El contexto geopolítico de los 70 y México.

Destacado

Desde mediados del siglo XIX, la política exterior mexicana se caracterizó por mantener un equilibrio para asegurar su independencia con respecto a otras potencias, especialmente para defenderse de la amenaza permanente de Estados Unidos. Esto implicaba jugar un sistema de contrapesos entre todas las potencias para garantizar su apoyo en caso de alguna agresión extranjera.

Así, Benito Juárez tuvo que apoyarse en Estados Unidos para enfrentar la agresión de Francia, Gran Bretaña y España. Porfirio Díaz, por su parte, se acercó a estas potencias para mantenerse distante del expansionismo estadounidense. Los gobiernos revolucionarios siguieron esta dinámica para adquirir el reconocimiento de su legitimidad, como ocurrió con Venustiano Carranza y Álvaro Obregón.

Conforme la tensión entre las potencias internacionales iba aumentando, amenazando con el estallido de otra guerra mundial, México aprovechó esta dinámica para lograr sus objetivos internos. Por ejemplo, Lázaro Cárdenas respaldó la expropiación petrolera apoyándose en las buenas relaciones mantenidas con Alemania para ganarse el favor de Estados Unidos y lograr que este intercediera para reducir la beligerancia de Gran Bretaña y los Países Bajos. Avila Camacho también se decantó por los aliados, al no serle de utilidad el Eje.

En la década de los 60, la cancillería mexicana fue muy activa en mantener los equilibrios diplomáticos ante la creciente Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Este principio fue adoptado por Adolfo López Mateos, quien realizó constantes giras en países de ambos bloques para asegurarse de mantener buenas relaciones con todos, disminuyendo así las posibilidades del surgimiento de algún movimiento desestabilizador que pudiera poner en peligro al gobierno.

Por otro lado, durante el mandato de Gustavo Díaz Ordaz, México se acercó a la órbita estadounidense como táctica para enfrentar las disidencias internas, como los movimientos sindicales y estudiantiles que alcanzaron su punto de crisis en 1968. Para justificar estas acciones ante la sociedad, Díaz Ordaz mantuvo una retórica sobre la conspiración comunista como fuente de desestabilización, en lugar de revisar su propio accionar.

La dinámica externa cambió nuevamente con la llegada de Luis Echeverría en 1970, quien decidió alejarse de la esfera estadounidense y apostar por el multilateralismo. Echeverría mantuvo relaciones cordiales no solo con el bloque soviético, sino también con el llamado «Tercer Mundo», compuesto por países que abogaban por mantener una posición neutral entre ambos bloques. A este grupo se unieron los países que emergieron del proceso de descolonización en Asia y África.

A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, México trató de mantener el equilibrio geopolítico para garantizar su independencia en la lucha internacional entre los bloques, manteniendo su presencia en la construcción de organismos internacionales destinados al mantenimiento de la paz global, como la ONU, el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano. Fruto de estos esfuerzos fue el Tratado de Tlatelolco de 1967, en el que las naciones latinoamericanas se comprometieron a no adquirir ni desarrollar armas nucleares.

Una de las razones por las que Echeverría apostó por la multipolaridad en lugar de seguir una línea favorable a Estados Unidos fue el evidente desarrollo de potencias que habían quedado debilitadas tanto por los efectos de la guerra como por la descolonización, como fue el caso de las naciones europeas y Japón, que ya se habían recuperado y ofrecían ser fuertes competidores a la hegemonía estadounidense. Para entonces, la situación externa de Estados Unidos era menos favorable, su fracaso en la Guerra de Vietnam estaba teniendo repercusiones tanto en su influencia como en la animadversión de grupos disidentes. Por lo tanto, el gobierno de Richard Nixon apostó, a través de su secretario Henry Kissinger, por mantener conversaciones con el gobierno soviético y debilitarlo mediante el estrechamiento de relaciones con China. En ese contexto, América Latina no tuvo una importancia prioritaria.

Las potencias coloniales también enfrentaban fuertes problemas internos que minaban su hegemonía. En Francia, por ejemplo, Charles de Gaulle fue obligado a dejar el poder, mientras que la lucha por el poder entre los conservadores británicos abrió la puerta para que las naciones del Tercer Mundo buscaran un cambio que les permitiera liberarse de la influencia colonial y empezar a desarrollarse económicamente.

Es así como el Movimiento de Países No Alineados buscó ganar una posición que les permitiera obtener igualdad con las potencias y resolver disputas y diferencias de manera equitativa. Esta postura fue favorable en un contexto de división de las potencias, y algunos reclamos pudieron avanzar, aprovechando factores como la creciente importancia de recursos energéticos como el petróleo.

En América Latina, esta posición fue aprovechada por gobiernos reformistas que buscaban cambiar su situación de debilidad frente a las empresas multinacionales. Países como Venezuela, Argentina, Perú, Colombia, Ecuador y Chile buscaron recuperar la soberanía sobre sus recursos y aprovechar el mercado para mejorar sus ingresos.

Aprovechando el distanciamiento de Estados Unidos, las naciones latinoamericanas buscaron ganar independencia respecto a los intereses estadounidenses. Un ejemplo de esto fue Salvador Allende en Chile, quien se acercó al bloque socialista y abogaba por mantener una posición de diversidad ideológica. Sin embargo, Estados Unidos reaccionó ante estos intentos de autonomía, y comenzó a actuar a través de la dirección de Kissinger. Esto se evidenció con el derrocamiento de Salvador Allende en septiembre de 1973, desencadenando una ola de golpes de Estado en el resto de las naciones latinoamericanas para instaurar dictaduras militares afines a los intereses estadounidenses.

Además, Estados Unidos aprovechó las divisiones en el seno de los países no alineados para brindar apoyo a algunas naciones y debilitar así el peso del bloque. La unificación de objetivos por parte de las naciones capitalistas también contribuyó a la desestabilización interna. Este fue el contexto al que Echeverría tuvo que enfrentarse ante las necesidades internas de México, que ya mostraba señales de agotamiento con respecto al «milagro mexicano».

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Blanca Torres. La política exterior de México durante el gobierno de Luis Echeverria (1970-1976): El renovado activismo global, de la revista Foro Internacional, vol.62.

Para más contenido histórico o para opinar del tema, visita la página de Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100064319310794

Si te gustan los artículos, leer mas de los publicados en el blog y apoyar al proyecto, vuélvete un asociado en la cuenta de Patreon: https://www.patreon.com/user?u=80095737

Únete a Arthii para conocer a mas creadores de contenido siguiendo este enlace: https://www.arthii.com?ref=antroposfera

Imagen: S/D. Luis Echeverria en Cuba junto con Fidel Castro, 1975.

Influencias en el desarrollo del marxismo mexicano contemporáneo.

Desde la llegada de los primeros comunistas en las primeras décadas del siglo XX, las personas involucradas estuvieron abiertos a recibir las ideas de los pensadores marxistas surgidos en Europa, esta situación hizo que la izquierda se mantuviese dividida entre diferentes facciones quienes respondían tanto a intereses ideológicos como geopolíticos por la influencia de la URSS a través del Partido Comunista. A lo largo de 50 años, el PCM se encargaría de tratar de unificar a las izquierdas para encarrilarlas a los intereses soviéticos, pero no pudieron contra la el poder de masas que tenía el aparato presidencialista quien suma a una parte importante de la izquierda revolucionaria con la integración de Vicente Lombardo Toledano y durante gran parte del siglo mantendría al país bajo su poder, por lo que la izquierda se mantendría dividida entre los dogmáticos que siguieron los dictados del partido y las otras facciones quienes iban captando la atención de los jóvenes.

Una de las influencias que romperían con el dogmatismo soviético seria la del pensamiento de Antonio Gramsci, filosofo italiano y fundador del Partido Comunista en su país quien siempre se mostraría como una alternativa en el campo operativo al mostrado por el marxismo al estar comprometido con la democratización de la vida política y estar en contra del autoritarismo soviéticos, esta será la postura tomada por las asociaciones estudiantiles surgidas del movimiento del 68 y tendrían el respaldo de personalidades como José Revueltas, Carlos Pereyra y los filósofos  españoles Adolfo Sánchez Vázquez y Roger Bartra. Para ellos, los intelectuales debían de jugar un papel nodal en cuanto a dirigir rumbo al socialismo al resto del pueblo para irlos permeando con la ideología, en lugar de que este papel lo ocupase el partido y su postura radical donde no desechaban la idea de ir contra los derechos humanos con tal de imponer el comunismo. Esto se vería reafirmado en 1977 con el alejamiento del PCM de los intereses soviéticos y establecer alianza con el Partido Comunista Frances, adhiriéndose con ello a los principios de la socialdemocracia donde marcaron su distancia sobre las modalidades empleadas por los comunistas revolucionarios para entrar en la idea de a participación democrática.

Pensadores como Roger Bartra justificaron la integración a la socialdemocracia criticando las acciones de los regímenes comunistas, señalando el hecho que las elites del partido y del líder se habían convertido en burgueses explotadores del pueblo, perdiendo con ello todo lazo con las reivindicaciones populares para pasar a ser represores, confiando en las decisiones de una sociedad civil informada y politizada para luchar por sus necesidades. Estas apreciaciones se vieron confirmadas en la década de los 80 con el desmoronamiento del bloque soviético por medio de movimientos populares quienes se levantaron contra los regímenes comunistas de Europa del Este, para inicios de la década militantes leninistas como Enrique Semo empezaron a mostrar una posición más autocritica sobre los errores en que el partido había caído, a la vez que señalaba los esfuerzos hechos por Mijail Gorvachov para intentar solucionar los problemas estructurales de la URSS con vía de modernizarla y preservarla, negando con ello como fuente de los cambios a la presencia de una oposición política.

