El surgimiento de los anuncios de empleo a principios de siglo XIX.

Hacia finales del Virreinato es que empieza a proliferar el periódico como medio de comunicación de las masas, supliendo en parte la antigua cultura de los folletos, gacetillas y volantes que no tenían una periodicidad fija y que lamentablemente eran medios temporales por la baja calidad del material (muy pocos han sobrevivido hoy en día). El primer periódico fue la “Gazeta de México”, la cual funcionó en tres periodos: 1722, de 1728 a 1742 y desde 1784 a 1809, empezando como una publicación quincenal para pasar a ser semanal y se encargaba de dar a conocer las noticias tanto del gobierno virreinal como los sucesos de la monarquía hispánica, mismo que para financiarse inaugura el modelo de negocios de los anuncios para financiarse, así como valerse tanto de las suscripciones y la venta de libros de su misma imprenta, teniendo un valor de 2 reales por el espacio. Esto hizo que diferentes negocios buscasen anunciarse en la gaceta y gracias a ello podemos conocer el panorama de la sociedad virreinal con anuncias que van desde la venta de inmuebles, almonedas (una clase de subasta), loterías, juicios, clases de primeras letras, entre otros.

Como buena parte de la sociedad virreinal, estos anuncios tenían que respetar tanto la moral como a la misma religión y la obediencia al rey, teniendo como fin exclusivo la adquisición de bienes materiales y su consumo. Parte de esta cultura publicitaria tuvo que alimentarse de la tradición de los pregoneros, quienes eran los encargados tanto de dar a conocer las disposiciones del gobierno como los anuncios parroquiales, así como la compra y venta de productos o el ofrecimiento de servicios, por lo que la gaceta solo tuvo que trasladarlo al medio escrito. Pero el problema que tenía era su bajo rango de acción al solo serle útil a la minoritaria población letrada ante una mayoría analfabeta, por lo que era un medio exclusivo para las clases altas de la sociedad que podía consumir esta publicación, mientras para las clases populares pasaba desapercibido y seguían recurriendo a los pregoneros.

En 1805, sus colaboradores Carlos María de Bustamante y Jacobo de Villaurrutia fundan el periódico “El Diario de México” y tuvieron la idea de implementar un recurso que ya era conocido en Madrid desde mediados del siglo XVIII y que podía darle a la gaceta una utilidad pública amplia, ofrecerle espacios gratuitos a los trabajadores libres para ofrecer su mano de obra a los que pudiesen contratarlos, esto lo hacían sin tomar en cuenta posición social, la casta a la que pertenecían o sus privilegios. Lamentablemente debido al contexto de la época esta iniciativa duro poco, ya que en 1808 a raíz de la crisis provocada por el vacío de poder de la monarquía por la invasión napoleónica hizo que el tema político se convirtiera en el principal al desarrollarse intensos debates sobre las crecientes inquietudes sociales que había sobre la autonomía novohispana con respecto a la península, haciéndolos muy populares entre el pueblo, por lo que el gobierno virreinal se vuelve represor con los medios impresos y restringe la libertad de imprenta como medida para reestablecer el orden, llevando a las autoridades a cerrar los periódicos cuando veían publicaciones en apoyo a la autonomía o a la independencia.

Aun con el esfuerzo de popularizar los periódicos como medio de comunicación, resultaba muy cara su adquisición por parte de la clase trabajadora, los datos que nos llegan del “Diario” son que tenían un tiraje promedio de 400 ejemplares que eran vendidos por medio de las suscripciones, las cuales valían 14 reales la suscripción anual, 11 pesos por 6 meses y 12 pesos más para las suscripciones foráneas, algo que resultaba privativo ante un salario promedio de entre los 2 y 10 pesos mensuales según el oficio. Bustamante y Villaurrutia trataron de generar material de fácil entendimiento que estuviese alejado del lenguaje sofisticado de las elites, por lo que se acercaron al uso del lenguaje coloquial para poder llamar la atención de todos los sectores, para promover que la gente se anunciara colocaron buzones cerca de los estancos de tabaco para que depositaran el mensaje, este sistema duro cerca de dos años debido a la represión de las autoridades promovida por la presión ejercida por los editores del “Gazeta”.

