Porfirio Díaz y su contradictoria relación con la inversión extranjera.

Durante el mandato de Porfirio Díaz, una de sus principales características fue el aumento de la participación del capital privado en el país, fundamentalmente siendo respaldado por las inversiones tanto de Estados Unidos como de las naciones europeas quienes eran los principales financiadores de empresas y de los proyectos de infraestructura para incrementar la entrada del progreso. Pero su apoyo incondicional que le dio a los empresarios en general contra los intereses del provocaría las condiciones que terminaran con el estallido de la revolución, no por nada fue popular la expresión “México: madre de los extranjeros y madrastra de los mexicanos” por esta clara preferencia de darles cualquier clase de facilidad para hacer sus negocios, muchas veces violando el orden de las leyes y de las comunidades para lograr sus objetivos.

Esta actitud de aparente subordinación contrasta con las acciones del régimen donde se eleva el nivel del nacionalismo con el fortalecimiento de muchas de las figuras arquetípicas de la historia y fomentando el espíritu contra cualquiera de las naciones invasoras valiéndose de su condición de veterano de la Intervención francesa, tratando de dar una imagen donde en las acciones el país se manejaba con plena independencia y moviéndose según sus intereses. Lo mismo podríamos apreciar la negativa de pagar una compensación simbólica a las naciones acreedoras de los compromisos de mediados de siglo XIX y que provocaría el retraso del reconocimiento de Gran Bretaña y le impidió acceder a créditos necesarios para reactivar la economía, pero una de las relaciones más contradictorias la vemos con la relación con Estados Unidos, dejando por un lado su afianzamiento como el principal socio comercial y por el otro mantenía el discurso antiyanqui más vivo que nunca, sobre todo después de haber echado a los españoles del Caribe en 1898.

La misma política exterior representaba esta suma contradicción entre el dilema nacionalista y la necesidad de traer la inversión extranjera sin perder soberanía, lo mismo intentaban fortalecer el despunte industrial de la frontera norte y por el otro intentaba formar un frente antiimperialista con otros regímenes latinoamericanos como el de Cipriano Castro de Venezuela y el de José S. Zelaya en Nicaragua. La explicación y el origen de esta relación se vivió en sus primeros años de gobierno con el pleito que mantuvo contra los presidentes estadounidenses Ulises S. Grant y su sucesor Rutherford B. Hayes, siendo ellos quienes intentaron imponer condiciones excusando el golpe contra Sebastián Lerdo de Tejada para reconocer su gobierno, tal fue la crisis que se llegaron a concentrar tropas de ambos países en la frontera a la espera de una posible invasión, y es ahí donde Díaz usa su basa la cual eran los empresarios ferrocarrileros e industriales estadounidenses quienes persuadieron a Hayes de hacer cualquier acción contra México ante la perdida de sus inversiones y el presidente estadounidense no le queda otra más que reconocer a Diaz en 1878.

La tendencia general que se tenía sobre la percepción nacional popular era la de un rechazo hacia todo lo que representase la presencia estadounidense, en cambio dentro del liberalismo había un sector donde se quería poner como un ejemplo a seguir si no es que de plano pedían su integración como pasaba con algunos miembros de la clase alta capitalina o los grandes potentados yucatecos. Buena parte de la tendencia oficialista era la de construir la identidad patria entorno al culto de la personalidad del presidente, como sucedió con Antonio López de Santa Anna quien por su participación en la “guerra de los pasteles” fue considerado como un héroe patrio y con el Tratado de la Mesilla fue tomado como un vendepatrias, o el propio Benito Juárez por su lucha contra la intervención francesa y el imperio de Maximiliano, pero la disputa sostenida contra el poder legislativo evito que fuese usado como arma retorica para fortalecer la presidencia. En cambio, Díaz quien tenía un gran manejo de la propaganda le sirvió para usar la tendencia antiyanqui junto con la victoria diplomática sostenía contra Hayes hizo que ante el pueblo fuese considerado un patriota con antecedentes en su lucha contra los franceses y del que no había duda de que los defendería frente a los extranjeros.

Para ello, tanto Porfirio Diaz como sus partidarios hicieron uso tanto de la obra pública, la prensa, las fiestas cívicas, el renombramiento de calles y los incipientes libros educativos para venderse como el protector del país y heredero de la voluntad de Benito Juárez, siendo fundamental su ensalzamiento como prócer y a su vez le sirvió para hacer las paces con la facción juarista a la cual había combatido tanto en la rebelión de La Noria y en la de Tuxtepec. A partir de esta victoria que tuvo como resultado el reconocimiento de EU, tanto Díaz como su sucesor y compadre Manuel Gonzales tuvieron como conclusión la importancia de mantener de su lado a los empresarios extranjeros como método de defensa contra el gobierno estadounidense y las potencias europeas, por lo que empezaron a movilizar al poder legislativo para profundizar el proceso de liberalización de tenencia de la tierra y así colocarlos como dueños, solo así pudo lograr normalizar la relación con Gran Bretaña gracias a la ayuda de los empresarios británicos.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Jürgen Buchenau. Inversión extranjera y nacionalismo: lo paradójico de la política internacional de Porfirio Diaz, de la revista Dimensión Antropológica vol. 6

Imagen: Jose Guadalupe Posadas. Homenaje a Hidalgo, 3 de enero de 1910.

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