El desarrollo y caída de Tiwanaku.

Como el resto de los pueblos andinos, los tiwanacotas también fueron expertos en metalurgia, manejando hábilmente el oro, la plata, el cobre y sus aleaciones con otros metales. Desarrollaron verdadero bronce mezclando cobre con arsénico. También era común la fabricación de placas de estaño, y se tienen evidencias del uso de «grapas» para sujetar los bloques de piedra en las construcciones.

En la distribución de los asentamientos tiwanacotas, se observa una separación clasista entre las élites político-religiosas y el resto del pueblo. Las élites conformaban un núcleo alrededor del centro ceremonial, viviendo junto a los principales edificios religiosos. Incluso llegaban a crear fosas para acentuar esta división. Mientras tanto, el resto de la población, compuesta por campesinos, pastores y artesanos, vivía en los alrededores.

Estas diferencias también se perciben en los rastros arqueobotánicos de los sitios. Los sitios de las élites tenían un mayor acceso a una variedad más amplia de alimentos. La quinua, una planta similar al amaranto, tenía una mayor presencia en todos los estratos, mientras que el maíz era un alimento de importación al no poder cultivarse adecuadamente en la región. Sin embargo, esto no lo convertía en un alimento exclusivo para las élites.

Una de las evidencias de la compleja vida de las élites la encontramos en los hallazgos realizados en torno al complejo ceremonial de la pirámide Akapana de Tiwanaku. Sus conjuntos habitacionales estaban destinados al personal religioso que atendía los deberes del edificio, como la realización de constantes ceremonias. Por lo tanto, hay una presencia constante de sahumerios y algunos entierros rituales de niños, adultos, fetos y algunos camélidos.

Mientras tanto, en el barrio de Putuni, se encargaban de la realización de entierros más complejos que incluían ofrendas más suntuosas, como adornos de turquesa, vasijas lujosas y laminillas de oro. Se sabe que este barrio se dedicaba a la producción de cerámica de alto estatus, la cual era importante para las élites políticas para demostrar su posición en los eventos públicos.

Otro punto de la ciudad llamado Chiji Jawira alternaba su vida cotidiana entre las actividades domésticas, como la manufactura de cerámica fina, y la realización de rituales religiosos que incluían desde ceremonias familiares hasta rituales de propiciación de las lluvias. También sabemos que en el barrio de Lukurmata se elaboraban instrumentos musicales.

Todo el complejo entorno que llegó a conformar Tiwanaku llegaría a su fin entre los siglos XI y XII. Según los registros obtenidos de los glaciares, hubo un cambio climático en el que las lluvias disminuyeron y los períodos de sequía fueron mayores. Esto fue una señal de la decadencia de la élite tiwanakota, y como resultado, la estructura productiva, como las grandes extensiones de campos elevados, comenzaron a desaparecer.

Estos cambios variaron según la región, como sucedió con la colonia de Moquegua, donde fue más desastroso debido a que el asentamiento dependía únicamente de la temporada de lluvias y de las fuentes de agua de la región para regar sus sembradíos. Por lo tanto, fue una de las primeras ciudades en ser abandonadas.

Poco a poco, la población de la metrópoli se dispersó por el territorio para adoptar modelos de vida más modestos, como basar su subsistencia en el pastoreo. Fue hasta 300 años después cuando la región pudo recuperar su humedad habitual, lo que dio lugar al surgimiento de 12 «Reinos Altiplánicos» que se distribuyeron en la cuenca del Titicaca.

Estos problemas no solo ocurrieron en el entorno de Tiwanaku, ya que a partir del 900 d.C., en el mundo andino fue común el aumento de los períodos de sequía en diferentes regiones. Esto provocó el abandono de las regiones secas que dependían de complejas obras hidráulicas para mantener el abasto de agua, y las poblaciones tuvieron que desplazarse a zonas templadas ubicadas a altitudes que van desde los 3,500 msnm hasta los 4,000 msnm.

Como consecuencia de estos cambios, los grandes estados desaparecieron para dar lugar a entidades políticas más compactas. Estas entidades fueron más complejas en las costas, mientras que en la sierra tendieron a formar asentamientos más sencillos. A este período se le conoce como Periodo Intermedio Tardío, que abarca del 900 al 1300 d.C., caracterizándose tanto por la simplificación de las sociedades serranas, que adoptaron un modelo de vida aldeano, como por el aumento de la parafernalia en las sociedades costeñas en torno a los centros ceremoniales, lo que produjo una diversificación cultural.

Las sociedades costeras tuvieron una mayor facilidad para afrontar los cambios en los ciclos de agua en la región. Esto se debió a que la pesca marina y las fuentes de agua locales ofrecieron un medio de abasto permanente para alimentar a grandes poblaciones. Además, se mantuvieron las redes de intercambio de productos suntuarios, que se fueron ampliando hacia regiones marginales como Ecuador y posiblemente Colombia, así como a regiones internas de Bolivia.

Por otro lado, los estados serranos tuvieron que depender de las redes de intercambio para seguir manteniendo el abasto de productos de los diferentes pisos ecológicos. Esto fue evidente en los Reinos Altiplánicos, donde algunos productos tropicales, como la coca, el chile y el algodón, salieron de su alcance.

A pesar de ello, el desarrollo tecnológico continuó gracias al legado de Wari-Tiwanaku. Destacó el reino de Chanchan debido a su posición en la costa y su capacidad para aumentar su rango comercial hasta la cuenca del Titicaca. Además, las sociedades serranas desarrollaron tecnologías hidrológicas, como canales de riego intervalares y los llamados «muros de condensación», que permitían una mayor captación y almacenamiento del agua para tiempos difíciles.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Julián I. Santillán. Economía prehispánica en el área andina (Periodo Intermedio Temprano, Horizonte Medio y Periodo Intermedio Tardío), del libro Historia económica del Perú.

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Imagen: Templo Kalasasaya, Tiwanaku, Bolivia, periodo Intermedio. Fuente: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/investigacion-arroja-nueva-luz-sobre-civilizacion-preincaica-tiwanaku_17303

CUÉNTAME A VENEZUELA Capitulo 1. Parte 1.


EL PRIMER PERSONAJE

Hace 20.000 años, el territorio de lo que es hoy Venezuela tenía más
bosques, más selvas, más ríos, más animales salvajes de los que hay hoy en día, pero no había hombres. El hombre aparece en América tardíamente, hace no más de 20.000 años, cuando en
África, en Asia y en Europa se señala su presencia hace centenares de millares de años, y aun millones. Llegó muy posiblemente de Asia por lo que era entonces el istmo de Behring, y fue bajando y poblando el territorio americano en un proceso lento y continuo de miles de años. Tal vez algunos vinieron navegando por el Pacífico, pero de esto no sabemos mucho.

A Venezuela debió llegar apenas entre hace 8.000 y 15.000 años, y por tres vías, una parte viene
del Este, otra por el Sur, por lo que hoy es el Brasil, y otra por las Antillas. Esta población indígena es dispersa, poco numerosa, va ocupando el territorio en un proceso muy largo; tienen distintas lenguas, distintas religiones distintas culturas; algunos son meros recolectores y cazadores, apenas y elementalmente pescadores, otros comienzan a tener una agricultura que a veces llega a ser avanzada, como en la región de los Andes, y hay otro tercer grupo muy guerrero, navegante, agresivo, que es el de los Caribes. Esto es lo que constituye la base de esa población indígena venezolana para fines del siglo XV. s entonces cuando va a aparecer el segundo personaje de nuestra Historia. Cuando la Historia
comienza.