La caída del Muro de Berlín en 1989 y el resquebrajamiento del bloque socialistas demostraría que los postulados de Gramsci serían los adecuados para los nuevos tiempos en contraposición al marxismo leninista cuya burocratización y concentración del poder no fue lo suficiente para poder corregir los errores en que habían caído. Otro de los filósofos que reafirmaron la vocación democrática de la izquierda mexicana fue el francés Louis Althusser, cuya obra fue estudiada por Enrique Gonzales Rojo quien sería uno de sus portavoces en el país, donde criticaba los medios de difusión ideológica implementado por las naciones comunistas y como estas estaban cayendo en los mismos vicios de los capitalistas, sus críticos marxistas los acusaban de ser contrarios al espíritu obrero-revolucionario del marxismo para adherirse como una parte del sistema capitalista. Pero finalmente la caída de la URSS le daría la razón a Althusser por la forma en como las sociedades de estos países llevaron a cabo la revolución democrática en estos países, por lo que muchos de sus seguidores pasarían a engrosar la base del liberalismo contemporáneo.

Dentro de los debates surgidos entre la izquierda se dieron los de tintes historicistas y la relación con la que había marcado la historia latinoamericana con las potencias, las cuales siempre mantuvieron un papel hegemónico al ser los principales extractores de los recursos de estas naciones y como su acumulación había ayudado en su progreso, mientras los países de donde provenían los recursos se quedaban en la miseria. El análisis del porque se llega a este estado era uno de los fundamentos para la implantación de socialismo en América Latina, ya que con ello se aseguraba el resguardo de los recursos de sus naciones, pero también era cierto que para poder avanzar era necesario que estas avanzasen hacia el capitalismo y cuyo proceso había sido interrumpido por la intromisión europea, por lo que resultaba contraproducente la llegada del libre mercado a la región al servir a los intereses imperialistas, por lo que el debate se ha quedado estancado al no poder dar una respuesta ante los tiempos modernos.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Carlos Illades. La renovación del marxismo, del libro Camaradas. Nueva historia del comunismo en México.

Para más contenido histórico o para opinar del tema, visita la página de Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100064319310794

Si te gustan los artículos, leer mas de los publicados en el blog y apoyar al proyecto, vuélvete un asociado en la cuenta de Patreon: https://www.patreon.com/user?u=80095737

Imagen: S/D. Congreso del Partido Comunista Mexicano, ca. 1970-1980.

Trabajos y discusiones en la Conferencia Mundial del año internacional de la Mujer.

A pesar de que las mujeres alrededor del mundo vivían un ambiente de sometimiento hacia el hombre, había diferencias de fondo sobre cuáles eran las formas para poder alcanzar la tan ansiada igualdad de género, creándose dos grupos los cuales llegaron a tener posiciones antagónicas en esa primer Conferencia Mundial realizada en México en 1975. Por un lado, estaban las activistas de los países primermundistas quienes vieron como fundamental el empoderamiento de los derechos individuales de las mujeres, el otro estaba formado por las feministas tercermundistas quienes estaban involucradas en el proceso de descolonización en continentes como África y Asia, así como mantenerse en la lucha contra los regímenes autoritarios de América quienes estaban siendo apoyados por EU, estando más cercanos a la órbita socialista. Muchos de los postulados de las feministas primermundistas eran descalificados como ideas burguesas, por lo cual eran objeto de sospecha al ser tomadas como extranjerizantes que podrían desintegrar a las sociedades locales

Buena parte de las feministas mexicanas estaban de parte de las primermundistas, sobre todo por la participación de su representante Betty Friedan quien generaría polémica por reclamar que un hombre designado por Luis Echeverria presidiera la conferencia al ser considerado como un símbolo de machismo. Dentro de las discusiones llevadas por Friedan incluyeron temas polémicos aun para el dia de hoy, como el poder de decisión de las mujeres sobre su cuerpo con una clara orientación hacia la despenalización de aborto, los derechos laborales de las prostitutas e iniciar el proceso de normalización de los homosexuales, en especial las lesbianas, ya que buena parte de las mujeres en el mundo de aquel entonces estaban obligadas como forma de realización de sus vidas el conseguir marido y formar una familia. Estos temas causaron revuelo tanto dentro de la conferencia por parte de las tercermundistas, quienes consideraban que no eran problemas de importancia y solo estaba convirtiendo la reunión en un circo, como por parte de los vecinos al Centro Médico quienes se manifestaron a sus afueran en contra de que se discutan estas cuestiones, tomando en cuenta la sociedad de esos tiempos tenían valores conservadores muy enraizados y que dictaban la vida cotidiana de aquel entonces.

Quien sería duramente criticada al nivel social fue la periodista Nancy Cárdenas, representante del colectivo lésbico mexicano y que participaría en la asamblea para exponer la situación de su comunidad, provocando que después de su participación fuese víctima de insultos a su salida, estos reclamos estaban organizados por una asociación llamada Club de Amnistía Universal quienes le otorgaban al feminismo el papel social de la maternidad y cuyos derechos debían de dirigirse hacia ese fin, por lo que veían a la homosexualidad en general como una enfermedad psiquiátrica y según ellos no tenía cabida en la reunión. Las feministas tercermundistas quienes también tenían una concepción tradicionalista de la feminidad coincidían con ese punto de vista al decir que soluciones como el aborto no solucionarían los problemas que enfrentaban las naciones empobrecidas como la sobrepoblación, sino que lo consideraban una imposición de los países ricos, por lo que buscaban en su lugar apoyar el fomento tanto de la educación sexual como del uso de los preservativos para atajar el problema de raíz, ya que tenían muy presentes la idea de la protección de la vida del feto al considerarla como humana y que las soluciones primermundistas estaban volviendo al sexo en un acto de libertinajes.

La defensa hacia estas acusaciones hechas por las primermundistas iba en el sentido de que no se trataba de impulsar el aborto de manera masiva, sino que se trataba de que las mujeres tuviesen conciencia de los derechos que poseían sobre su propio cuerpo, siendo Friedan la que diría que ni el Estado ni el hombre podría obligar a las mujeres a ser madres en contra de su voluntad, siendo fundamental descriminalizar a las mujeres por ejercer su derecho a decidir. En ese sentido, también defendían el papel de las prostitutas en la sociedad al hacer notar que estaban prestando un servicio a una necesidad natural, por lo que las mujeres al ejercer el derecho de decidir sobre su propio cuerpo ejercían el empoderamiento al decidir cómo usarlo, pero para eso era necesario ofrecerles protección legal para desterrar a la trata de personas de ese mundo, así como brindarles servicios médicos básico. Las feministas tercermundistas despotrican contra esa medida al asociar a la prostitución como una de las consecuencias del capitalismo rapaz, por lo que vieron que la solución a esos problemas era la del cambio de modelo económico, pero las primermundistas defienden su posición al decir que ese trabajo podría ser una importante fuente de impuestos y que a su vez se establecía una relación circular al garantizar con ello su seguridad.

Una vez finalizada la conferencia, la prensa haría una demostración de misoginia al llenarse de opiniones donde descalificaban lo dicho por las panelistas, desde quejas por como “satanizaban” a los hombres, por lo superficiales e intrascendentes que resultaban los temas discutidos, por lo inútil que resultaba su realización al no representar ninguna clase de cambio, además de exhibirlas como “pasionales” y “desorganizadas” en comparación con los hombres. También hubo columnistas convencidos por la importancia de lo expuesto en las conferencias y criticaron a sus pares que se dedicaron a descalificarlas, considerándola un éxito por su realización al marcar las rutas a seguir por el movimiento feminista al nivel mundial. La conferencia sería un parteaguas en el enfoque por la igualdad de las mujeres, si bien se exhibieron las diferencias sobre la percepción del problema por las agrupaciones de diferentes países, con el avance del tiempo empezaría a uniformarse el discurso conforme las mujeres fueron ganando lugares en la política mundial, todavía falta mucho por arreglar, pero esta primera reunión fue el inicio del camino.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía:  Pamela Fuentes. Entre reivindicaciones sexuales y reclamos de justicia económica: divisiones políticas e ideológicas durante la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer. México, 1975, de la revista Secuencia no.89

Para más contenido histórico o para opinar del tema, visita la página de Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100064319310794

Si te gustan los artículos, leer mas de los publicados en el blog y apoyar al proyecto, vuélvete un asociado en la cuenta de Patreon: https://www.patreon.com/user?u=80095737

Para saber más: https://www.arthii.com/la-conferencia-mundial-del-ano-internacional-de-la-mujer-1975/

Imagen: S/D. Flo Kennedy y sus compañeras manifestándose en las afueras de la tribuna en el gimnasio Juan de la Barrera, 1975.

Las publicaciones comunistas de la segunda mitad del siglo XX.