De los anuncios encontrados, tenemos que inicialmente la idea tuvo éxito entre los sirvientes quienes mandaron sus solicitudes para buscar trabajo, ocupando el segundo lugar el de los amos buscando trabajadores, pero a partir de 1807 debido a la presión pierden el interés por anunciarse y sus peticiones caen a la mitad, todo esto debido al interés causado por la crisis en la península por la invasión de Napoleón, haciendo que la editorial le diese prioridad a lo político como tema principal, una de las razones del reclamo de “Gazeta” ya que esos temas le competían tratarlos a ellos y al “Diario” lo habían autorizado con la condición de no publicar de política. Con el estallido de la guerra de independencia, los anuncios de trabajo no tuvieron lugar ante el cambio de foco mediático, a pesar de los desplazamientos poblacionales de las familias acaudaladas hacia lugares más seguros y la ola de desempleo que dejaba a su paso, ni que decir de los diarios insurgentes los cuales dedicaban sus espacios completamente a la propaganda. Para 1812, el diario tuvo su segunda época dirigido por Juan Wenceslao Sánchez de la Barquera, quien tuvo como meta recuperar la línea editorial original, objetivo que no logro y el contenido volvió a politizarse de forma paulatina como consecuencia de la bajada de suscriptores, yendo de los 500 que habían logrado en 1805 para descender a los 100 en 1814, complicando la situación las constantes mudanzas de la imprenta provocando que no recibieran atención los anuncios de empleo.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Francisco Javier Beltrán Abarca. Desempleo y servicio doméstico: el acceso al trabajo a través de la prensa de la ciudad de México (1805-1832), de la revista Secuencia no. 102  

Imagen:

  • Izquierda: Luis Garcés. Carlos Maria de Bustamante, 1873.
  • Derecha: Anónimo. La Gazeta de Mexico, enero de 1737.

El trabajo editorial como parte del sistema de propaganda comunista.

Uno de los principales puntos de apoyo para la propagación de los ideales socialistas y comunistas de Marx y Lenin era el desarrollo del sector editorial para poder expandir su ideología a través de la lectura, por lo que con el establecimiento del Partido Comunista en su red de filiales por el mundo iba de la mano con el desarrollo de proyectos editoriales para llegar a las masas. De ahí era fundamental contar con la elaboración de folletería, revistas, periódicos y libros a bajo costo para que pudieran ser accesible para cualquier persona, por lo que tuvieron que ofrecer textos atractivos comprensibles para todos y recurrir a trabajo de los artistas para lograr llamar la atención con imágenes que logren transmitir el mensaje.

El contexto editorial encontrado por los comunistas en los años 30 era adverso, ya que había pocas editoriales que se encontraban mal equipadas y publicaban cosas de poca importancia, por lo que el mercado estaba dominado por las editoriales españolas. Pero esto les dejaba buenas oportunidades, ya que a lo largo de los años 20 el gobierno había iniciado la campaña de alfabetización encabezada por la SEP y eso hacía que hubiese un primigenio sector de lectores populares, además también se estaba fomentando la industria editorial al apoyar la fundación del Fondo de Cultura Económica en 1934 por parte de Daniel Cosió Villegas. Incluso el contexto internacional estaba a favor, ya que los editoriales españoles pararon su producción como consecuencia de la Guerra Civil y la segunda productora, Argentina, empezaba una época de crisis a manos de gobiernos militares conocida como la “Década infame”, sumada a la necesidad de los lectores e incluso por parte del gobierno de adquirir material para la educación primaria facilitaba los planes de los comunistas para establecer una editorial.

La llegada de Lázaro Cárdenas al gobierno le daría un incentivo mayor, ya que desde la educación básica se intentaría inculcar los valores socialistas, por lo que el PCM fue favorecido al facilitarles la compra de papel que se encontraba monopolizado por el gobierno mediante la paraestatal PIPSA, fungiendo desde entonces como un aparato de censura. Es asi que para 1935, el PCM saca el periódico “El Machete”, proyecto que contaba con el apoyo de parte importante de la intelectualidad mexicana como el caso de los artistas afiliados a la LEAR, aportando el trabajo tanto de sus artistas gráficos como de sus escritores quienes publicaban en sus páginas materiales como novelas y cuentos, además de distribuir los valores teóricos de Marx, Lenin y Stalin. También se incluían reportajes que informaban las noticias que sucedían en Moscú, además de dictar agenda de los intereses del partido, desde la persecución de los trotskistas y la lucha contra los fascistas que iban en auge.