Pero en esta etapa de Prehistoria, lo que tenemos es la población indígena con distintas culturas, dispersa en lo que hoy es el territorio del país, con distintas creencias, diferentes lenguajes y niveles culturales, con poco contacto entre sí, viviendo aisladamente en sus tribus, en sus rancherías. De ellos nos ha quedado una herencia varia que está viva en palabras, muchos de
los nombres que hoy empleamos vienen de los indios. También están presentes en nuestra alimentación el casabe, la arepa, el ají, y en la vida social el conuco, el rancho nos viene como legado de la población indígena. Los indígenas nos legaron culturalmente muchas cosas y fueron, sin duda, el primer personaje que aparece en el territorio de lo que llegó más tarde, a través del proceso histórico, a ser Venezuela. Es, por lo tanto, el indio americano ese personaje
que se mantiene con una evolución muy lenta, con sus cerámicas, sus creencias, su estilo de vida, hasta el momento en que amanece la Historia, que para Venezuela comienza tardíamente, ya en el siglo XVI.

EL SEGUNDO PERSONAJE

A mediados de 1498, tres veleros se acercan a la Isla de Trinidad. Aquí comienza nuestra Historia, y termina la Prehistoria. En esos tres veleros vienen Cristóbal Colón y un grupo de españoles que le acompañan en su tercer viaje a América. Estos hombres representan la mentalidad caracterizada y distinta del segundo personaje de nuestra Historia. Durante miles de años no tuvimos sino el indio americano, ahora aparece el europeo en la figura de Colón y de sus compañeros. ¿Quiénes eran ellos? Unos españoles del siglo XV, unos hombres imbuidos de una idea religiosa profunda, que venían de una herencia de lucha contra los infieles, con un gran
propósito de unidad y de predominio de la fe católica como la misión fundamental del hombre. Traían una herencia grecolatina, una herencia cristiana, una militancia de afirmación de la fe, y acababan de encontrar un mundo desconocido. Nunca habían visto un indio, nunca habían estado en contacto con una tierra semejante a América, de modo que fue un encuentro total y nuevo que abrió unas perspectivas extraordinarias de ajuste, de choque, de encontronazo
violento que es el comienzo de nuestra Historia.

¿Qué venía buscando Colón?
Descendiendo un poco más debajo de la ruta que le había llevado a las Antillas,
venia buscando topar con una masa continental. No sabía que se trataba de un
Continente nuevo, él seguía pensando en ese momento que había llegado a las
costas de Asia. Al llegar frente a Trinidad, entra en lo que llamamos hoy el
Golfo de Paria, y en este acto hace el descubrimiento de lo que hoy es el territorio de Venezuela. Penetra en el Golfo, recorre sus costas, hace un reconocimiento muy superficial y rápido, pero advierte ciertas cosas muy importantes. La primera que advierte es la presencia de una gran cantidad de agua dulce. Piensa que debe provenir de un gran río, y si hay un gran río es prueba de que hay una masa de territorio muy grande que lo produce y, por lo tanto, sospecha que está
frente a una masa continental. Pero como tiene la cabeza llena de ideas místicas y proféticas, cree que ha llegado no solamente a Asia, sino a las cercanías de donde se encuentra el Paraíso Terrenal. Hasta entonces había encontrado islas, y lo primero que piensa es que ésta es una isla, y la llama Isla de Gracia. Pero luego sospecha que está frente a una masa continental, y
que aquella agua dulce proviene de uno de los ríos que salen del Paraíso.

Esta es la primera visión de un europeo de lo que es hoy Venezuela, el primer contacto con los
indios que poblaban ese territorio en la parte oriental.

Colón tarda muy poco. De allí pasa rápidamente a través del Golfo de Paria, sale frente a Margarita y regresa hacia Santo Domingo. Ese es el primer contacto en que aparecen estos dos
personajes que van a ser tan fundamentales en el desarrollo de nuestro proceso histórico.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura

FUENTE: USLAR PIETRI Arturo. “Cuéntame a Venezuela”. Editorial Lisbona, S.
A. Caracas,
Venezuela, 1981.
REVISIÓN Y RECOPILACIÓN: Rubén Alvarado. 2023.

Imagen:

  • Izquierda: S/D. Cristobal Colon llegando a America, siglo XIX.
  • Derecha: Figura sentada en un taburete. 1000 al 1500 d.C.

La decadencia del Cañón del Chaco.

En Oasisamérica, del 1130 al 1150 se empezarían a dar duros cambios que desestabilizarían la región, el aumento de los periodos de sequía afectaron el ritmo de vida de los pueblos agricultores como paso con el Cañón del Chaco, siendo a partir de esos años cuando se detiene la actividad constructiva de las “casas grandes”, mientras las riberas del rio Virgin, el Gran Cañón y las planicies del altiplano occidental del Colorado empiezan a ser abandonados al no poder sostener sus cultivos. Esto provocaría que sus pobladores migrasen a la Cuenca del rio San Juan donde se localiza el Cañón del Chaco y pronto esta sobrepoblación se convertiría en un problema al sobrepasar la capacidad del sistema para poder darles lo necesario para los recién llegados, provocando el colapso del sistema y provocaron que los chacoanos se viesen obligados a buscar refugio en otros lugares donde tuviesen mejores condiciones agrícolas.

Seria desde el 1200 cuando una parte de ellos deciden dirigirse a la región de Mesa Verde, en el actual suroeste del estado de Colorado, a partir de ahí aprovecharían las grandes redes de cañones y cuevas para empezar a construir las casas-acantilado como fue el caso del Cañón Chelly, Tsegi, Kiet Siel y Betatakin hacia el actual estado de Arizona. A diferencia de las “casas grandes” del Cañón del Chaco que tenían una ocupación de tipo civil sin una población fija, estos nuevos asentamientos se caracterizaron por tener una alta densidad demográfica, además que en este periodo conocido como “Casas Grandes” del 1250 al 1300 se caracteriza por la ausencia de las kivas dentro de los conjuntos habitacionales, posiblemente se trate de un periodo de reacomodo poblacional donde lo religioso pasaba por alto, ya que posteriormente a estos años ya volvemos a encontrar a las kivas dentro de los pueblos..

Otra de las regiones a donde fueron a parar los chacoanos fueron las montañas Zuñi y Mogollon, el actual territorio tradicional de los indios-pueblo en Nuevo Mexico, quienes inicialmente siguieron el patron de ocupar las cuevas para construir las casas-acantilado y asegurar su seguridad, como sucedió con el sitio de Cañón Manuelito. Una de las muestras evidentes de esta crisis regional lo tenemos con el freno de las redes de intercambio en los siglos XII y XIII, solo se conserva el intercambio de conchas con los pueblos del Mar de Cortes, pero esta se llevó a cabo mediante intercambios de pueblo en pueblo, mientras lo que si resulto afectado fue el comercio de la turquesa por las sonajas de cobre o las guacamayas, por lo que en sitios como en Mesa Verde no se han encontrado la presencia de estos productos foráneos. Ante las nuevas condiciones tan inestables de las lluvias, los agricultores tuvieron que mantener un sistema nómada donde cultivaban determinados terrenos a lo largo de los años, ya que debido a las condiciones de los cañones no era posible emprender obras de irrigación y se tenían que atener a los periodos de lluvia que había en cada año.