A pesar de la represión existente por parte del gobierno mexicano, los intelectuales comunistas encontraron en el mundo editorial la oportunidad de explayar sus ideas políticas sobre como arreglar los problemas del país, aunque al tratarse de publicaciones financiadas por ellos mismos, el rango de distribución de estos libros y revistas se limitaba a los círculos militantes y asociaciones políticas que estaban por todo el país. A partir de la década de los cincuenta, los grupos comunistas que habían sido oprimidos por el sistema presidencialista tuvieron un nuevo aire gracias al contexto geopolítico del momento, siendo la Revolución Cubana una fuente importante que revitaliza al movimiento y le da armas para criticar al sistema del nacionalismo revolucionario que estaba empezando a mostrar algunas fisuras, naciendo con ello el Movimiento de Liberación Nacional inspirado en la experiencia cubana. Lo que termina por revivir al comunismo como opción política fue sin duda el movimiento estudiantil de 1968, donde el desencanto producido ante la inflexibilidad del gobierno hizo que varios jóvenes universitarios vieran en el comunismo una alternativa para salir de un orden que ya no les garantizaba crecer en lo personal al tener que seguir a rajatabla los mandatos del presidente.

A pesar de que la juventud tuvo como preferencias las ideas comunistas, esto no represento para el PCM volverse en el eje de la izquierda mexicana, ya que a lo largo de la primera mitad del siglo su alineamiento a los intereses de Moscú provocaría una serie de escisiones importantes que resultaban imposibles de reconciliar como el caso de los trotskistas que siguieron por su lado, o el de intelectuales de la talla del escritor José Revueltas quien era un severo critico de esta centralización ideológica y tenía un importante grupo de seguidores universitarios, ni que decir de la infiltración del maoísmo y de grupos indignados ante la invasión soviética a Checoslovaquia. Es así que cada agrupación de las diferentes izquierdas socialistas empieza a generar sus propias revistas para con ello poder expresar sus ideas para la década de los 70, teniendo como parteaguas el golpe propinado por el gobierno en 1976 al diario Excelsior quienes usando a las bases sindicales expulsan de la dirección a Julio Scherer por mantener una línea editorial de crítica contra el gobierno de Luis Echeverria, viviéndose un momento de efervescencia en el sector periodístico. Para intentar controlar a las crecientes bases socialistas que iban creciendo en sus seguidores, el gobierno de José López Portillo intenta unificar a todas las izquierdas en un solo partido político, por lo que, aprovechando el impulso democratizador donde se legaliza la entrada en las elecciones de otros partidos como el PCM, se organiza el Partido Socialista Unificado de México (PSUM).

Anteriormente el gobierno contará con el Partido Popular Socialista como la organización que debía mantener el control de las organizaciones obreras, las cuales quedaron bajo el liderazgo de Vicente Lombardo Toledano y con ello esperaron mantener a raya a los seguidores del PCM, razón por la cual crean como aparato propagandista la revista “Avante” en 1961 para distribuirse entre los trabajadores sindicalizados. En ella se hacía una abierta crítica hacia los comunistas a quienes acusaban de mantener prácticas corruptas a costa de los obreros, pero a su vez mantenían una línea crítica contra el gobierno por el problema agrario, donde denunciaban la falta de apoyo al mundo rural y como el proyecto presidencialista estaba quedando corto ante un campo que se estaba quedando en el atraso. También mantenían una línea dura nacionalista donde promovían la idea de que uno de los principales enemigos estaban los capitalistas estadounidenses quienes eran vistos como agentes para implantar el imperialismo yanki, acusando a los lideres sindicales que mantenían una postura dócil frente a los empresarios de que eran pagados por la embajada.

Por parte de los liderazgos estudiantiles surgidos del 68 sale la revista “Punto Crítico”, saliendo a la luz en 1972 y que tuvo como sus primeros colaboradores a muchos de los disidentes encarcelados en la prisión de Lecumberri y que fueron liberados por el indulto de Echeverria, teniendo como principal objetivo el promover el análisis y debate político para los trabajadores del campo y de las ciudades, todo para combatir el imperialismo, la burguesía mexicana y al aparato gubernamental. Por esta razón, la línea editorial no buscaba que la revista sirviese para la creación de una organización política, simplemente buscaban fomentar la exposición y el debate de ideas para ayudar a la consolidación de la izquierda, aunque desde los organizadores de la revista siempre estuvo presenta la opción de hacerlo. La revista estuvo vigente hasta la década de los 90 cuando varios miembros de la mesa editorial empiezan a ser contratados en diferentes sectores como el gobierno, en nuevas asociaciones políticas o en nuevos diarios, pero sus miembros revelan que su paso por la revisa los ayudo a entender la importancia del periodismo en la vida pública.

El PCM no se quedaría con los brazos cruzados y en 1975 lanzan la revista “Socialismo”, siendo la ventana por donde intentaban propagar el socialismo teórico y criticaban abiertamente al gobierno, denunciando como la burguesía usaba al nacionalismo revolucionario como herramienta para mantener sus intereses y que reprimían al proletariado como sucedió con el caso de los ferrocarrileros de 1959 y la masacre de estudiantes del 68. Los trotskistas desde el asesinato del mismo Trotski en 1940 iban poco a poco conformando una agrupación al margen de los dictados soviéticos, donde gracias a la reforma de 1976 crean el Partido Revolucionario de los Trabajadores y publican la revista “La Internacional” al año siguiente, haciéndose un lugar en el debate de las izquierdas. Ante la crisis vivida a finales de la década de los 80, surge un proyecto editorial de nombre “Socialismo” en 1989, donde se recogía el debate ante el eventual resquebrajamiento del bloque comunista, la tensión social derivada de las elecciones de 1988 donde la izquierda se había convertido en un importante rival del sistema y las consideraciones que habría que tomar ante el futuro, siendo un actor fundamental en el rico mundo editorial de los grupos de izquierda.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Luciano Concheiro y Ana Sofia Rodríguez. Las revistas del comunismo, del libro Camaradas. Nueva historia del comunismo en México.

Para más contenido histórico o para opinar del tema, visita la página de Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100064319310794

Imagen:

  • Izquierda: Revista Punto Crítico no.53.
  • Derecha: Revista Socialismo no. 6.

La Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer, 1975.

El orden surgido del fin de la Segunda Guerra Mundial cambiaria las cosas de cómo estaba regido el mundo, desde el impulso a la descolonización para el nacimiento de nuevas naciones, incluso en lo cultural había quedado demostrado que las mujeres tenían la misma capacidad de los hombres para desempeñar los mismos papeles, quedando patente al reemplazarlos cuando fueron enviados al campo de batalla. Con ello, el movimiento feminista estaba más fortalecido al empezar a permear en las mujeres que tenían los mismos derechos que los hombres y con ello frenar el clima de injusticia imperante por la cultura machista, por lo que empezaron a presionar a los gobiernos del mundo para obtener las libertades de trabajo, de estudio y a decidir sobre si querían conformar una familia. Los nuevos aparatos de mediación como la ONU desde sus inicios en 1945 tomaron como parte de sus banderas el alcanzar la igualdad social de las mujeres a lo largo de los países integrantes, por lo que era necesario organizar las diferentes agrupaciones feministas en el mundo para fijar metas en común para lograr los objetivos frente al contexto de la Guerra Fría.

Para albergar a un evento de tal importancia, el gobierno de México presidido por Luis Echeverria se ofrece como sede a la capital para el Primer Congreso Mundial, ya que la política exterior mexicana quería poner al país como a la cabeza del liderazgo de los países llamados como del “Tercer Mundo”, denominación dada para las naciones en vía de desarrollo y que jugaban un papel ambivalente entre los bloques capitalista y comunista, por lo que era importante que México se pusiese a la vanguardia ante los retos a abatir en el mundo. Se dio la cita para desarrollarse entre el 19 de junio al 2 de julio de 1975, donde participarían diferentes representantes de las agrupaciones de diferentes países de América, Europa, África y Asia, llevándose a cabo en las instalaciones de la Secretaria de Relaciones Exteriores en Tlatelolco como en la Unidad de Congresos del Centro Médico para cumplir con la meta de albergar a las 6,000 asistentes programadas, donde destacaría por los álgidos debates entre las feministas de los países del primer mundo con las representantes latinoamericanas sobre temas muy polémicos.

Por un lado, encontramos el movimiento feminista estadounidense quien tenía en su principal voz a la psicóloga Bety Friedan, quien abogaba por impulsar un enfoque más individualista donde las mujeres pudiesen asumir papeles más allá del rol asignado a la familia de clase media exigiendo la paridad de salarios y una posición igualitaria dentro de las unidades familiares. El otro bando estaba encabezado por la boliviana Domitila Barrios Chungara, quien era una perseguida política por parte de la dictadura militar y representaba a los sectores populares de las naciones empobrecidas, cuyas necesidades distaban de las mujeres de clase media de los países desarrollados y que eran calificadas como banales frente a los problemas que debían hacer frente. Con esto se forman dos bloques, el liberal representado por Friedan donde se pudieron como metas la igualdad de oportunidades para las mujeres en la sociedad, mientras Barrios Chungara denunciaba a los regímenes autoritarios por la opresión ejercidas hacia ellas por sus constantes violaciones consistentes tanto en la explotación laboral de las mujeres y los abusos propinados por parte de las autoridades y sus representantes, por lo que los valores tradicionales no eran cuestionados y eso hizo que el liberalismo feminista fuese etiquetado de “imperialista”.