Para 1937, la asociación con el gobierno estaba más que fijada con la vinculación del PCM con la poderosa CTM la compartía los mismos ideales, por lo que se dieron las condiciones para la fundación de la Editorial Popular. La experiencia de alguno de sus directivos que habían pasado por el FCE o por la Universidad Obrera (la cual tenía su propia producción editorial) hizo que contaran con el personal necesario para empezar a trabajar, solo que contaban con la limitante de Cárdenas quien les pedía redujeran su papel propagandístico para evitar las suspicacias de sus retractores, lo que sin duda podía confrontar con el PCM. Llegaron a poseer una producción promedio de 20 libros por años además de la folletería, una cifra muy particular en otros proyectos del PC a lo largo del mundo, e incluso sirvieron de apoyo a la FCE cuando entraron en pleito con su abastecedora de papel, manteniendo precios accesibles para su material que iban desde los 5 hasta los 25 centavos, cumpliendo su misión de que cualquiera pudiera comprar libros.

Es de destacar que en ese periodo quedaron fuera los textos teóricos del comunismo, solo sacaban a relucir su filiación en momentos coyunturales para el país, sacando material tratando temas como la reforma agraria, la sucesión presidencial, la política de alianzas y la lucha antifascista, con algunos textos que describían el modo de vida soviético para ponerlo como un modelo a seguir. Algo que puede explicar esta decadencia del comunismo dentro de su propia editorial además de la adhesión a la petición del gobierno la tenemos por la decadencia de la Komintern, el organismo soviético encargado de la difusión del comunismo y que para ese momento había perdido poder sobre los partidos comunistas latinoamericano. A pesar de que se encontraban en un periodo de expansión y la reciente llegada de las colaboraciones de los escritores españoles refugiados, la Editorial Popular fue cerrada en marzo de 1940, las razones se encontraron tanto en problemas organizativos donde la abierta intervención del PCM complicaba las cosas y sobre todo por las luchas por la sucesión política donde el cardenismo para asegurar la presidencia rompe sus nexos con los socialistas, provocando que el PCM hiciera una purga de sus dirigentes acusándolos de ser colaboradores del gobierno, finalizando así uno de los más importantes proyectos editoriales de los años 30.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Sebastián Rivera Mir. Editorial Popular y la unidad a bajo costo: libros y folletos comunistas en el México Cardenista, del libro Camaradas: Nueva historia del comunismo en México.

Imagen: Diario El Machete. 2 de febrero de 1935

La prensa en el régimen de Victoriano Huerta.

En cuestión de días, la libertad de prensa que existía en el gobierno de Francisco I. Madero desaparece con él al ser derrocado en febrero de 1913 durante la “Decena Trágica” cuando el día 19 toma el poder el general Victoriano Huerta, quien toma el poder bajo el respaldo de la embajada estadounidense y la anuncia de diversos sectores sociales que quedaron inconformes por las políticas implementadas. Muchos de los periódicos que se habían convertidos en enemigos jurados de Madero, pasaron a apoyar al gobierno golpista por medio de la Asociación de Periodistas Metropolitanos (APM), quienes se pusieron en contacto con Huerta y como símbolo de esto se presenta con la donación hecha por Aureliano Urrutia, quien fuese su doctor y ascendido a secretario de Gobernación, además de la campaña hecha por “El Imparcial” donde instaba a Venustiano Carranza a frenar la rebelión en contra del gobierno.

Donde quedaron sentadas las bases en que el régimen se habría de manejar con los medios de comunicación fue durante la primera semana de marzo, conminándolos a usar sus esfuerzos para ayudar a la pacificación nacional en lugar de inmiscuirse en las luchas políticas, por lo que a manera de apoyo les garantizaba la realización de su trabajo mientras colaboraran con los objetivos nacionales. Pronto el gobierno inicia una campaña de represión donde se arrestaron a numerosos periodistas que se atrevían a criticar al régimen, pero aprovechando el apoyo de la AMP quienes intentaron proteger a sus agremiados hicieron que fuesen liberados sus miembros en eventos públicos de tintes propagandísticos donde se presentaban importantes miembros del gabinete, todo esto para vender a la sociedad la “benevolencia” del gobierno huertista.

