurar la paz.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura

Federico Flores Pérez

Bibliografía: Carlos Martínez Assad. El laboratorio de la Revolución. El Tabasco garridista.

Imagen: Anónimo. Preparación de una hoguera para quemar santos en una plaza pública de Tabasco. 1933

Deja un comentario