Para ver estas diferencias, mientras el feminismo liberal tenía como metas desestigmatizar sectores femeninos históricamente reprimidos como las prostitutas, lesbianas o el impulso del control natal, el de Barrios Chungara y que tuvo una alta aceptación por las representantes de los países tercermundistas iba más en alcanzar la equidad política y alcanzar la estabilización social de sus naciones, por lo que no cuestionaban la relación habida entre hombres y mujeres. El congreso pronto se convirtió en un reclamo hacia Friedan y su agrupación NOW quienes fueron vistas como representantes del gobierno estadounidense convirtiéndose en blanco de los reclamos hacia su política intervencionista, por lo que tuvieron que emitir su postura donde también se adherían en contra de la lucha imperialista para ir en comunión con sus pares latinoamericanas, así como quedaron de acuerdo con la lucha para alcanzar la equidad laboral de las mujeres. Dentro del contexto latinoamericano, si existían agrupaciones feministas que iban de acuerdo a las metas que tenía el grupo de Friedan, pero estas resultaron ser las menos debido a que surgían desde el ambiente universitario y provenían de las clases medias-altas, por lo que estaban distanciadas del mundo rural quienes luchaban contra el acoso de la explotación capitalista.

Algo particular que tuvo la conferencia fue la nula participación de las agrupaciones mexicanas, esto debido a que pertenecían al frente universitarios que había nacido por el movimiento del 68, por lo que no existía la confianza para participar en iniciativas propuestas por el gobierno, y menos las provenientes de Luis Echeverria quien al poco tiempo de su llegada a la presidencia los reprimiera mandando paramilitares provocando la llamada Matanza del Jueves de Corpus de 1971. Para ese entonces, eran pocas las agrupaciones feministas que solo se reducían a 5: Mujeres en Acción Solidaria de 1971, Movimiento Nacional de Mujeres de 1973, Movimiento de Liberación de la Mujer de 1974, Colectivo La Revuelta y Movimiento Feminista Mexicano, todas estas agrupaciones hicieron eventos alternos donde acusaron las medidas represoras del gobierno y de paso criticaban los alcances llegados en el Congreso Internacional al considerarlo como parte del plan del gobierno. La posición de las feministas mexicanas iba en el sentido de valorizar el trabajo doméstico que no contaba con prestaciones de ley o eran sujetas a derechos laborales (asunto que está siendo atendido hace unos pocos años), así como eran promotoras del derecho al aborto, ya que denunciaban como muchas mujeres morían al someterse a procedimientos ilegales sin tener mayor consecuencia legal o las que eran descubiertas les recaía todo el peso de la ley.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía:  Pamela Fuentes. Entre reivindicaciones sexuales y reclamos de justicia económica: divisiones políticas e ideológicas durante la Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer. México, 1975, de la revista Secuencia no.89   

Para más contenido histórico o para opinar del tema, visita la página de Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100064319310794

Imagen: S/D. Inauguracion del Congreso Internacional de la Mujer, 1975.

Editorial: La disolución de la ideología en el contexto global.

Estamos cerca de cumplir un año desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania y de momento las cosas se siguen manteniendo el pulso entre ambos lados, aunque los rusos han perdido posiciones importantes para concentrarse en la región oriental del Dombás, la cual ha sido el origen del conflicto debido a que posee un alto componente de población rusa que ha sido usada como excusa para iniciar la invasión. Ambos han usado todos sus medios disponibles para ir ganando posiciones o mantener las líneas del frente, por un lado Ucrania ha tenido el respaldo de la OTAN, cuyos socios a lo largo de los meses se han ido desconectando del principal arma de Putin para mantener a los países europeos subordinados a sus intereses, los energéticos como el gas y el petróleo, que para su mala suerte lo que se esperaba que el encarecimiento de estos podría ser una arma de desestabilización social por la llegada del invierno, este no ha sido tan crudo como para provocar el daño esperado, mientras Rusia ha tenido el respaldo económico de China, India, Turquía y Arabia Saudita quienes son sus principales compradores reemplazando a Occidente.

Algo que ha demostrado tanto este conflicto como los acontecidos hace 30 años ha sido como la politización contemporánea ha perdido cualquier rasgo de ideología, postulados como el socialismo, la democracia, el progresismo, el conservadurismo y demás se han desdibujado para jugar en favor de las luchas geopolíticas, como es el caso de la actual rivalidad de los binomios EU-UE contra China y Rusia, actualmente no existe ninguna clase de asociación de ninguna ideología hacia cualquier lado, por lo que ambos lados se han servido para crear sus propios círculos de influencia. Esto lo vemos por ejemplo en el nuevo campo de batalla que se han convertido las redes sociales, tanto Twitter como Facebook han sido las plataformas donde la gente han vertido sus opiniones y vemos como la ideología ha desaparecido del escenario para dar lugar a un gatopardismo generalizado, podemos ver por igual como personas de izquierda defienden por igual países conservadores como la misma Rusia, Irán o Palestina, algo impensable para un seguidor socialista de cepa, mientras los países desarrollados concentrados han tomado buena parte de los postulados de la lucha socialista para poder alcanzar en parte el bienestar popular, pero esto no la libra en enfrentar grandes contradicciones.

Lejos de los idealismos, el sector capitalista se ha valido a lo largo de la Guerra Fría de apoyarse de cualquier gobierno que pudiese servir para contener a los comunistas, sirviéndose de verse respaldados por gobiernos dictatoriales para mantener controlados a los grupos subversivos comunistas, como fueron los casos de la España de Franco, Chiang Kai-Shek en Taiwán, el régimen militar que gobernó Corea del Sur hasta la década de los 90, ni que decir de los diferentes gobiernos sudamericanos que estuvieron gobernados por militares quienes mantuvieron con puño de hierro sometidos a sus habitantes como la Nicaragua de Somoza, la dictadura de los generales en Argentina, Augusto Pinochet en Chile y muchos más países que fueron sometidos a una cúpula represora. El socialismo no se distingue por crear un sistema democrático, sino se basa en el poder de un partido único que ocupase todas las posiciones del gobierno sin posibilidad de una mayor participación social de otras corrientes ideológicas, por lo que los aparatos represivos se encargaron de disolver cualquier clase de oposición política y estos no tuvieron de otra más que el pasar a la clandestinidad.

En este punto, el sector que podríamos considerar el más hipócrita seria Occidente por el respaldo dado a regímenes autocráticos, sobre todo porque una de las banderas de EU ha sido la de promover la democracia en el mundo, algo que sabemos de sobra cuando han intervenido en gobiernos que no son afines a sus intereses suelen imponer a sus propios regímenes dictatoriales para favorecer tanto sus negocios como la colocación de bases estratégicas. Es aquí donde surgen las contradicciones que aquejan en lo general a las naciones del mundo, por un lado en el que fuera el sector socialista surgen estos grupos clandestinos de ideología liberal y quienes se mantuvieron en la espera del periodo de crisis de estos gobiernos, como sucedió a finales de los 80, creándose un sector donde se congregaban tanto demócratas como los sectores de la derecha tradicional por las políticas antirreligiosas de los comunistas, por lo que cuando empieza la caída de la Cortina de Hierro se da un impulso para poner gobiernos de centro-derecha, esto lo vemos principalmente en los países de Europa Oriental. Mientras en los países gobernados por gobiernos autoritarios clientelares a EU, los sectores atacados se congregan en grupos de resistencia de filiación socialista, donde llegaron a confluir agrupaciones religiosas subversivas como el sector identificado con la Teología de la Liberación, quienes estaban en contra de las jerarquías nacionales, esto se da más en el contexto latinoamericano.

El desempeño que tuvieron las dictaduras afines al bando capitalista definió en gran parte el devenir del contexto político posterior, en si fueron pocos los que supieron dar las medidas correctas para lograr la prosperidad de sus naciones, como sucedió con los llamados “tigres asiáticos” como Corea del Sur y Taiwán quienes fomentaron la industrialización convirtiéndose en los abastecedores de productos manufacturados y tecnológicos, dando lugar a un mayor impulso de la educación profesional cimentando con ello su industrialización (en el caso de Singapur gobernado por Lee Kuan Yew, como se trata de una ciudad-estado se fueron por los servicios financieros para complementar su posición como puerto mercante). Mientras con el caso de España, al convertirse el régimen de Franco en socio estratégico de EU le dio la oportunidad de no estar tan aislada del contexto europeo y le da la oportunidad de impulsar la economía basándose primero en el turismo, siendo la industria clave para la recuperación económica y que lograse dar un cierto grado de bienestar social desde los 50 hasta su fallecimiento en 1975. En cambio, con el caso de Latinoamérica, en lugar de que las oligarquías locales apostasen por la innovación, decidieron apostar por basar sus negocios en la exportación de materias primas como el petróleo, haciéndolas muy susceptibles a las crisis económicas globales que fueron muy perjudiciales para sus sociedades, como sucedió con Brasil o Venezuela, concentrándose las riquezas en unas pocas manos, mientras el resto se seguía empobreciendo.