Las condiciones pluviales no mejoraron como para poder sostener a una gran población agrícola capaz de replicar a asentamientos como el Cañón del Chaco, por lo que a partir del 1300 estas casas-acantilado empiezan a ser abandonadas como el caso de Mesa Verde, de la cual no hay acuerdo sobre las razones reales de su caída y los investigadores solo se han quedado en el nivel teórico sin que ninguna de estas pueda dar una respuesta satisfactoria. Se estima que la cantidad de personas que dejaron el altiplano del Colorado fueron cerca de 5,000 a 10,000 personas que no supieron que hacer ante patrones tan caóticos de la lluvia en la región, esta solo se llegó a estabilizar hasta 550 años después, por lo que tuvieron que hacer valer las redes de relaciones que habían afianzado durante los años de esplendor del Cañón del Chaco para poder encontrar un hogar. Gracias a la cerámica encontramos los patrones migratorios de estos pueblos, sabemos que los pobladores de Mesa Verde se asientan en Chama (norte de Nuevo México) y las riberas del rio Grande, mientras los habitantes del Cañón Chelly se dirigieron a las Montañas Mogollón, pero estas redes de ayuda tampoco llegaron a servir porque también ellos resultaron afectados, por lo que en muchas ruinas encontramos evidencias de violencia e incendios como señales de un aumento de la belicosidad ante la inestabilidad regional.

Tanto los chacoanos como sus vecinos sureños Hohokam se vieron presionados al no poder dar con una solución para sostener los pueblos, pero encontraron que las condiciones del sur y oeste de la actual Nuevo México, así como la cadena montañosa de la Sierra Madre Occidental de Chihuahua y Sonora no habían resultado afectados por este cambio climático y emprenden el viaje a estas regiones. Los pueblos de las montañas Mogollón se habían caracterizado por la simpleza de su modo de vida, vivían principalmente de la caza de borregos cimarrón, venados y conejos, pero complementado con la dieta ofrecida por el cultivo de maíz (los ejemplos más tempranos de maíz en Oasisamérica provienen de esta región) haciendo represas para obtener agua o terracear los cerros para aprovechar la irrigación de las lluvias, pero en el patrón de asentamientos se habían quedado en el nivel de las casas-foso las cuales tenían sus servicios religiosos en grandes kivas aisladas, todo esto cambiaria dramáticamente gracias a la migración chacoana-hohokam que hicieron que los mogollón equiparasen su nivel cultural al de sus vecinos y con ello se empezase el nacimiento de las actuales sociedades de los indios-pueblo. 

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía:  Linda S. Cordell. De las aldeas primitivas a los grandes poblados en el Noroeste, del libro La Gran Chichimeca. El lugar de las rocas secas. 

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Imagen: Ruinas de las casas-acantilado de Mesa Verde, Colorado, EU, Posclasico Temprano. Fuente: https://www.durango.org/listing/mesa-verde-national-park/316/

Los ancestros de los “indios pueblo” en Nuevo México.

La región de Oasisamérica se caracteriza por presentar las condiciones ideales para el desarrollo de la vida agrícola al tener la cantidad suficientes de recursos, esto hizo que la influencia cultural mesoamericana llegase y se fusione con las culturas originarias. Dentro de esta región, uno de los lugares fundamentales para el desarrollo cultural sería el altiplano de Colorado, el cual ostenta una altitud de entre 1370 y 2600 msnm y alberga desde bosques de piñoneros y una orografía moldeada por las fuerzas de la naturaleza, actualmente alberga el centro del actual Nuevo Mexico al este, el sur de Utah y Colorado y al oeste por el sur de Nevada. Además de disponer de los recursos que podían recolectar de los bosques, tiene una gran cantidad de ríos como los ríos Puerco, Grande, Pecos, Little Colorado y sobre todo la cuenca de Galisteo, alojando grandes cañones donde los primeros pobladores se refugiarían y después usarían las grandes cuevas para construir las famosas casas-acantilado.

Todos estos factores hicieron posible la llegada de la agricultura basada en el maíz para complementar lo que podían sacar de la cacería y la recolección, los cultivos hicieron posible que estos ancestros de los “indios pueblo” conocidos como los mogollón pudieran expandirse a los territorios de las Grandes Planicies que resultaban propicios para sus cultivos y se daba cuando había un excedente de su cosecha. Un problema que tienen los ríos de la región es que son muy caudalosos, cargando una gran cantidad de limo y suelen desbordarse destruyendo todo a su paso, por lo que los agricultores tuvieron que prescindir de ellos para practicar el sistema de terrazas en los cerros, siendo abastecidos de agua aprovechando los pequeños arroyos o mediante el sistema de irrigación modificando los desniveles del terreno para recolectar agua. A diferencia de sus vecinos los Hohokam, los mogollón tuvieron en el consumo de carne un lugar importante en la dieta, ya sea con la captura de mamíferos pequeños como los conejos, liebres, tuzas y marmotas, o con animales mayores como los venados, berrendos, borregos cimarrones y desde el oriente les llegaban los bisontes, además de ser asiduos criadores de guajolotes.

Las primeras evidencias arqueológicas del desarrollo de pueblos sedentarios en la región se dieron entre los años 300 y 500 d.C. desarrollando primero la cerámica al aprovechar las arcillas ricas en hierro procedentes de las regiones aluviales, posteriormente encontrarían depósitos de arcilla gris de mejor calidad u que se convertiría en un sello característico de su cultura. Pero sería entre los años 550 y el 700 cuando vamos a encontrar una explosión de asentamientos a lo largo del altiplano de Colorado, siguiendo las casas formas circulares y con la particularidad de estar semienterradas para poder aguantar los embates del clima, siendo conocidas como casas-foso. No hay un consenso sobre el tamaño general de las comunidades debido a la gran variabilidad que encontramos, según las estimaciones debió de tener la región 16,000 habitantes hacia el año 600, destacándose la región del Cañón del Chaco la cual albergaba la aldea de Shabik’eschee con 18 casas y 48 fosas de almacenamiento, además de tener otros 163 asentamientos menores, algunos arqueólogos estiman que estas aldeas tenían un pequeña población permanente y durante ciertos periodos recibían la visita de otras tribus para aprovechar la recolección del arroz silvestre. 

Seria precisamente en la aldea de Shabik’eschee donde vamos a encontrar un elemento ritual fundamental en la vida religiosa de los indios-pueblo, la kiva, la cual se trata de una fosa de gran tamaño donde se llevaban a cabo desde las principales ceremonias del culto a los kachinas, los ritos de iniciación de los jóvenes o se tomaban las decisiones más importantes para la aldea. Para los años 750 y 850 se da un importante cambio cultural, se dejan de construir las casas-foso para pasar a las casas superficiales o jacales techados de zacate, distribuidas entorno a plazas las cuales podían albergar una kiva en el centro, como se demuestra en el sitio de Alkali Ridge en Utah donde encontramos 130 habitaciones superficiales, 16 casas foso y 2 kivas, pero aun en estos años buena parte de la población seguía teniendo un modo de vida seminómada ocupando estos lugares de forma estacional.