Los grandes periódicos capitalinos tuvieron que aceptar las nuevas condiciones y reconocer la censura del gobierno, ya que de no hacerlo se arriesgaban a que llegaran a cerrarles las instalaciones, por lo que tuvieron que sumarse a los esfuerzos propagandísticos de Huerta para manejar el país. Es así que empiezan a controlar las noticias llegadas a la capital del campo de batalla para alinearse con el objetivo de pacificar al país, por lo que exaltaban las victorias del ejército federal, hacer pasar sus fallas como logros, omitían los éxitos de los revolucionarios, sobredimensionaban sus abusos y además se dedicaban a desprestigiarlos. Una de estas excepciones fue el caso de “El Diario”, en cuyas hojas se logró mediante el uso de un lenguaje sin calificativos y dedicarse solamente a describir los hechos informar sobre los resultados en el campo de batalla.

Aun con esta asociación entre el gobierno y la prensa, si llegaron a colarse diferentes manifestaciones de repudio hacia el camino que estaba tomando el país que era el de la dictadura, así lo hizo el diario “El País” cuyos directivos pertenecían al Partido Católico Nacional donde señalaron este rumbo y le dieron voz a las opiniones críticas que surgían desde el Congreso. Incluso una de las ventanas que sobrevivían del positivismo que era la “Revista Positiva” dirigida por Horacio Barreda (hijo de Gabino Barreda) y que era el resabio de la ortodoxia ideológica se lanza a criticar tanto al gobierno como a la prensa, argumentando que está prácticamente había desaparecido al llenarse de alabanzas y loas al gobierno desapareciendo la crítica hacia este y a su ineficacia por resolver los problemas nacionales. Periodistas como Eduardo Pallares llega a acusar a la prensa de cómplices de la situación del moderno al venderse por las dadivas del gobierno y contribuir con la inestabilidad social al permitir que el gobierno desmantele las instituciones formadas, por lo que llamaba a exorcizar la prensa de estos periodistas.

Estos dos casos fueron las excepciones a la regla gracias a que los censores del gobierno no vieron peligrosas estas manifestaciones, pero también es cierto que cuando llegaron a encontrar uno que otro artículo en contra del régimen provocaba que se cerraran las instalaciones. Pero esto no impediría revertir la tendencia generalizada en el país, algo que fue magnificado por los asesinatos del gobernador de Chihuahua Abraham Gonzales en marzo de 1913, la de los diputados Serapio Rendon en agosto y Belisario Domínguez en octubre del mismo año les mostraría a todos que las voces críticas serian acalladas. Así fue con muchos casos de periódicos estatales y en la capital que fueron alcanzadas por las autoridades federales, destacando el caso del bisemanario “El Voto” de maderista Luis T. Navarro quien denuncio los asesinatos de Madero y Pino Suarez, o la “Voz de Juárez” de Paulino Martínez quien dio espacio al zapatismo. Es así que durante en ese periodo se mostraría la calidad del periodismo de esa época que prefirió vender su integridad para sobrevivir, pero que destacarían las voces críticas que arriesgaron sus vidas para dar a conocer la verdad.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Ricardo Cruz García. La prensa en el huertismo, de la revista Relatos e Historias en México no. 152.

Imagen:

  • Derecha: S/D. Ahora o nunca. Victoriano Huerta dormido en la silla presidencial mientras el presidente de EU, Wodrow Wilson, mira con desaprobación. 1913.
  • Izquierda: Diario El Imparcial. Muerte de Madero y Pino Suarez. 23 de febrero de 1913.

Las calaveras literarias, nacimiento y arraigo.

La literatura también fue una expresión popular del sentir de los mexicanos a lo largo de los siglos, pero su tiempo de vida es limitado debido tanto a las fuertes medidas de censura implementadas en el gobierno virreinal y por la baja alfabetización de la población, por lo que seria hasta finales del siglo XVIII y principios de siglo XIX cuando estas medidas se empiezan a relajar y que nace como tal la literatura mexicana. La profunda religiosidad que fue impregnada por 300 años de una iglesia muy activa en la sociedad va hacer que estas primeras manifestaciones también contengan un profundo mensaje religioso que tendrían como fin aleccionar a la sociedad para que mantengan el orden social siguiendo sus preceptos, y sería una de estas la que exploraría una forma de ver la muerte de manera diferente.