Gracias al nivel económico alcanzado por estos gobiernos autócratas hacia su final facilita la transición democrática, como fueron los casos de Corea, Taiwán, Chile, España, Singapur y entre otros, pero los que pasaron por tiempos de turbulencia económica y el régimen alcanza un cierto nivel de agotamiento social provocarían la creación de opositores con una fuerte base popular que fue desgastando a la oficialista, como sucedió con México, Argentina, Venezuela, Ecuador, pero en los casos donde el régimen tenía la suficiente fuerza represora terminaría en lucha armada, como los casos de Cuba, Nicaragua, El Salvador y Colombia, este último resulta un caso paradigmático donde la resistencia popular de la guerrilla no pudo derrocar al gobierno y tuvo que entrar en el orden democrático. Con el caso europeo, el resquebrajamiento de la Cortina de Hierro por lo general terminaron en luchas armadas, desde rápidos golpes contra los regímenes socialistas como en Hungría, Rumania, Bulgaria, Albania y Checoslovaquia, o el resquebrajamiento de los países como la URSS y Yugoslavia, aunque en el primero se dio en forma de plebiscitos donde las “republicas” constituyentes decidieron separarse, en el caso yugoslavo el intento de mantener la supremacía por parte de los serbios provocaría una sangrienta guerra civil. La gran parte de las naciones asociadas con la URSS procuraron adherirse al orden de la UE con reformas económicas y políticas para avalar su democratización, en ellas destacaron los países bálticos, Croacia y Chequia que lograron conformar sistemas muy eficientes en su gobernabilidad, otros como Rumania, Bulgaria o Eslovaquia no han podido superar vicios como la corrupción, mientras Hungría y Polonia se han convertido en países fracasados por la deriva autoritaria de sus gobiernos como el caso de Viktor Orban que se han convertido en un problema por su ideología ultraconservadora.

El enemigo común de cualquier sistema democrático han sido las crisis económicas, ha quedado demostrado que por más educada que este una sociedad, si el entorno le resulta adverso se ira por elegir lideres que le den aliento y si quisiera se saltase las normas establecidas para darles una respuesta a sus problemas, esto queda patente con la crisis llegada con el agotamiento del sistema neoliberal en la primera década del 2000 y profundizada con la pandemia junto a la invasión a Ucrania. A pesar del nivel educativo de la población de los países desarrollados, ante la incapacidad de llevar bienestar a gran parte de la población por parte del sistema ha provocado que muchos apuesten por el respaldo a lideres populistas que dan soluciones fáciles a problemas complejos, sumado a las posturas ideológicas que asume cada uno ha provocado la polarización que nos aqueja hoy en día. Con ello, se hacen palpables muchas de las fallas de la educación pública al nivel mundial, ya que la incomprensión de las dinámicas económicas, internas o geopolíticas provocan que apuesten por estos liderazgos, de ahí la facilidad que han tenido el mensaje de estos lideres caudillistas al representar una opción antisistema, si a esto le sumamos el carisma que tienen estas personas llevan con facilidad a que sus seguidores apuesten por ideas que estaban soterradas, como las tendencias neofascistas de Europa, EU y Brasil, ni que decir de las derivas autoritarias de países latinoamericanos como Venezuela, Nicaragua y El Salvador.

Todo indica que estos periodos de crisis nublan de cualquier análisis crítico sobre el entorno inmediato para dar lugar a quien pueda dar aliento a nuestras inquietudes, por lo que parece inevitable el que las sociedades vuelvan a tropezar con los problemas originados por estas aparentes soluciones. Creo que esta podría ser una explicación a que parte de muchas personas que se consideran de izquierda apoyen a lideres como Putin, Maduro o Daniel Ortega, olvidando con ello los años en que sus ancestros ideológicos estuvieron sometidos por los autócratas occidentalizados para ser ellos los nuevos represores, panorama que considero frustrante ante la posible imposibilidad de las sociedades de aprender del pasado. Muchas veces, la poca información histórica que tienen las masas hace que intenten lavar la imagen de sus ídolos para ponerlos como los salvadores del demonio occidental, esto sucede con los rusófilos de las redes sociales quienes avalan la invasión rusa porque según ellos no fue una nación “colonial” a diferencia de Gran Bretaña o EU, cuando en realidad desconocen o ignoran como los países de la antigua esfera rusa los perciben como invasores e imperialistas.

Necesitamos la creación de sociedades más analíticas y que se dejen lastrar menos por las ideologías, esa podría ser la solución para evitar notables contradicciones como la mostrada por varios latinoamericanos que apoyan a Rusia en la invasión de un pueblo soberano solo para “darle en la madre” a EU o que apuesten por dictaduras en vez de sistemas democráticos. Esto no implica que se invisibilicen los conflictos donde potencias occidentales están implicadas como Libia, Palestina, Afganistán, pero si uno condena estos casos, por coherencia también se deben de condenar los ocasionados por el resto de imperialismos como el chino o el ruso, no se debe de caer en la falacia de estos países quienes justifican sus acciones porque los demás lo hicieron, tenemos que convencernos que la democracia y la libertad bajo el marco del respeto a terceros es la norma para asegurar la sana convivencia en este mundo, supeditándose esto sobre cualquier ideología política para poder sobrellevar los retos que nos esperan.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Imagen: Una mujer junto al féretro de su marido, un soldado ucranio, en un cementerio de Járkov el pasado 16 de febrero. Fuente: https://elpais.com/opinion/2023-02-19/un-ano-de-guerra-en-ucrania.html

México en el contexto de la Guerra Fría.

Entender la relación México-EU resulta más compleja que la percepción que se tiene de sumisión del primero hacia el segundo, ya que, a pesar del poderío del vecino del norte, México ha tenido bastante margen en cuanto a las maniobras hechas a lo largo del tiempo y muchas veces estas han salido completamente de sus intereses, pero también es cierto que ningún gobierno se ha atrevido a mantener una postura antagónica que pudiese provocar un conflicto. La relación tenida con los países y organizaciones socialistas ha sido muy ambivalente, si bien México ha mantenido una diplomacia abierta hacia el bloque socialista, al nivel interno ha impedido la formación o proliferación de estas organizaciones al considerarlas rivales del proyecto revolucionario, por lo que el gobierno ha usado sus fuerzas para reprimir y deshacer la conformación de grupos capaces de hacerles frente. También es cierto que los aparatos de seguridad estadounidenses han mantenido una presencia constante en el país para vigilar todas aquellas organizaciones comunistas para evitar la formación de una base firme en el continente, incluso es sabido que funcionarios y presidentes como Adolfo López Mateos, Gustavo Diaz Ordaz y Luis Echeverria fueron parte de las redes de inteligencia de la CIA como LITEMPO y LITENSOR.

El agente que dirigía las operaciones de la CIA en México fue Winston Scott, quien estuvo en servicio de los años 1956 hasta 1959 y fue quien entablaba las relaciones con el gobierno mexicano, uno de los puntos de mayor acercamiento fue con Diaz Ordaz de quien se sabe recibía diariamente los informes de Scott del trabajo de la CIA. Esto no quiere decir necesariamente que las altas esferas de la política mexicana estuviese trabajando para la CIA y por lo tanto eran títeres de EU, ya que hay que tomar en cuenta la política absolutista por parte del PRI como uno de los puntos de interés para colaborar con las autoridades estadounidenses, con ello se garantizaba el alejamiento de EU en cuestiones de política interna dando el visto bueno a su permanencia y por el otro eliminaban a potenciales amenazas que pudiesen crear disidencias importantes como para provocar una movilización popular en contra del régimen. Como muestra de esta autonomía lo vemos con la permisividad del gobierno para que la URSS y Cuba mantuviesen la presencia de sus propios espías y agentes, fortaleciéndose la concepción del país en su proyección internacional de mantener una posición intermedia entre el bloque capitalista y el comunista.

Esta independencia con respecto a los intereses estadounidenses lo tenemos con la relación con la Cuba de Fidel Castro, quien llega después de un proceso revolucionario iniciado en 1953 para derrocar al dictador Fulgencio Batista y logrando su objetivo iniciando 1959, donde se sabe que tanto los hermanos Castro y Ernesto “Che” Guevara pasaron una temporada de formación en México con el financiamiento de importantes figuras de la política mexicana como Lázaro Cárdenas y desde Tuxpan saldría la expedición en el famoso yate Granma con dirección a la isla. Si bien en un inicio los revolucionarios no se declararon comunistas (y es probable que esto haya sido lo que provocaría el abandono del gobierno estadounidense al régimen de Batista), las exigencias del gobierno estadounidense con respecto a los fuertes intereses invertidos a la isla hicieron que en 1961 Castro anunciara su completa afiliación al bloque comunista, lo que enciende las alarmas para el gobierno de John F. Kennedy con respecto a las relaciones de amistad entabladas con el gobierno de López Mateos, lo que sería un obstáculo para el bloqueo con económico el que esperaba hacer caer al gobierno de Castro.

En ese entonces, México formaba parte del tercer bloque conocido como el Movimiento de los Países No Alineados (MPNA), donde se congregaban un conjunto de países tanto capitalistas como socialistas quienes mantenían relaciones abiertas para ambos bloques, con ello la cancillería justificaba la manutención de las relaciones con Cuba y rechazaba las exigencias estadounidenses, quienes finalmente tuvieron que permitirlas debido a la colaboración del gobierno en otras acciones de defensa. Uno de los políticos estadounidenses que comprendieron la postura mexicana y ayudaron a que se tolerasen estas acciones fue el entonces vicepresidente Lyndon B. Johnson, quien accede a mantener una estrecha relación con López Mateos y que se fortalece con su llegada a la presidencia después del asesinato de Kennedy, señal de ello lo vemos en la designación de Fulton Freeman como embajador y con quien hay una plena colaboración con los gobiernos mexicanos, sumada a las constantes entrevistas de Johnson con los presidentes como López Mateos con dos y Diaz Ordaz con siete, pero con el empeoramiento de la Guerra de Vietnam la relación con México paso en un segundo plano.