El periodo de esplendor de los pueblos sedentarios se daría entre los años 900 al 1150, cuando se alcanza su mayor expansión territorial llegando hasta el Gran Cañón en Colorado y la zona del rio Virgin al sur de Nevada, alcanzando su punto más septentrional en Mesa Verde al norte, aunque buena parte de las aldeas eran de tamaño pequeño y solo eran de labranza. Según los estudios realizados en el paleoclima o con el análisis de los anillos de árboles, este periodo fue especialmente benigno para la agricultura, por lo que pudo ser un tiempo de paz relativa donde los ataques disminuyeron, lo que dio lugar al desarrollo de grandes aglomeraciones de conocidos como las “casas grandes” en el Cañón del Chaco construyendo cerca de 14 de estos establecimientos y remodelándose muchas de las pequeñas aldeas y asentamientos de los alrededores, lo que pudo representar una mayor concentración del poder en una clase gobernante quienes pudieron llevar a cabo una gran actividad constructiva.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía:  Linda S. Cordell. De las aldeas primitivas a los grandes poblados en el Noroeste, del libro La Gran Chichimeca. El lugar de las rocas secas. 

Imagen: S/D. Reconstrucción de la «casa grande» de Pueblo Bonito, Cañón del Chaco, Nuevo México.

Las matemáticas en las sociedades primitivas y en América

El ser humano desde sus inicios ha tenido el interés por tener una mayor percepción de su entorno inmediato, todo con tal de asegurar la sobrevivencia de su grupo, siendo necesaria la abstracción de la cuantificación para poder controlar los víveres, tener noción del tiempo o el trabajo de cada uno de los miembros de la comunidad, teniendo constancia de tener las primeras referencias matemáticas datadas desde hace 40,000 años. La primera referencia de medición y de cálculo fueron los propios dedos de las manos y los pies lo que hizo que se tomara de referencia para el sistema primigenio de numeración un orden decimal o vigesimal según la cultura, así como se acentúan algunas diferencias en cuanto al inicio del conteo, algunos tomando en cuenta el inicio del conteo el meñique o el pulgar. De hace 37,000 años contamos con el primer vestigio de una posible cuenta lunar, registrada en un hueso de babuino con muescas agrupadas en grupos proveniente de Suazilandia, mismas evidencias que encontramos en otros hallazgos en Namibia y Chequia donde vemos agrupaciones que contabilizan ciclos de entre 25 y 30 días.

Desde Portugal hasta Siberia encontramos diferentes testimonios de como las primeras sociedades humanas ya tenían una noción de contabilizar ligado al seguimiento de los astros y principalmente vigilar las etapas de la Luna, encontrando como su ciclo se sincronizaba con las etapas reproductivas tanto de los animales de caza como de las mujeres, asociándose asi como sus atributos tanto su carácter femenino y su vinculación con la fertilidad, así como su relación con la vida y la muerte. Esta racionalización de su entorno permitió el nacimiento de los primeros sistemas de creencias al explicarse por medio de la equiparación con sus quehaceres cotidianos la forma en cómo funcionaba el mundo, junto con la forma en que los primeros chamanes daban la idea de controlar los fenómenos naturales para beneficiar a su comunidad, fortaleciendo así los liderazgos y los primeros sistemas de gobierno.     

Con esto en mente, hay que suponer que las primeras oleadas migratorias llegadas a América ya manejaban los primitivos sistemas numerarios basados en los elementos de su cuerpo, esto les permitió entablar las primeras relaciones con los demás pueblos que se iban separando conforme colonizaban el nuevo continente, a pesar de que muchos de ellos no llegaron al grado civilizatorio, esto no impidió que contaran con sistemas de numeración para poder ordenar tanto los intercambios comerciales, registros estadísticos y la astronomía. Un ejemplo lo vemos con los pomos de California quienes contaban con grandes sartas de rondanas de conchas llamadas wampum las cuales usaban como moneda, así como tenían un rudimentario calendario lunar y un sistema de registro de cantidades basado en varas de diferentes tamaños y nudos.

Un sistema más complejo lo en los Andes, de quienes sabemos por los incas usaban un sistema basado en los nudos de un sistema de cordeles llamado quipu, de donde podían hacer registros poblacionales, de tributo, inventarios, entre otros, trabajo a cargo de un funcionario llamado quipucamayoc. Lamentablemente, no sabemos de su uso debido a que las fuentes coloniales no describieron como hacían sus cálculos, quedándonos solo las referencias visuales como la del libro “Primera nueva crónica y buen gobierno” de Felipe Guamán Poma de los primeros años del siglo XVII, donde retrato al curaca Condor Chava con su quipu y una tabla con puntos a manera de numerales posiblemente usadas para el cálculo. Lo único con que se cuenta es con los quipus que sobrevivieron que son cerca de 550, donde podemos analizar los diferentes simbolismos otorgados a los nudos como su número, la forma o el color del cordel, los investigadores han encontrado un patrón de cordeles que van de 3 al 2000 en cada quipu, además se tiene el reto de descifrar el sistema iconográfico tocapu presente tanto en tejidos como en la cerámica.

En el caso mesoamericano tenemos el problema que gran parte de los registros matemáticos no se hicieron en materiales que aguantasen el paso del tiempo, no se duda de su existencia debido a la persistencia de elementos civilizatorios que podemos ver en los centros ceremoniales, en las orientaciones astronómicas de los edificios y en un amplio registro rupestre que falta por descifrar. De quienes si contamos con una rica gama de registros en con los pueblos del sureste, tradición iniciada con los olmecas quienes hicieron los primeros registros numéricos asociados en algunas estelas, esto fue heredado o desarrollado a la par por los mayas quienes dejaron plasmado su sistemas de cálculo para mantener la observación de los ciclos del Sol, la Luna y Venus, todo compaginado con los sistemas calendáricos solar y lunar los cuales además daban cierto margen para indicar las influencias de los espíritus en determinadas fechas.

Estos registros no solo eran hechos por los mayas, los registros de los zapotecas de Monte Alban y de los antecesores de la cultura mixteca nos indican que ellos también usaban este sistema de numeración decimal para realizar sus cálculos. No sabemos que pudo haber sucedido, pero hacia el siglo IX se dio una reunión de astrónomos en la ciudad de Xochicalco donde por el registro en los bajorrelieves de la Pirámide de la Serpiente Emplumada nos señala un cambio del sistema de numeración maya por uno más sencillo basado en puntos, el cual fue tomado por las sociedades del Posclásico con excepción de los mayas, pero en otros documentos como el Tonalámatl de los Pochtecas o Códice Fejérváry-Máyer de la tradición Mixteca-Puebla hay una sección donde usaron el sistema de numeración maya. Aún falta por profundizar en el estudio de las matemáticas en Mesoamérica, pero es una muestra del ingenio humano universal.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Francisco Barriga Puente. Tsik. Los números y la numerología entre los mayas.

Imagen:

  • Izquierda: Cinturón wampum iroqués. Siglo XVII.
  • Centro: Felipe Guamán Poma. Retrato al curaca Condor Chava. Siglo XVII.
  • Derecha: Códice Dresden. Cultura maya, Posclásico Temprano

Desarrollo y decadencia de los Hohokam.

Uno de los trabajos en que los Hohokam empiezan a destacar dentro del contexto norteño fue en la manufactura de objetos de concha, a pesar de no encontrarse a las orillas del Golfo de California mantuvieron estrechas relaciones con los pueblos costeros de Sonora (incluso hay teorías que los relacionan culturalmente con la cultura Trincheras) y con ello tuvieron acceso a los bivalvos, desarrollando técnicas basadas en acidos para plasmar sus intrincados diseños en técnica de negativo y con mazos y cinceles formaban delicadas figuras de animales y brazaletes.