Como he expuesto en este espacio, de la tradición europea nos viene la costumbre de representar a la muerte como la gran justiciera que por igual se lleva en su regazo tanto a ricos como a pobres, por lo que se le solía representar de una manera muy desvergonzada y con actitudes burlonas hacia las acciones de los vivos al saberse siempre vencedora por más poder que llegasen a ostentar o de cualquier intento que hiciesen para escapar de ella. Este es el contexto en que para el año de 1792 sale a la luz una publicación que condensa esta visión desvergonzada de la muerte al ver los inútiles intentos de los hombres de escapar de ella, de la pluma de fray Joaquín Hermenegildo Bolaños sale “La portentosa vida de la muerte, emperatriz de los sepulcros, vengadora de los agravios del Altísimo y muy señora de la naturaleza humana”, aderezada por los grabados atribuidos a Francisco Agüera y consta de 40 capítulos. Esta protonovela nos narra de una forma satírica y populachera la vida y “muerte” de la muerte que va variando su talente desde lo solemne, lo trágico hasta lo cómico.

Para finales de siglo XVIII la sociedad novohispana atravesaba momentos difíciles por una serie de sequias que había comprometido la producción de alimentos en el norte, lo que motiva al religioso para escribir un texto que pretendía moralizar a la sociedad ante lo que veía como un eminente fin de los tiempos que traería la segunda venida de Cristo. Es así que va describiendo el paso de la muerte por diversos conflictos del ser humano, pero con la particularidad de manejar las situaciones con cierta comedia con lo que intentaba hacer amena la intención de hacer digerible el mensaje de redimir a la sociedad. Su proliferación fue de rango limitado a la clase culta de la Nueva España, además de que la Inquisición aun servía como un importante organismo de censura, pero la chispa de la creatividad habría de esperar relativamente poco tiempo para que los escritores pudiesen expresarse como lo considerasen.

Posterior a las publicaciones de este libro es que empiezan a hallar lugar en las publicaciones ilegales que se distribuían de mano en mano llamados pasquines, las cuales por la calidad del material con que fueron impresas y la dura represión virreinal que destruyo estos textos en cuanto caían en sus manos hizo que hasta el día de hoy quedaran muy pocos ejemplares. De los pocos ejemplos que sobreviven vemos que los escritores anónimos ya usaban a la muerte para criticar a las autoridades virreinales y peninsulares, que usando la figura del epitafio expresaban las malas acciones que cometían y les presagiaba el triste fin de sus almas en el mas allá

Llegada la independencia es que llega consigo la libertad de prensa, dando lugar al nacimiento de diferentes imprentas en las principales ciudades y que nacieran diferentes periódicos donde reflejaban la realidad de la política nacional y regional. Junto al periodismo también surge la crítica hacia la política, originándose las caricaturas de sátira donde se burlaban de sus acciones y el rumbo a donde iba el país. Es innegable que la iglesia católica para esos momentos era parte fundamental de la sociedad mexicana, siendo sus dogmas la que dictaba la forma en que tenían que llevar sus vidas y está también influía en la naciente cultura literaria, por lo que los relatos plasmados en el periodismo estaban dictaminados a partir de la moral cristiana. Si a esto sumamos la literatura anónima que hacia sus propias auto publicaciones que se repartían en las plazas y mercados hizo que adquiriera características propias que darían una de sus primeras muestras de originalidad.

Es este el contexto que hizo posible en el año de 1849 en Guadalajara el diario “El Socialista” naciera una nueva forma de burla hacia los políticos poniendo de protagonista a la muerte en su papel de justiciera como la que por sus desastrosas gestiones decidía darle fin a su vida llevándoselos a su lado, naciendo así las “calaveritas”. Estas se caracterizan por ser pequeños versos dirigidos a personas vivas donde se supone su muerte y se dispone a escribir un epitafio de su vida, la cual hace gala de su burla a sus actitudes en vida como la forma en que sería recordado entre los vivos. Conforme pasa el tiempo, esta forma de sátira va difundiéndose por el país al nutrirse de las tradiciones literarias locales lo que hizo que fuesen agarrando arraigo, siendo a finales del siglo XIX cuando este género llega a su punto culminante de la mano de la imprenta de Vanegas y Arroyo, pero sobre todo por el talento que le imprimió el grabador José Guadalupe Posadas donde uso toda su imaginación para ilustrar las calaveritas, las cuales a pesar de su carácter efímero serian tomadas en cuenta para formular la base cultural de la nación de los regímenes de la revolución.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía:

  • María Serna Arnaiz. La portentosa vida de la Muerte, de fray Joaquín Bolaños: un texto apocalíptico y milenarista, de la Revista de Indias no. 269 vol. LXXVII
  • Rodolfo Gutiérrez García. Tesis Las calaveras: función social; investigación hemerográfica.