La razón de este “enfriamiento” fue sin duda la plena confianza mantenida al gobierno mexicano para mantener la paz, momentos como la sucesión presidencial de 1964 no sería un mayor problema por el perfil moderado con el que calificaron a Diaz Ordaz gracias a su trabajo en la Secretaria de Gobernación de López Mateos, donde se destacó por el combate a los grupos socialistas y a la formación del Partido Popular Socialista de Vicente Lombardo Toledano como un aparato que ayudada a dividir a los grupos de izquierda. Uno de los puntos que dificultaba a la inteligencia estadounidense comprender al gobierno mexicano fue en el lado ideológico con respecto al nacionalismo revolucionario, que por las semejanzas habidas con el socialismo hizo que las instituciones culturales como la SEP fuesen calificadas como tal y mantuviese desconfianza hacia la Cancillería por esta retorica mantenida al nivel general en la población.  

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: María del Carmen Collado Herrera. La guerra fría, el movimiento estudiantil de 1968 y el gobierno de Gustavo Diaz Ordaz. La mirada de las agencias de seguridad de Estados Unidos, de la revista Secuencia no. 98

Imagen: National Archives. Reunion de Gustavo Diaz Ordaz y Richard Nixon en la culminación de la Presa Amistad, septiembre de 1969

Editorial: Un recorrido por la historia de Taiwán.

Estos primeros años de la década de los 20 sin duda han resultado demasiado tumultuosos y es muy probable que a finales de esta se dé un cambio rotundo en el orden geopolítico mundial, girando en torno a la lucha de dos potencias quienes se esperan colocar como las hegemónicas, por un lado tenemos a China que en poco más de 30 años ha trabajado para colocarse como la nueva potencia mundial defendiendo un proyecto autocrático autoritario, por el otro tenemos a los Estados Unidos que no supieron aprovechar la caída del bloque soviético y sus vicios y conflictos han provocado una pérdida de su credibilidad en sus valores democráticos, usando los diferentes medios que posee a lo largo del mundo para defender su posición. Ahora con la situación mundial tan delicada con la pandemia del COVID 19 con sus diferentes brotes y la invasión rusa a Ucrania ha aflorado un conflicto que lleva cerca de 80 años y que representa una herida abierta para el orgullo nacionalista chino, la situación con Taiwán, isla reivindicada como “provincia rebelde” y esperan que algún día vuelva a reintegrarse, pero resulta que ha mantenido un camino mucho más autónomo a lo largo de los siglos que lo reclamado.

Uno de los primeros puntos donde se diferencia la isla del resto de China lo encontramos en su etnicidad, los pueblos originarios de Taiwán pertenecen a la familia austronesia, misma a la que pertenecen los pueblos que habitan las Filipinas, Malasia, Indonesia, Melanesia y la Polinesia, teniendo nula relación con los Han de China. Durante siglos, los aborígenes taiwaneses se mantuvieron aislados de cualquier relación con pueblos ajenos a la isla, aunque la zona era frecuentada tanto por pescadores como por piratas chinos y japoneses quienes no se interesaron en la isla al no contar con algo de su interés, esto cambiaria hasta el siglo XVI con la llegada de los europeos a la zona en la búsqueda de establecer factorías para tener los principales puntos de acceso al mercado chino, siendo los portugueses los primeros que llegan y le asignan el nombre de “Formosa” o hermosa en portugués, pero sería hasta finales de siglo con la unión dinástica de los Habsburgo cuando el proyecto de expansión pasa a manos de los españoles asentados en Filipinas, quienes en la búsqueda para lograr el anhelado imperio asiático se establecen al norte de la isla.

La esperanza de repetir el éxito encontrado en América no lo repetirían en Asia, en primera por encontrarse con estados muy fuertes y centralizados como la China de los Ming, la India de los mogoles e incluso un inestable shogunato en Japón no les daría lugar para avanzar en sus proyectos de conquista, sumado a que la forma de hacer la guerra era similar a la europea y al estar mas que adaptados a las enfermedades hizo que tanto españoles y portugueses limitaran su presencia a unas cuantas ciudades costeras, las Filipinas y otras islas. Taiwán pudo haber corrido la misma suerte de las Filipinas al contar con una población originaria con un nivel de vida tribal, pero pronto se asomaría en Asia una joven potencia europea que representaría una amenaza a la presencia hispano-portuguesa en la región, Holanda, quienes llevaron el pulso por su independencia del gobierno de los Habsburgo a ultramar y seria en el lejano oriente donde se llevaría el frente. Como a los holandeses no les interesaba la colonización de los territorios y solo querían hacer negocios, hizo que pronto muchos reinos y tribus les dieran la acogida para establecerse y expulsar a los portugueses y españoles, poniendo bajo asedio las factorías de la India, estableciéndose en Java y echándolos de Sri Lanka, Malaca, acabando con los misioneros católicos de Japón y también de Taiwán, donde se establecieron en el sur ante la fallida misión de establecer relaciones con China y fundan Fort Zeelandia en la actual Tainan en 1624, desde donde inician sometiendo a los indígenas y en 1642 expulsan a los españoles de la isla.  

Con un sistema similar al implementado en Sri Lanka, los holandeses de apoderan de las costas de la isla y desde ahí pretendieron establecer sus campos de cultivo usando tanto a los nativos como importando servidumbre de China, provocando la animadversión tanto de los aborígenes como de los chinos cuya comunidad iba en aumento ante la demanda de los terratenientes holandeses, atrayendo la atención de la dinastía Ming. El encargado de expulsar a los holandeses seria el general Zheng Chenggong o mejor conocido como Koxinga en Occidente, de origen japones pero al servicio de una dinastía Ming que iba en decadencia ante los manchúes de la entrante dinastía Qing, por lo que al tener bajo sus ordenes a un ejercito considerable, lo aprovecha para invadir Taiwán en 1661 y con ello expulsar a los holandeses, destacándose en el asedio a Fort Zeelandia que fue rendido en 1662. Paradójicamente, la idea de Koxinga era la de convertir en Taiwán en un enclave de resistencia contra los Qing para restaurar a la dinastía Ming, recibiendo el titulo honorifico de príncipe de Yangping, esto le sirvió para convertir a la isla en un estado autónomo y desde ahí empezaría a amenazar a las Filipinas con su flota pirata, pero muere al poco tiempo de haber tomado la isla y su liderazgo seria retomado por sus descendientes, estableciendo el reino de Tungningn que duraría hasta 1683 con la rendición ante los Qing debido a problemas de legitimidad por parte del príncipe Zheng Keshuang, siendo perdonado por el emperador Kangshi.

Fue así que en el siglo XVIII se integra Taiwán al territorio chino como parte de la provincia de Fujian, iniciando el proceso de asimilación de los indígenas a la cultura china, pero lo único que paso fue que los pueblos autóctonos se internaron en la isla y a los chinos los dejaron en las costas, poniendo su capital en Tainan. Muchas veces por la forma aislacionista de los Qing hubo iniciativas con la intención de abandonar la isla debido a las rebeliones que se hicieron comunes, pero la proliferación de la inmigración china y el proceso de mestizaje con los indígenas hizo que creciera la extensión del dominio chino tanto en la isla principal como en el archipiélago de Pescadores. Pero en el siglo XIX el imperio se vería continuamente amenazado por el hostigamiento de las potencias europeas que pasaban por su periodo de esplendor, haciendo a Taiwán un territorio fácilmente amenazado por los ingleses y franceses, aunque en los intentos de invasión lograron defender la isla con éxito gracias a la colaboración de los aborígenes, esto hizo que el imperio decidiese otorgarle a Taiwán la calidad de provincia y se traslada la capital de Tainan la ciudad de Taipéi en el norte.

La decadencia de la China de los Qing era evidente y a duras penas lograron que las perdidas territoriales solo se limitasen a la cesión de algunas ciudades costeras en el continente, si bien con ello y la forzosa apertura económica lograría persuadir a los europeos de conquistar al país, nolo lograría con el archipiélago vecino quien aspiraba en convertirse en imperio, Japón. Durante un periodo de 20 años después de la guerra civil que derrocaría al shogunato, el gobierno japones inicia un vertiginoso crecimiento donde lograría equipararse en orden de importancia y desarrollo con los países europeos y lo que faltaba era empezar a adquirir sus propias colonias, siendo China la victima indicada ante su aislamiento que la dejaría muy débil, por lo que los japoneses empezarían erosionar la relación de los Qing con el reino tributario de Corea al impulsar su apertura comercial, provocando que se incrementaran las tensiones con la dinastía coreana. Es así que los japoneses empiezan a intervenir en la política coreana al respaldar a una parte de la dinastía Joseon, que fueron sometidos objeto del acoso de los Qing y ante una ola de asesinatos de la familia real dio el pretexto a Japón para declarar la guerra a China en 1894, haciendo gala de su superioridad tecnológica y terminando en abril de 1895 con el tratado de Shimonoseki.

