Estos primeros años de la década de los 20 sin duda han resultado demasiado tumultuosos y es muy probable que a finales de esta se dé un cambio rotundo en el orden geopolítico mundial, girando en torno a la lucha de dos potencias quienes se esperan colocar como las hegemónicas, por un lado tenemos a China que en poco más de 30 años ha trabajado para colocarse como la nueva potencia mundial defendiendo un proyecto autocrático autoritario, por el otro tenemos a los Estados Unidos que no supieron aprovechar la caída del bloque soviético y sus vicios y conflictos han provocado una pérdida de su credibilidad en sus valores democráticos, usando los diferentes medios que posee a lo largo del mundo para defender su posición. Ahora con la situación mundial tan delicada con la pandemia del COVID 19 con sus diferentes brotes y la invasión rusa a Ucrania ha aflorado un conflicto que lleva cerca de 80 años y que representa una herida abierta para el orgullo nacionalista chino, la situación con Taiwán, isla reivindicada como “provincia rebelde” y esperan que algún día vuelva a reintegrarse, pero resulta que ha mantenido un camino mucho más autónomo a lo largo de los siglos que lo reclamado.
Uno de los primeros puntos donde se diferencia la isla del resto de China lo encontramos en su etnicidad, los pueblos originarios de Taiwán pertenecen a la familia austronesia, misma a la que pertenecen los pueblos que habitan las Filipinas, Malasia, Indonesia, Melanesia y la Polinesia, teniendo nula relación con los Han de China. Durante siglos, los aborígenes taiwaneses se mantuvieron aislados de cualquier relación con pueblos ajenos a la isla, aunque la zona era frecuentada tanto por pescadores como por piratas chinos y japoneses quienes no se interesaron en la isla al no contar con algo de su interés, esto cambiaria hasta el siglo XVI con la llegada de los europeos a la zona en la búsqueda de establecer factorías para tener los principales puntos de acceso al mercado chino, siendo los portugueses los primeros que llegan y le asignan el nombre de “Formosa” o hermosa en portugués, pero sería hasta finales de siglo con la unión dinástica de los Habsburgo cuando el proyecto de expansión pasa a manos de los españoles asentados en Filipinas, quienes en la búsqueda para lograr el anhelado imperio asiático se establecen al norte de la isla.
La esperanza de repetir el éxito encontrado en América no lo repetirían en Asia, en primera por encontrarse con estados muy fuertes y centralizados como la China de los Ming, la India de los mogoles e incluso un inestable shogunato en Japón no les daría lugar para avanzar en sus proyectos de conquista, sumado a que la forma de hacer la guerra era similar a la europea y al estar mas que adaptados a las enfermedades hizo que tanto españoles y portugueses limitaran su presencia a unas cuantas ciudades costeras, las Filipinas y otras islas. Taiwán pudo haber corrido la misma suerte de las Filipinas al contar con una población originaria con un nivel de vida tribal, pero pronto se asomaría en Asia una joven potencia europea que representaría una amenaza a la presencia hispano-portuguesa en la región, Holanda, quienes llevaron el pulso por su independencia del gobierno de los Habsburgo a ultramar y seria en el lejano oriente donde se llevaría el frente. Como a los holandeses no les interesaba la colonización de los territorios y solo querían hacer negocios, hizo que pronto muchos reinos y tribus les dieran la acogida para establecerse y expulsar a los portugueses y españoles, poniendo bajo asedio las factorías de la India, estableciéndose en Java y echándolos de Sri Lanka, Malaca, acabando con los misioneros católicos de Japón y también de Taiwán, donde se establecieron en el sur ante la fallida misión de establecer relaciones con China y fundan Fort Zeelandia en la actual Tainan en 1624, desde donde inician sometiendo a los indígenas y en 1642 expulsan a los españoles de la isla.