Para el 1100 d.C. la Cuenca de Phoenix experimento un incremento poblacional llegando a las cifras de 30,000 hasta 60,000 habitantes, aumentando su sistema de irrigación abarcando mayores áreas, pero también se empieza a dar cierto nivel de decadencia, se dejan de usar las canchas de juego de pelota y su calidad artística empieza a perderse para representar figuras abstractas y grandes con diseños simples. Los que antes eran poblaciones distantes de los centros principales empiezan a adquirir mayor importancia, mientras los antiguos centros como Snaketown son abandonados, otros como Meseta Grande y Pueblo Grande ocupan su lugar empezando a construir plataformas de uso ceremonial. Existía una segmentación en los poblados según el estatus que ocupaban, mientras las familias gobernantes ocupaban las plataformas para desplantar sus complejos habitacionales, el resto de los habitantes siguieron habitando en casas de materiales perecederos desplantados en fosos.

Empieza a llevarse la expansión hacia el norte en las regiones de Flagstaff y Valle Verde en Arizona como consecuencia de la actividad comercial, si bien no se distribuyeron en numerosos poblados como en Tucson o en Phoenix, si se congregaron en puntos urbanos grandes. Las construcciones de Casa Grande nos indica que tuvieron un uso más ceremonial con la idea de conformar un culto dirigido por las elites gobernantes, quienes ostentaban ornamentos de turquesa y plumas para distinguirse de los demás y viviendo en la cercanía con los edificios religiosos, diferenciándose además al pintarse sus casas con colores brillantes y decorándolas con elementos simbólicos. Esta separación y privilegios eran justificados, ya que posiblemente sus ancestros provenientes de Mesoamérica fueron los que introdujeron los conocimientos de los sistemas agrícolas que habían llevado la prosperidad a la región, sobre todo con sus obras de infraestructura lograron llevar el agua a zonas para hacerlas habitables en una región desértica.

Hay una razón para que se haya logrado la introducción del modelo mesoamericano en el desierto de Arizona, está la tenemos con un periodo benigno climáticamente entre los años 800 y 1000 que facilito la adopción de la vida sedentaria, mismo periodo donde tendría su época de esplendor ciudades como el Cañón del Chaco más al norte y con la cual mantenía relaciones tensas. Pero se tiene evidencias que para el año 1130 la región enfrenta un periodo de sequía que resultaría devastadora para el Cañón del Chaco y sus afiliados arruinándoles sus cultivos, por lo que una de las teorías que explican la explosión demográfica en un periodo de precariedad podría ser resultado de flujos migratorios provenientes del Cañón del Chaco que fueron buscando refugio con los Hohokam a cambio de trabajo y comida.

A partir del 1300, la región Hohokam empieza a atravesar su periodo de decadencia, no hay una explicación global que nos ayude a conocer que ocurrió con ellos, ya que las diferentes poblaciones tuvieron destinos distintos, algunas fueron simplemente abandonadas, mientras otras hay evidencia de violencia como saqueos e incendios, de tener una población de 30 a 60 mil habitantes, a la llegada de los misioneros en el siglo XVII paso a tener solamente entre 3,000 y 1,300 pobladores de la etnia o’odham que mantenían un modo de vida seminómada. Se habla que la región pudo haber atravesado un periodo de cambio climático provocando inundaciones que destruyeron el sistema de canales, provocando que los campos de cultivo no tuvieran el drenado adecuado y esto haya provocado la salinización de la tierra haciéndola incultivable.

Se habla que sus habitantes pudieron haber migrado a la Sierra de Chihuahua o a la región Mogollón en Nuevo México contribuyendo a su periodo de estabilización para cuando llegan los españoles. Pero también contamos con la tradición oral para poder acercarnos a un relato histórico de la región, por ejemplo, los o’odhams nos hablan justamente de una inundación que provoco un periodo de guerra entre las elites de los asentamientos, esta misma versión la tenemos con los hopis quienes están emparentados con los o’odhams. Para algunos arqueólogos, los hopis pueden ser los herederos de los Hohokam y que a diferencia del o’odham preservaron el modo de vida sedentario con un sistema de culto organizado, así cómo es posible que su tradición se haya fundido en la cuenca del Rio Grande para la conformación histórica de los indios-pueblo del día de hoy, como siempre hay que estar atentos a los resultados de las investigaciones.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura

Federico Flores Pérez

Bibliografía:  Linda S. Cordell. De las aldeas primitivas a los grandes poblados en el Noroeste, del libro La Gran Chichimeca. El lugar de las rocas secas. 

Imagen: 

  • Izquierda: Pectoral de concha con un camaleon grabado. Cultura hohokam.
  • Derecha: Ruinas de Casa Grande, Arizona. Cultura Hohokam.

¿Mesoamérica y Sudamérica mantuvieron contactos? Un posible acercamiento.

La relación entre ambas civilizaciones resulta problemática, ya que hasta el momento no se ha encontrado la existencia de una relación entre los diferentes pueblos que conformaron a cada una donde hubiese un intercambio continuo, pero tampoco se duda de su existencia por los productos obtenidos de ambas regiones geográficas, principalmente los agrícolas como sucede con el polémico caso del maíz, el cacao, el tomate, el cacahuate entre otros que han sido intercambiados desde los primeros habitantes. En lo cultural es evidente la influencia mantenida en la región Occidente y en Guerrero, donde la llamada cultura de las Tumbas de Tiro tienen una posible asociación con las culturas de Ecuador y Colombia, así como la presencia de unas estelas provenientes de la Tierra Caliente de Guerrero donde se ve una cierta relación con las culturas del norte andino y también contamos con el caso de la metalurgia, aunque esta última por investigaciones llevadas a cabo en Michoacán pueden indicar más un desarrollo autóctono que importado.

Un posible móvil para mantener esta ruta comercial puede ser el consumo de las conchas de la especie Spondylus que habita a lo largo de la costa del Pacifico, un producto muy solicitado por la nobleza andina al ser un producto de alto estatus, siendo el lugar principal de cría la costa ecuatoriana con sus corrientes calientes. Uno de sus principales difusores lo tenemos en el fenómeno conocido como “El Niño”, el cual produce un intercambio de corrientes favoreciendo a la cálida la cual pasa por la costa norte peruana y se lleva a los moluscos jóvenes para que se reproduzcan más al sur, sumada a la llegada de las lluvias hizo que su presencia fuese relacionada con la fertilidad, recibiendo el nombre de mullu y se le asigna una identidad femenina. Esto hizo que los principales estados militaristas como los incas monopolizaran la explotación del Spondylus, sobre todo al apoderarse del pueblo chincha en la costa de los Andes Centrales quienes eran los principales recolectores y comerciantes de las conchas, que por las fuentes españolas señalan testimonios de la existencia de una flota de miles de embarcaciones dedicadas al intercambio, dando la idea que tenían la capacidad de mantener la ruta marítima.

Esta actividad recalaba en la zona del actual puerto de Tumbes, al norte de Perú y fronterizo a Ecuador, pero hay un problema físico que complica la navegación de norte a sur por las corrientes marinas, al contrario de la sur a norte que era una ruta más fácil, esto se nota desde las experiencias europeas que reportan lo complicado que resultaba el viaje de Panamá a Perú a pesar de su cercanía, así como las referencias coloquiales modernas donde en Colombia para referirse a navegar hacia el norte lo llaman “bajar” y para dirigirse hacia el sur le dicen “subir”. Estas condiciones limitan el mantenimiento de esta ruta al tener que contar con la tecnología náutica para poder realizar el viaje contracorriente, por lo que los indígenas de la costa ecuatoriana desarrollaron la vela triangular para poder sortear las dificultades del océano. Se sabe por las fuentes que en la costa ecuatoriana existía una confederación de mercaderes donde estaban involucrados varios pueblos para poder defenderse del imperialismo andino, con un territorio que abarca desde Atacames al norte hasta la isla Puno en la cercanía con la actual frontera peruana.