Con este tratado, China se vio obligada a dejar al reino de Corea bajo a zona de influencia japonesa y tuvo que cederles unos puertos en la península de Liaoning, pero el botín más preciado fue la cesión de Taiwán y el archipiélago de Pescadores, uno de los tantos territorios ambicionados históricamente y donde en la década de los 70 había intentado invadirla sin éxito al estar poco preparados. Ante la llegada de los japoneses, hubo un intento por parte de los leales a los Qing de ofrecer resistencia y declaran la independencia de la isla bajo la denominación de la Republica de Formosa, la cual dura solo cinco meses hasta la llegada de las tropas japonesas que después de unos cuantos enfrentamientos se rinden y se van al exilio, empezando con ello la primera colonia del nuevo imperio. A pesar de la existencia de una resistencia contra la ocupación japonesa, no llegaron a representar una amenaza y durante 50 años la isla se iría integrando al imperio, empezando en la década de los 30 el proceso de asimilación cultural favoreciendo lo japones frente a lo chino, impulsando la creación de templos sintoístas e incluso llegarían a participar activamente en la carrera imperialista que culminaría en la Segunda Guerra Mundial.

Ante la rendición japonesa en 1945 ante los aliados, se les forzó a abandonar Taiwán para devolverla a China, en aquel entonces en manos del partido Kuomintang y dirigido por el general Chiang Kai-shek, siendo un periodo de serias tensiones étnicas con la expulsión de los colonos japoneses, disputas con los aborígenes y la promoción de la migración china, sobre todo el foco estaba en la lucha contra los comunistas donde se haría una purga de cualquier persona involucrada con ellos. La situación de la guerra civil entre los nacionalistas de Kuomintang y los comunistas dirigidos por Mao Zedong entraba en su fase decisiva y a finales de 1949 los comunistas se alzan con el triunfo, por lo que el gobierno de Chiang Kai-shek y el partido empieza el proceso de evacuación del continente para asentarse en Taiwán, desde donde esperaban dirigir la resistencia y algún día recuperar el control de todo el país, por lo que el gobierno de Taipéi seria conocido como la Republica de China y el comunista seria la Republica Popular de China, siendo la primera la que fue reconocida al nivel internacional como gobierno legítimo.

Durante los 50 y los 60, Taiwán consolida su autonomía frente a los comunistas que no tenían los medios para tomar la isla, convirtiéndose en un aliado fundamental para EU al ser la principal fortaleza en el Pacifico en su lucha contra los socialistas, empoderando a Chiang Kai-shek como dictador quien acaba con todos los resabios de libertades individuales para instaurar la ley marcial y queda prohibida la libertad de expresión. Pero ante la incapacidad factible de recuperar el continente y con la consolidación definitiva de los comunistas en Pekín cambian las tornas y se da un reconocimiento generalizado al gobierno de Mao, siendo en 1971 cuando la delegación taiwanesa tuvo que dejar su lugar en la ONU para ser remplazados por los comunistas, este panorama se complica ante la tensión generada por la Guerra de Vietnam y el rompimiento de la relación entre Mao y la URSS, por lo que EU aprovecha la oportunidad para poner a China como un socio estratégico en contra de los soviéticos y el gobierno de Richard Nixon establece relaciones sin dejar de lado a Taiwán, poniéndose en una posición ambigua reconociendo las reclamaciones tanto de Pekín como de Taipéi, conservando a su aliado como bastión en la región.

La dictadura de Chiang Kai-shek termina con su muerte en 1975 para ser sucedido por su hijo Chiang Ching-kuo, quien a diferencia de su padre inicia el proceso de democratización de la isla y de liberalización de la economía, empezando a despuntar los taiwaneses en el campo tecnológico y en el manufacturero, contrastando fuertemente con la quiebra de la economía china, teniendo los recursos suficientes para comprar mediante obras y financiamiento el reconocimiento diplomático de varios países. Las cosas empiezan a cambiar en los 80 con la llegada en China de Deng Xiaoping, quien implementa el llamado “socialismo con características chinas” donde aseguraban el control político en manos del PCCh, pero garantizando la liberalización económica, convirtiéndose rápidamente en las siguientes décadas en la potencia de hoy. Desde su gobierno, Xiaoping ofrece como alternativa tanto para la reintegración de Taiwan, Hong Kong y Macao mediante la propuesta “un país, dos sistemas” con el que les daban a estos territorios autonomía política durante un periodo de 50 años para concretar su asimilación, la cual fue aceptada por Gran Bretaña y Portugal, pero no por Taiwán, quienes prefirieron mantener el estatus quo.

A pesar del crecimiento como potencia de China, Taiwán ha logrado conservar su estatus de socio primordial de EU a pesar de la constante perdida de reconocimiento por otras naciones, pero lo que ha garantizado su preservación ha sido su potencial económico al convertirse en un referente tecnológico, al convertirse en el principal productor de microchips en el mundo y de la que depende tanto EU y China, convirtiéndose en uno de sus principales escudos ante una invasión. La constante mejora tanto de las condiciones democráticas y de la calidad de vida de los taiwaneses ha hecho que ellos no consideren ninguna oferta por reintegrarse a China, pero están conscientes del peligro que implica provocar a los chinos y prefieren mantener el estatus quo descartando la idea de la independencia, sobre todo al tener como garantía la protección de EU. También hay dudas con respecto a la efectividad del ejército chino, ya que Taiwán está lo suficientemente armada para resistir y de momento el Ejercito Popular a pesar de su tamaño no se ha metido en ningún conflicto, siendo el ultimo la invasión a Vietnam en los 70 donde salieron derrotados, por lo que es posible que el aumento de las tensiones entre China y Taiwán no pasen de los constantes reclamos y amenazas que se han hecho por décadas, pero sin duda la balanza de la historia le es favorable a China y es posible que en un futuro cercano recuperen el control de la isla.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura

Federico Flores Pérez

Imagen: https://www.elfinanciero.com.mx/mundo/2022/05/24/de-que-va-el-tiro-entre-taiwan-y-china-esto-debes-saber/

México y la España franquista.

La Guerra civil española se convertiría en la antesala de lo que sería el conflicto mundial entre las potencias del Eje contra los Aliados, pero la dubitativa participación de estos últimos para ayudar a la Republica (recibiendo solamente el apoyo logístico de la URSS) hizo que el ejército comandado por Francisco Franco fuese avanzando poco a poco hasta asfixiar los reductos republicanos para finalmente derrotarlos completamente en 1939. Si bien el compromiso adquirido por Franco hacia Alemania e Italia suponer que se volvería su marioneta, la situación de debilidad con que inicia su régimen hizo que a los inicios de la Segunda Guerra Mundial se mantuviera neutral con una clara preferencia a Alemania, pero esto termino por enfriarse tanto por los resultados de la conferencia de Hendaya que sostuvo con Hitler y donde pedían territorios africanos de uno de sus aliados más importantes, la Francia de Vichy, para entrar de lleno en la lucha. Paralelamente, tanto Gran Bretaña y EU profirieron una serie de amenazas y coqueteos para evitar su entrada del lado alemán y permaneciera como neutral, teniendo como resultado una vez finalizado el conflicto que Franco se perpetúese en el poder hasta su muerte.

Pero este reconocimiento no fue pleno y se convertiría en una nación aislada del mundo al no ser reconocido por ningún organismo internacional, su postura contra el comunismo la convertiría en un aliado fundamental para contener el avance soviético como condición para que Franco se quedase al mando del país. Uno de sus enemigos principales seria México, que durante el gobierno de Lázaro Cárdenas se convierte en los pocos aliados confiables de la República al movilizarse como pudo tanto para otorgar apoyo militar y convertirse en el refugio tanto del gobierno republicano y de las familias de los militantes quienes fueron recibidos con los brazos abiertos. La diplomacia mexicana se encargaría de torpedear cualquier intentona de la España franquista por adherirse a las instituciones del nuevo orden de la posguerra como la ONU, como sucedió en la Conferencia de San Francisco en 1945 donde el delegado Luis Quintanilla recordó que Franco había recibido el apoyo de Hitler y Mussolini para llegar al poder, por lo que no tenían ningún derecho para tener representación internacional, postura confirmada en Potsdam en el mismo año.

A pesar de que no tenía ninguna forma de ejercer sus funciones, la diplomacia mexicana haría que el gobierno republicano en el exilio mantuviese tanto el reconocimiento como gobierno legítimo y ostentase la representación internacional de España, posición que mantuvo hasta dos años después de la muerte de Franco cuando el proceso de democratización del nuevo gobierno se consolida en la conformación de las nuevas instituciones. Desde los fracasos de la conferencia de Hendaya, la cancillería franquista lograría catapultar la idea de la necesidad de mantener al “Generalísimo” en el poder alejando las posibilidades de una intervención extranjera que restaurase a los republicanos, negando las simpatías mantenidas durante los primeros años de la guerra. Si bien el gobierno no obtendría el reconocimiento internacional, el ser considerado como un socio fundamental para la naciente Guerra Fría terminaría por perpetuar al regimen al convertirse en un aliado del gobierno de Eisenhower al permitir el posicionamiento de instalaciones militares en la península, logrando incluso quitar el bloqueo económico.