Con un sistema similar al implementado en Sri Lanka, los holandeses de apoderan de las costas de la isla y desde ahí pretendieron establecer sus campos de cultivo usando tanto a los nativos como importando servidumbre de China, provocando la animadversión tanto de los aborígenes como de los chinos cuya comunidad iba en aumento ante la demanda de los terratenientes holandeses, atrayendo la atención de la dinastía Ming. El encargado de expulsar a los holandeses seria el general Zheng Chenggong o mejor conocido como Koxinga en Occidente, de origen japones pero al servicio de una dinastía Ming que iba en decadencia ante los manchúes de la entrante dinastía Qing, por lo que al tener bajo sus ordenes a un ejercito considerable, lo aprovecha para invadir Taiwán en 1661 y con ello expulsar a los holandeses, destacándose en el asedio a Fort Zeelandia que fue rendido en 1662. Paradójicamente, la idea de Koxinga era la de convertir en Taiwán en un enclave de resistencia contra los Qing para restaurar a la dinastía Ming, recibiendo el titulo honorifico de príncipe de Yangping, esto le sirvió para convertir a la isla en un estado autónomo y desde ahí empezaría a amenazar a las Filipinas con su flota pirata, pero muere al poco tiempo de haber tomado la isla y su liderazgo seria retomado por sus descendientes, estableciendo el reino de Tungningn que duraría hasta 1683 con la rendición ante los Qing debido a problemas de legitimidad por parte del príncipe Zheng Keshuang, siendo perdonado por el emperador Kangshi.
Fue así que en el siglo XVIII se integra Taiwán al territorio chino como parte de la provincia de Fujian, iniciando el proceso de asimilación de los indígenas a la cultura china, pero lo único que paso fue que los pueblos autóctonos se internaron en la isla y a los chinos los dejaron en las costas, poniendo su capital en Tainan. Muchas veces por la forma aislacionista de los Qing hubo iniciativas con la intención de abandonar la isla debido a las rebeliones que se hicieron comunes, pero la proliferación de la inmigración china y el proceso de mestizaje con los indígenas hizo que creciera la extensión del dominio chino tanto en la isla principal como en el archipiélago de Pescadores. Pero en el siglo XIX el imperio se vería continuamente amenazado por el hostigamiento de las potencias europeas que pasaban por su periodo de esplendor, haciendo a Taiwán un territorio fácilmente amenazado por los ingleses y franceses, aunque en los intentos de invasión lograron defender la isla con éxito gracias a la colaboración de los aborígenes, esto hizo que el imperio decidiese otorgarle a Taiwán la calidad de provincia y se traslada la capital de Tainan la ciudad de Taipéi en el norte.
La decadencia de la China de los Qing era evidente y a duras penas lograron que las perdidas territoriales solo se limitasen a la cesión de algunas ciudades costeras en el continente, si bien con ello y la forzosa apertura económica lograría persuadir a los europeos de conquistar al país, nolo lograría con el archipiélago vecino quien aspiraba en convertirse en imperio, Japón. Durante un periodo de 20 años después de la guerra civil que derrocaría al shogunato, el gobierno japones inicia un vertiginoso crecimiento donde lograría equipararse en orden de importancia y desarrollo con los países europeos y lo que faltaba era empezar a adquirir sus propias colonias, siendo China la victima indicada ante su aislamiento que la dejaría muy débil, por lo que los japoneses empezarían erosionar la relación de los Qing con el reino tributario de Corea al impulsar su apertura comercial, provocando que se incrementaran las tensiones con la dinastía coreana. Es así que los japoneses empiezan a intervenir en la política coreana al respaldar a una parte de la dinastía Joseon, que fueron sometidos objeto del acoso de los Qing y ante una ola de asesinatos de la familia real dio el pretexto a Japón para declarar la guerra a China en 1894, haciendo gala de su superioridad tecnológica y terminando en abril de 1895 con el tratado de Shimonoseki.
Con este tratado, China se vio obligada a dejar al reino de Corea bajo a zona de influencia japonesa y tuvo que cederles unos puertos en la península de Liaoning, pero el botín más preciado fue la cesión de Taiwán y el archipiélago de Pescadores, uno de los tantos territorios ambicionados históricamente y donde en la década de los 70 había intentado invadirla sin éxito al estar poco preparados. Ante la llegada de los japoneses, hubo un intento por parte de los leales a los Qing de ofrecer resistencia y declaran la independencia de la isla bajo la denominación de la Republica de Formosa, la cual dura solo cinco meses hasta la llegada de las tropas japonesas que después de unos cuantos enfrentamientos se rinden y se van al exilio, empezando con ello la primera colonia del nuevo imperio. A pesar de la existencia de una resistencia contra la ocupación japonesa, no llegaron a representar una amenaza y durante 50 años la isla se iría integrando al imperio, empezando en la década de los 30 el proceso de asimilación cultural favoreciendo lo japones frente a lo chino, impulsando la creación de templos sintoístas e incluso llegarían a participar activamente en la carrera imperialista que culminaría en la Segunda Guerra Mundial.