Sobre el interés que había para comerciar por parte de los pueblos costeros de Ecuador con las civilizaciones andinas encontramos un elemento importante, el cobre, con el cual podían fabricar herramientas para los cultivos o para hacer la tumbaga, aleación con el oro para elaborar las piezas de orfebrería para las ceremonias religiosas. Durante mucho tiempo se había mantenido estable la ruta comercial entre los puertos de Manta y Huancavilca (Ecuador) con Tumbes, pero hacia el año 900 d.C. esta relación tuvo su época de crisis debido al agotamiento de las poblaciones de Spondylus, esto coincide con la pérdida del poder del binomio Tiahuanaco-Wari y su atomización en diferentes ciudades-estado que se volvieron potencias regionales, aumentando la demanda de las conchas y obligando a los comerciantes ecuatorianos a buscar más poblaciones de Spondylus para cubrir la demanda.

El siguiente enlace en este rompecabezas lo tenemos con los indígenas chocó de la costa del Pacifico de Colombia y Panamá, fue con ellos a los que llegaría la expedición de Francisco Pizarro y quienes les proporcionaron información del esplendor del reino de “Virú” al sur, de esta misma expedición encontramos el testimonio de Bartolomé Ruiz quien describió las embarcaciones de vela que cubrían el trayecto de Panamá a Perú cargando entre sus mercancías esmeraldas. La costa colombiana no era la indicada para poder encontrar poblaciones de Spondylus, ya que su sustrato era fangoso y estaba lleno de manglares debido a los numerosos ríos que desembocaban en ella, todo lo contrario a su hábitat que son las costas rocosas donde se incrustaban los bivalvos.

Pero más al norte podríamos encontrar lo que sería una de las articulaciones entre ambas civilizaciones en la cultura del Gran Coclé al centro de Panamá, cuyos habitantes fueron asiduos consumidores de la tumbaga especializándose en su manufactura y contaban con poblaciones de Spondylus, pero su explotación era limitada al consumo local debido a que su recolección requiere un alto grado de especialización que no habían desarrollado, aun así sus redes comerciales se extendían entre los pueblos del norte sudamericano y posiblemente llegaba hasta los mayas, como lo indican algunas ofrendas localizadas en Chichen Itzá en el Cenote Sagrado, por lo que es posible que ellos fueran el contacto entre Mesoamérica y los Andes.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Antonio Jaramillo Arango. Culturas y pueblos precolombinos de la costa pacífica. Navegación e intercambio entre los Andes Centrales, el Área Intermedia y Mesoamérica, del libro El mar: percepciones, lectura y contextos. Una mirada cultural a los entornos marítimos.   

Imagen:

  • Izquierda: S/D Representación de la balsa chincha para la pesca del mullu.
  • Derecha: Plato de la cultura de Gran Coclé, Panamá.

Las primeras aldeas Hohokam.

Mas al norte del Trópico de Cáncer en el actual norte de México y suroeste de Estados Unidos el territorio ofrecía las condiciones óptimas para el desarrollo de la vida sedentaria al localizarse ecosistemas consistentes en bosques de coníferas que eran rodeados por el desierto o regiones irrigadas por ríos permitiendo la existencia de tierras fértiles como para lograr el florecimiento de la agricultura. A partir del 500 d.C. con la inestabilidad del Centro de México hizo que surgieran diferentes migraciones que aprovecharon la ruta de la Sierra Madre Occidental para alcanzar las regiones más inhóspitas llegando a la región de las riberas del rio Gila en el actual estado de Arizona y que con el tiempo se les conocería como Hohokam.

Pese a la sensación de escases que podría ocasionarnos al escuchar sobre el Desierto de Sonora-Arizona, este ecosistema resultaría muy fértil y sobre todo abundante en las fuentes de alimento, como el caso de los nopales, saguaros y chollas cuyos frutos son importantes para tener una dieta completa en azucares y carbohidratos, los magueyes resultarían una de las plantas as versátiles al ser aprovechable la totalidad de la planta al ser alimento, usado para construir casas o como combustible, sobre todo las semillas del mezquite, zacate, el amaranto , la mostaza de tanaceto y la cebada silvestre ayudaron a complementar la alimentación de estos primeros agricultores. Hacia el este encontramos los bosques de la sierra de Chihuahua dispusieron de los pinos piñoneros que podían resultar en grandes cosechas de semillas aptas para la alimentación, que sumado a lo que encontraban en el desierto y a las evidencias arqueológicas, podemos afirmar que la dieta de los Hohokam eran principalmente vegetariana con un limitado consumo de carne que constaban de algunos roedores, aves y peces, teniendo una presencia muy reducida de restos de borrego cimarrón y venado cola blanca.

La agricultura traída por la influencia mesoamericana apenas y lograría hacer exitosa la introducción de la siembra de maíz, calabaza, chile y frijol, logrando desarrollar variedades resistentes a las sequias y que maduraban más rápido, sumado a que la cultura agrícola Hohokam se enriqueció con los cultivos de plantas originarias logrando ofrecer a sus poblaciones la seguridad alimentaria necesaria para establecerse en la región de forma permanente. A esto hay que agregar que se trajo el algodón cuyas semillas además de servir de alimento se pudieron adaptar a las condiciones desérticas, convirtiendo a la región en una zona productora de tejidos de fibra tanto de las pencas de agave como el aprovechamiento del algodón. El éxito de la agricultura se debió en buena parte por el intrincado sistema de irrigación que aplicaron en la Cuenca de Tucson construyendo canales encargados del riego de los cultivos, echando en mano del desvió de riachuelos y arroyos para formar represas y de ahí distribuir el agua usando los declives de los terrenos para que bajase por gravedad.

A pesar de este intrincado sistema de riego, los cultivos seguían siendo muy dependientes de los ciclos de lluvia que abastecían de agua a los riachuelos, por lo que se siguió expandiendo la red de canales alcanzando un área de hasta 579 km en lugares como los terrenos de la actual ciudad de Phoenix, los cuales alcanzaron una profundidad de 2 m por 3 m de ancho. Uno de los más celebres es el construido para abastecer el sitio de Snaketown localizado a 5 km del rio Gila, siendo el primero hecho sin ninguna clase de revestimiento y el segundo ya se le coloco uno de arcilla y tierra negra datado por el año 700 d.C., creciendo la red para el año 1000 a cerca de 800 km. El funcionamiento de esta red requirió de un exhaustivo trabajo de mantenimiento de los canales desazolvándolos continuamente para evitar la acumulación de sedimentos y basura, por lo que el trabajo tanto de construcción como de limpieza y restauración debió de estar a cargo de un grupo especializado en estas labores que requieren un sistema de organización a gran escala.