Dentro de México, el régimen franquista tendría sus simpatías principalmente dentro del muy mermado sector tradicionalista conservador, quienes veían en el hispanismo y en la iglesia católica sus principales apoyos para sostener su lucha contra los “invasores” estadounidenses, masones y comunistas cuyas ideas amenazaban con destruir a la patria. Si bien fueron pocos los apoyos, una pequeña parte de la intelectualidad se dedicaría a ensalzar la lucha franquista como una obra contra la decadencia del mundo, ese fue el caso de los escritores Alfonso Junco, José Vasconcelos y Jesús Guisa y Azevedo, enemigos acérrimos del legado de la ideología revolucionaria y sobre todo del cardenismo, viendo como la vuelta al catolicismo defendido por el “Caudillo por la gracia de Dios” era la opción ante el agravamiento de las circunstancias internacionales como consecuencia de seguir las ideas liberales, reclamando al gobierno mexicano que mantuviese el apoyo a los “rojos”  quienes de demagogos, pillos y asesinos no los bajaban.

Ellos defendían la “legitimidad de la obra de Franco” como una necesidad para salvar al país de la decadencia, defendiendo la imposición de un gobierno autoritario y represivo para ir limpiando a la nación del comunismo, visto por Junco como una victoria contra el “imperio soviético” que solo se estaba entrometiendo en España sin ninguna justificación. Seguían la retórica franquista de como el bando nacionalista representaba una “cruzada” para luchar contra los enemigos de la civilización como lo eran el islam y el ateísmo, convirtiendo el levantamiento en una “guerra justa” para desterrar la tiranía del comunismo internacional, desconociendo al gobierno republicano en su carácter de estado autentico democrático para tildarlo como un títere que regía sobre la verdadera vocación popular. Ni que decir de los ataques lanzados contra la intelectualidad republicana como Unamuno, Ortega y Gasset quienes eran calificados como “profesorcillos” que estaban traicionando al pueblo al justificar el saqueo de los rojos.

La identificación con la lucha de Franco era natural, ambos movimientos partían de la misma raíz hispánica que veía como el liberalismo había acabado con la hegemonía de la monarquía hispánica para verse sumergidos en los intereses de los anglosajones para crear estados débiles alejados del “glorioso pasado imperial”, siendo fundamental el regreso al orden de la iglesia católica y de instituciones como la monarquía para regresar al antiguo esplendor. También siguieron la misma línea franquista de negar los vínculos con el fascismo, desde desconocer la relación con los falangistas y exaltar la posición neutral del régimen para desvincularse de cualquier relación con las potencias de Eje, acción que llevaría a sus más acérrimos seguidores a considerarlo como el “Caudillo de la paz” quien tuvo la sabiduría de no entrometerse en la guerra, incluso acciones de expresa simpatía al nazismo como la participación de la “División Azul” en el frente soviético seria lavado no como un apoyo a los alemanes sino como parte de la lucha contra el comunismo. Si bien dentro del país estas ideas quedarían marginadas dentro de la retórica política, era una manifestación de la pervivencia del sector derrotado por la revolución queriendo verse como parte de una lucha conservadora internacional para restaurar un pasado idílico que nunca existió.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Carlos Sola Ayape. Al rescate de Franco y del franquismo: el hispanismo mexicano en la encrucijada de la Segunda Guerra Mundial, de la revista Secuencia no. 95.

Imagen: Bluff. Caricaturas de Francisco Franco en las portadas de la revista La Traca. 1930-1940. Fuente: https://fahrenheitmagazine.com/arte/visuales/caricaturas-de-bluff-por-las-que-fue-fusilado

México ante la polarización mundial de la Guerra Fría.

La Segunda Guerra Mundial representaría un cambio en la forma de hacer política internacional, por un lado, estaba Estados Unidos, quien en un inicio tuvo que cambiar su posición neutral para pasar a la beligerancia al alinearse con la Gran Bretaña en el esfuerzo de guerra contra Alemania en 1941, involucrándose de lleno después del ataque japones a Pearl Harbor en diciembre de ese mismo año. Esta situación hizo que revisase su cartera de distribuidores que podrían ayudarlo a abastecerlo durante la guerra, encontrando en el México de Manuel Ávila Camacho un aliado indispensable del que podrían sacar las materias primas que quisieran, y en el lado contrario era la oportunidad para iniciar el despeje económico para incentivar a la industria nacional, todo en un marco de reconciliación entre los diferentes grupos políticos para convocar a la “unidad nacional” contra el fascismo.

En 1942 se manifiesta la Declaración de Naciones Unidas derivada de la Carta del Atlántico consignada por Franklin D. Roosevelt y el primer ministro británico Winston Churchill, de donde postulan los lineamientos con los que se tendría que dirigir el mundo después de la guerra, con la conformación de la Organización de las Naciones Unidas encargado de velar por la paz mundial y se ponen de manifiesto los principios del Tratado de Bretton Woods para 1944, donde la economía estadounidense se coloca como la directriz de la estabilidad mundial al poner al dólar como la moneda base del comercio mundial, a la vez que se plantean otras instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial como organismos multilaterales. Pero esto no sería aceptado por el segundo país que había resultado ganador, la Unión Soviética, cuyo proyecto tanto político como económico se oponía a la democracia liberal y capitalista defendida por el eje anglosajón, sobre todo disponía del aparato tanto político, diplomático y militar para poder hacerle frente a las imposiciones de Occidente, incluyendo el de poder llevar a un nuevo conflicto mundial de ser necesario.

Una vez finalizada la guerra cambia el paradigma geopolítico estadounidense, topo por el movimiento de Harry S. Truman quien en 1947 enuncia tanto la doctrina que lleva su nombre y el Plan Marshall, consistente en la inversión para reconstruir tanto Europa como Japón para que sirvieran como integrantes fundamentales para la lucha contra el bloque comunista, quedando de lado la “solidaridad panamericana” con la que los países latinoamericanos se habían encausado para apoyarlos. Esto hizo que en el caso mexicano también hubiese un cambio multilateral con la llegada de Miguel Alemán, quien en lo económico continua por el desarrollo económico interno de tipo aislacionista en vez de buscar inversiones externas. Como fruto del desarrollo económico llegado con la Segunda Guerra Mundial hizo que las clases medias-urbanas crecieran en cuanto a su número, siendo necesario en 1946 un cambio en la estructura política para captar a esta población, transformándose el Partido de la Revolución Mexicana en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Para ver el cambio producido por la SGM, la necesidad de materias primas por parte de EU a México hizo que los precios se incrementaran para obtener un gran ingreso por exportaciones, creciendo las reservas internacionales del Banco de México de 41,400,000 dólares en 1939 para pasar a los 372,700,00 en 1945. La industria empieza a crecer a partir de 1942 hasta 1950 en un 29% desarrollándose los sectores de importación, maquinarias y bienes de equipo, llegando a un crecimiento del PIB de un 4.6% que sería el más alto de América Latina. Es a partir de 1944 cuando el gobierno empieza a poner trabas a la entrada de empresas internacionales al imponer una participación del 51% de capital nacional, haciendo que las empresas estadounidenses se asocien con empresas mexicanas para poder entrar en el mercado nacional, pero provocando que de 1945 a 1952 ya no fuese atractiva para la inversión extranjera.

Para cuando termina la guerra, la economía nacional se empieza a desacelerar con el incremento de las importaciones mientras las exportaciones se reducen, provocando que la inflación se disparase y provocara la devaluación del peso frente al dólar, por lo que el Banco de México tuvo que acordar con el Fondo de Estabilización Monetaria la compra de pesos en 1948 con la condición de dejar el tipo de cambio que estaba en los $4.85 para que pasase a los $8.45, cotización que dura hasta 1954. La compenetración de la economía mexicana con la estadounidense hizo que se facilitara la importación de sus modelos de negocios, como sucedió con el caso de Sears que entra en 1947 con las tiendas departamentales, la cual sería un éxito y en 1952 pasa a tener 7 almacenes convirtiéndose en el segundo minorista, convirtiéndose en un mercado atractivo ante la creciente necesidad social de comprar su producto, pero también hizo que el gobierno se metiera para imponer medidas regulatorias.

Todo esto se explica por un lado con el incremento de la migración laboral de los campesinos al otro lado de la frontera con el programa “bracero”, de los cuales se contabilizan hasta 238,000 trabajadores dedicados a la siembra de los campos de California y Michigan, así como una plantilla de 50,000 trabajadores para la industria ferrocarrilera. Esta tendencia no para de crecer ante la oferta de empleo y hace que también apuesten por entrar ilegalmente, tan solo la cantidad de braceros seria de una cuarta parte de los 1,283,000 detenidos en la frontera, la cual continuaría hasta el final del programa en 1964. Gran parte de los braceros se quedan en EU, incrementándose la población mexicana en California, mientras en México se restringe la cantidad de extranjeros que podían quedarse, llegando solamente a 10,000 que se establecen entre Guadalajara y Chapala durante este lapso de tiempo.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografia: Paolo Riguzzi y Patricia de los Rios. Las relaciones Mexico-Estados Unidos, 1756-2010. Volumen II ¿Destino Manifiesto? 1867-2010

Imagen: S/D. Trabajadores mexicanos haciendo fila para hacer el trámite para trabajar en Estados Unidos en el programa Bracero, ca. 1950. Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-46293650