Ante la rendición japonesa en 1945 ante los aliados, se les forzó a abandonar Taiwán para devolverla a China, en aquel entonces en manos del partido Kuomintang y dirigido por el general Chiang Kai-shek, siendo un periodo de serias tensiones étnicas con la expulsión de los colonos japoneses, disputas con los aborígenes y la promoción de la migración china, sobre todo el foco estaba en la lucha contra los comunistas donde se haría una purga de cualquier persona involucrada con ellos. La situación de la guerra civil entre los nacionalistas de Kuomintang y los comunistas dirigidos por Mao Zedong entraba en su fase decisiva y a finales de 1949 los comunistas se alzan con el triunfo, por lo que el gobierno de Chiang Kai-shek y el partido empieza el proceso de evacuación del continente para asentarse en Taiwán, desde donde esperaban dirigir la resistencia y algún día recuperar el control de todo el país, por lo que el gobierno de Taipéi seria conocido como la Republica de China y el comunista seria la Republica Popular de China, siendo la primera la que fue reconocida al nivel internacional como gobierno legítimo.
Durante los 50 y los 60, Taiwán consolida su autonomía frente a los comunistas que no tenían los medios para tomar la isla, convirtiéndose en un aliado fundamental para EU al ser la principal fortaleza en el Pacifico en su lucha contra los socialistas, empoderando a Chiang Kai-shek como dictador quien acaba con todos los resabios de libertades individuales para instaurar la ley marcial y queda prohibida la libertad de expresión. Pero ante la incapacidad factible de recuperar el continente y con la consolidación definitiva de los comunistas en Pekín cambian las tornas y se da un reconocimiento generalizado al gobierno de Mao, siendo en 1971 cuando la delegación taiwanesa tuvo que dejar su lugar en la ONU para ser remplazados por los comunistas, este panorama se complica ante la tensión generada por la Guerra de Vietnam y el rompimiento de la relación entre Mao y la URSS, por lo que EU aprovecha la oportunidad para poner a China como un socio estratégico en contra de los soviéticos y el gobierno de Richard Nixon establece relaciones sin dejar de lado a Taiwán, poniéndose en una posición ambigua reconociendo las reclamaciones tanto de Pekín como de Taipéi, conservando a su aliado como bastión en la región.
La dictadura de Chiang Kai-shek termina con su muerte en 1975 para ser sucedido por su hijo Chiang Ching-kuo, quien a diferencia de su padre inicia el proceso de democratización de la isla y de liberalización de la economía, empezando a despuntar los taiwaneses en el campo tecnológico y en el manufacturero, contrastando fuertemente con la quiebra de la economía china, teniendo los recursos suficientes para comprar mediante obras y financiamiento el reconocimiento diplomático de varios países. Las cosas empiezan a cambiar en los 80 con la llegada en China de Deng Xiaoping, quien implementa el llamado “socialismo con características chinas” donde aseguraban el control político en manos del PCCh, pero garantizando la liberalización económica, convirtiéndose rápidamente en las siguientes décadas en la potencia de hoy. Desde su gobierno, Xiaoping ofrece como alternativa tanto para la reintegración de Taiwan, Hong Kong y Macao mediante la propuesta “un país, dos sistemas” con el que les daban a estos territorios autonomía política durante un periodo de 50 años para concretar su asimilación, la cual fue aceptada por Gran Bretaña y Portugal, pero no por Taiwán, quienes prefirieron mantener el estatus quo.
A pesar del crecimiento como potencia de China, Taiwán ha logrado conservar su estatus de socio primordial de EU a pesar de la constante perdida de reconocimiento por otras naciones, pero lo que ha garantizado su preservación ha sido su potencial económico al convertirse en un referente tecnológico, al convertirse en el principal productor de microchips en el mundo y de la que depende tanto EU y China, convirtiéndose en uno de sus principales escudos ante una invasión. La constante mejora tanto de las condiciones democráticas y de la calidad de vida de los taiwaneses ha hecho que ellos no consideren ninguna oferta por reintegrarse a China, pero están conscientes del peligro que implica provocar a los chinos y prefieren mantener el estatus quo descartando la idea de la independencia, sobre todo al tener como garantía la protección de EU. También hay dudas con respecto a la efectividad del ejército chino, ya que Taiwán está lo suficientemente armada para resistir y de momento el Ejercito Popular a pesar de su tamaño no se ha metido en ningún conflicto, siendo el ultimo la invasión a Vietnam en los 70 donde salieron derrotados, por lo que es posible que el aumento de las tensiones entre China y Taiwán no pasen de los constantes reclamos y amenazas que se han hecho por décadas, pero sin duda la balanza de la historia le es favorable a China y es posible que en un futuro cercano recuperen el control de la isla.
Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura
Federico Flores Pérez
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