Las aldeas Hohokam estaban emparentadas con las realizadas en Mesoamérica al constar de casas realizadas de materiales perecederos localizadas alrededor de una plaza central, patrón conocido por el nombre de “ranchería”. Las casas llegaron a abarcar desde los 6 hasta los 25 m2, alojando su espacio para los hornos comunitarios para cocinar, sus basureros y pequeños cementerios separados en sectores, llegando a contabilizar hasta 1200 habitantes en el caso de Snaketown. Pero uno de los edificios que tuvieron un gran arraigo tanto lúdico como ceremonial fueron las canchas de juego de pelota, que a diferencia de las mesoamericanas estas tenían una forma ovalada y revestida con aplanados, pero su escasez al encontrarse hasta 225 nos indican la importancia religiosa que debieron tener ciertas poblaciones sobre otras. Algunos arqueólogos consideran aventurado asociar a estas estructuras como juegos de pelota, a pesar de que se han encontrado hasta dos pelotas de hule, estas parecen no estar asociadas a estos sitios, por lo que proponen debieron de ser sitios para celebrar las danzas.

Uno de los indicadores de la llegada de la influencia mesoamericana, sobre todo directamente de la región del Occidente la tenemos en los cambios de patrones funerarios practicados por los Hohokam, apareciendo las cremaciones y las inhumaciones dentro de sus prácticas, así como la presencia de cerámica asociada a manera de ofrendas para los muertos como incensarios, vasijas y figurillas humanas, por lo que representaría una gran oportunidad para que despegara su creatividad con la creación de estos objetos mortuorios, decorándolos con patrones geométricos acompañados con representaciones de animales y humanos de formas abstractas que decoraron piezas que iban desde ollas, platos y figurillas que servían para acompañar a los muertos.      

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Federico Flores Pérez

Bibliografía:  Linda S. Cordell. De las aldeas primitivas a los grandes poblados en el Noroeste, del libro La Gran Chichimeca. El lugar de las rocas secas. 

Imagen: Michael Hampshire. Reconstrucción de Pueblo Grande, Arizona, siglo XX

La Baja California prehispánica.

Uno de los territorios más singulares de América, está conformada por una península alargada que está rodeada por un lado el Océano Pacifico y por el otro el Mar de Cortes, conectada hacia el norte con el resto del continente por la articulación que hace la Sierra Juárez hacia el resto del sistema montañoso de California y es vuelto a ser separado por la desembocadura del rio Colorado, obedeciendo el límite tectónico de la Falla de San Andrés. Estas particularidades hicieron que solo una fracción del norte serrano quedase con una porción del bosque de piñones del resto de California, por lo que el resto de la península quedo dominando el desierto con un manchón en el sur de selva subtropical en la Sierra la Laguna, siendo determinante para que la población originaria sea completamente nómada sobreviviendo de los recursos que les ofrecía el desierto y las costas.

La población indígena se dividió en dos familias lingüísticas que tuvieron un rango de desarrollo muy diferente, los primeros eran los yumanos que se localizaban al norte del paralelo 30 y ocuparon la región serrana de los bosques de piñones y el delta del rio Colorado, estos pueblos eran los únicos que mantenían el contacto con el resto de los grupos indígenas de California y Sonora, por lo que conocieron tanto una agricultura muy incipiente y la cestería. Lograron desarrollar los aditamentos para poder almacenar alimentos y lograron conformar una estructura social estratificada basada en liderazgos hereditarios que mantenían guerras rituales con sus vecinos, logrando conformar aldeas y rancherías semipermanentes. Estos grupos lograron adaptarse al sistema misional que trajo el dominio español y pudieron sobrevivir, por lo que actualmente constituyen la única población indígena que queda en la península y que está siendo amenazada por la aculturalización y su baja natalidad.

Gran parte de la península fue poblada por los grupos de filiación guaycura-pericú, los cuales mantuvieron un modo de vida completamente nómada subsistiendo de lo que encontraban en el desierto y en el mar. En un inicio, vamos a encontrar una proliferación de campamentos entorno a la región del Cabo, dejando testimonios de su presencia tanto con los restos de ellos y una prolífica cultura funeraria que nos deja un gran número de enterramientos donde dejaron ofrendas de ornamentos de conchas y mechones de cabello. Pero una de sus manifestaciones culturales que han despertado el interés de todos es sin duda el Complejo Gran Mural, localizado en la parte central de la península y que está constituida por numerosas cuevas que contienen un gran acervo de pinturas rupestres donde nos reflejan sus creencias relacionadas con figuras chamánicas y en relación con la cacería del venado y el aprovechamiento de los recursos marinos.

Como en el resto de América, los primeros grupos humanos basaban su forma de vida en la cacería de megafauna, que en el caso bajacaliforniano sus presas eran los bisontes prehistóricos, pero los cambios climatológicos que implicaron el fin de la glaciación entre los años 12,000 y 8,000 a.C. también hicieron que los cazadores-recolectores cambiasen de hábitos al desaparecer los bisontes, cambiando de las puntas de lanza Clovis a las Folsom más pequeñas. Uno de los puntos de convergencia entre ambas tradiciones fue la explotación de la obsidiana de los yacimientos del Valle del Azufre en la parte central de la península e iniciando por le año 10,000, que debido a su eficacia como material para la fabricación de puntas y flechas hizo que se convirtiera en un punto medular para la economía nómada, siendo la base para que naciera en las sierras del centro la tradición de Gran Mural por el año 3,300 a.C.

Si bien en el extremo sur no se desarrolló la tradición de las pinturas murales, se ha encontrado una tradición cultural basada en el culto a los muertos, como lo atestigua los numerosos enterramientos en el complejo conocido como cultura Las Palmas, la cual tiene su origen desde el año 3380 y que llega sin muchos cambios hasta la evangelización. En la misma región de El Cabo se localizaron testimonios de la vida chamánica de las sociedades nómadas y que fueron conocidas por los jesuitas, encontrando tejidos de cabello humano que eran usados de forma ritual, los cuales obtenían como forma de pago por sus servicios y eran muy importantes para sus rituales. Junto a los artículos de cabello, también encontramos tablas de ramas de mezquite aplanadas o de madera llevada por la marea y donde pintaban diseños geométricos con pintura roja y negra, así como la localización de ídolos de madera pintadas en rojo y negro con adornos de cabello y plumas.

Además de estos vestigios, también encontramos lo que serían los “bastones de mando” que terminaban en abanicos y les otorgaban a los chamanes la voz de mando en los rituales, objeto que podemos encontrar tanto en las pinturas rupestres como en las descripciones de los misioneros. Todo esto nos habla de la importancia que tenían los chamanes dentro de la sociedad nómada peninsular y que dirigían su vida ritual en torno a su presencia, asegurándoles que obtendrían el sustento diario que en su forma de vida resultaba muy azaroso, por lo que es injusto catalogar a estos grupos como “complejos” o “no complejos” si no tomamos en cuenta tanto las evidencias como los testimonios de los misioneros. Fueron ellos los que nos dejaron parte importante del legado cultural de estos pueblos, quienes a pesar de que los jesuitas intentarían una evangelización pacifica, tanto las epidemias como las rebeliones provocaron que estas sociedades se extinguiesen o quedasen muy mermadas, desapareciendo a finales de siglo XIX.

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Federico Flores Pérez.

Bibliografía: María de la Luz Gutiérrez. Los nómadas de siempre en la Baja California, del libro La Gran Chichimeca. El lugar de las rocas secas.

Imagen: Pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco, Baja California Sur

El Caribe precolombino.

Rodeado por las masas continentales americanas y siendo la puerta abierta hacia el Océano Atlántico se localiza el Mar Caribe, que termina por ser delimitado por un conjunto de islas que se conocen por el nombre de las Antillas, las cuales les toco ser los primeros territorios a los que llegaron los exploradores europeos y que les tocaría afrontar las consecuencias del naciente proceso de globalización. Las islas se encuentran divididas en dos regiones, las Antillas Mayores que la conforman el conjunto de las grandes islas como Cuba, Puerto Rico, La Española y Jamaica, le siguen las Antillas Menores conformada por un conjunto de islas de menor tamaño que terminan en la isla de Trinidad al norte de la costa venezolana.

A pesar de la cercanía geográfica entre la península yucateca y Cuba, el poblamiento de las islas no se daría por parte de la zona mesoamericana sino por la costa norte sudamericana, lugar de nacimiento de la familia arahuaca a la que pertenecen múltiples grupos indígenas las mantienen vivas y que se esparcen hasta la selva boliviana, por lo que los antropólogos han propuesto considerar al norte sudamericana como el área cultural del Circumcaribe. Gracias tanto a los registros que dejaron los religiosos españoles de su lengua, costumbres y los vestigios arqueológicos es que se puede ver la influencia amazónica, la cual tuvo pocos cambios al compartir a la selva tropical como ecosistema en común, sumada a la relativa facilidad que implicaba la navegación a través de los arrecifes de las islas que permitía mantener la comunicación por medio de las canoas que podían usar por igual que en los ríos sudamericanos.

La misma conformación geográfica que divide a las Antillas en dos también hicieron que estas se dividieran culturalmente, ya que mientras las Antillas menores eran habitadas por los caribes que mantenían un modo de vida seminómada, las Antillas Mayores fueron habitadas por los tainos quienes mantuvieron un sistema aldeano que llego a formar cacicazgos que llegaron a basar su subsistencia en la agricultura. Al menos se sabe que las primeras manifestaciones culturales las tenemos en pinturas rupestres datadas entre el 2500 a.C. y el 500 d.C., las cuales presentan diseños geométricos para representar figuras humanas y animales con claras connotaciones religiosas, estas tienen continuidad tiempo después al grabarse en petrograbados de las piedras que conforman las construcciones cívico-religiosas que reciben el nombre de batey.

Las islas se fueron poblando de manera gradual y en diferentes oleadas a lo largo del tiempo, identificándose como los primeros a los llamados siboney que habitaron en cuevas y que tenían como hogar las cuevas, siendo considerados un grupo precerámico que fueron muy hábiles con el trabajo de conchas. La segunda oleada la conforman los igneri o saladoides provenientes de las selvas de Venezuela y Brasil, los cuales introdujeron la cerámica y la manufactura de ídolos religiosos, culminando la población entre los años 190 y 240 d.C. pasando a absorber a los siboney en su conformación étnica. Con la tercera oleada llegaron los tainos en el 300 a.C., representando el fin de los siboney para pasar a ocupar su lugar al ir poblando las islas desde sus bases en la costa venezolana y en las Guyanas y que se prolongan las migraciones por cerca de mil años. La cuarta oleada inicia en el 1000 d.C. con la llegada de los caribes, pueblo guerrero que pasaron a ocupar las Antillas Menores y que a la llegada de los españoles se dedicaban a hostilizar a los tainos de Puerto Rico y el oriente de La Española.

Según los españoles, el termino taino lo usaban entre ellos para designar a los pueblos “nobles y buenos” ligado con un determinado comportamiento ético y moral, mientras la palabra caribe era usada de forma peyorativa para referirse a todos aquellos que basaban su vida en la guerra y la violencia, conceptos que se comparten con sus primos sudamericanos. Dentro de los tainos se han propuesto clasificaciones según el grado de avance cultural que alcanzaron, correspondiendo a los que habitaron en Puerto Rico y La Española la designación de tainos clásicos, que conformaron un modelo de vida dirigido por el cacique que gobernaba sobre poblaciones de 1000 a 2000 habitantes, estas se conformaban en torno a una plaza de donde se desplantaba la casa del cacique, el templo donde se guardaban los ídolos o cemís y las casas comunales para el resto. El cacique recibía un trato mejor al encargarse de la administración de los recursos de la comunidad, conformándose una serie de símbolos que reafirmaban su poder como los banquillos ceremoniales o duhos, así como dirigir el culto a los cemís y dirigir los esfuerzos de guerra. Basaban su vida en la agricultura con cultivos de la yuca, camote, maíz, frijol, chile, cacahuates y nueces, así como del tabaco y el algodón que salía del papel de vitales y que era posible gracias a sus complejos sistemas de irrigación y a la división de la tierra en unidades conocidas como conucos. Esto se complementaba con la recolección de frutos como la piña, el mamey, la guanábana y la guayaba, así como la caza de iguanas, manatíes y tortugas.

Siguen los tainos occidentales que habitaron gran parte de Cuba, Jamaica y las Bahamas, cuyas poblaciones tenían una densidad menor con concentraciones de 100 a 125 personas, aunque se sabe que Jamaica llego a tener el mismo nivel de población que los clásicos. A diferencia de los clásicos, los occidentales basaban su cultivo en el sistema de tumba-roza-quema para asegurar la fertilidad de la tierra y no contaban con una plaza central en sus poblados, pero si llegaron a usar el juego de pelota como el resto de los tainos. Según los testimonios españoles, los orientales resultarían ser pueblos pacíficos que vivían en armonía con los clásicos y con sus vecinos del extremo occidental de Cuba los guanahatabeyes (posibles descendientes de los pobladores originarios del Caribe y con una forma de vida menos desarrollada), mientras los tainos orientales de las Islas Vírgenes y Leewards fueron pueblos con una mayor beligerancia al estar en el frente de las campañas de los caribes y que llegaron a ser confundidos con ellos.

Tainos o Tainidad? - Cultura - generatio digital
Asentamientos de los diversos grupos indígenas de la región del Caribe.

Es una incógnita la relación que pudieron mantener con Mesoamérica, que por la falta de evidencias de ambos lados y el nivel de desarrollo que llego a tener Cuba es muy dudoso que haya sido frecuente, pero no se descarta al contar con el testimonio de Cortes que constata entre los mayas de la costa oriental la presencia de una prisionera procedente de Jamaica. No ayuda en nada lo poco desarrollada que esta la arqueología en la región, siendo la más avanzada en República Dominicana de donde proceden buena parte de los materiales históricos, por lo que también falta por dilucidar las relaciones que mantuvieron con los españoles, que según algunos descubrimientos recientes de la arqueología dominicana pudo ser menos cruenta que lo que relatan las crónicas españolas, por lo que la extinción demográfica se pudo deber al efecto de las epidemias. Paradójicamente, los caribes resultaron no tan perjudicados al ser sus territorios menos atractivos para los españoles y por la ferocidad que presentaron a su presencia, logrando entablar alianzas con los ingleses donde fueron usados como mercenarios y que sobreviven algunos grupos ya mestizados con los esclavos africanos. Falta mucho por estudiar sobre el pasado precolombino de las Antillas, por lo que hay que estar atentos ante esta historia que no termina de escribirse.

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Federico Flores Pérez

Bibliografía: Revista Saber Ver no. 21. Los taínos.

Imagen: Vestigios tainos encontrados en la República Dominicana de los siglos XV y XVI

  • Izquierda: Trigonolito antropomorfo.
  • Centro: Cemí de algodón. Gruta de Maniel.
  • Derecha: Cemí para la ceremonia de la cohoba. Santo Domingo.