Imagen: José Guadalupe Posadas. Calaveras oaxaqueñas. principios del siglo XX.

Emiliano Zapata ante la prensa capitalina

Las décadas de pactos rotos entre los hacendados y las comunidades de Morelos vieron como se fue formando un movimiento político que buscaba la justicia social ante el abuso de los aristócratas que no tuvo más salida que la rebelión armada, que aprovechando el llamado de Francisco I. Madero con la promesa de erradicar los abusos del pasado fue que estalla la lucha con la dirección de Emiliano Zapata. Tanto Madero como el gobierno interino formado con la renuncia de Diaz esperaban que los campesinos se retiraran a sus pueblos en lo que se implementaban los cambios, pero todos estos años de recibir oídos sordos a sus demandas hizo que el movimiento se mantuviera en sus posiciones hasta que se resolvieran sus reclamos, algo que la prensa recién liberada de la mordaza porfirista estuviera atenta a lo que pasaba.

En lugar de mantener una postura crítica y averiguar qué es lo que pasaba en Morelos, los miembros de la prensa dejaron aflorar sus prejuicios racistas con el que no bajaban a los zapatistas de “indios barbaros que amenazaban la civilización y el progreso”, por lo que se dedicaron a formar una campaña de desprestigio hacia ellos. La prensa antimaderista agarraría de bandera a los zapatistas como señal de la ineptitud del nuevo gobierno, siendo el periódico El Ahuizote de Miguel Ordorica Castillo quienes cargarían con la campaña, participando en ella caricaturistas como Rafael Lillo, Santiago R. de la Vega y el joven y futuro muralista José Clemente Orozco. A este se le sumarian otros periódicos como Muticolor y El Mañana que vieron en el zapatismo la señal de la debilidad del nuevo presidente, calificando a los campesinos de haber perseguido ideales absurdos e irreales al señalar que el reparto agrario no era posible al no haber tierras que repartir, sobre todo se iban con la idea de que los aumentos de sueldo que pedían no podría hacerse de la noche a la mañana al tener que crear las condiciones necesarias para esto, por lo que vieron que el levantamiento solo podía ocasionar que regresaran a sus “vicios”.

Para agosto de 1911 el conflicto en Morelos se había agravado, por lo que el gobierno interino de Francisco León de la Barra llamo al general Victoriano Huerta para que pacificase al estado, decisión que fue aplaudida por los columnistas de El Ahuizote quienes dijeron que por fin podrían en orden a “los chimpancés del gorila Zapata” que acusaban de cometer “crímenes de lesa Patria” atentando contra la civilización y la humanidad. Por otro lado, a Madero le preocupaba que el plan de pacificación tuviera éxito ya que esto les daría la razón a sus contrincantes, por lo que se dispuso a entrevistarse con Zapata para que dejase las armas, a lo que el caudillo le pedía que el ejército federal dejase el estado, esfuerzo que fue saboteado tanto por Huerta como por De la Barra. Con la alianza que haría Huerta con el cacique guerrerense Ambrosio Figueroa, lograría hacer que tanto Zapata como sus lugartenientes se refugiaran en la sierra de Puebla, resultado que fue visto por los periodistas como que Madero estaba obstaculizando las acciones del ejército para luchar contra los sublevados.

Los abusos cometidos por el ejército federal en los pueblos de Morelos y sus alrededores hicieron que el movimiento no solo resurgiera para septiembre del mismo año, sino que se empezase a diseminar a los estados vecinos, tiempo que coincidió con la victoria de Madero en las elecciones, lo que hizo que las fuerzas zapatistas dejaran las armas temporalmente con las esperanzas de que al fin sean escuchadas sus demandas. La reacción ante esas acciones hizo suponer a los columnistas que el levantamiento campesino estaba siendo orquestado por Madero que los usaba para alcanzar sus fines políticos sin que tuvieran una garantía de que fueran cumplidos sus metas, por lo que solo estaba propagando la muerte y destrucción que supuestamente iba de la mano de los campesinos. A pesar de que la relación entre Madero y Zapata se iba deteriorando conforme no se estaban cumpliendo las demandas, en los semanarios se propagaba la idea de que al “Atila del Sur” le darian un puesto en el gabinete, opiniones que fueron mermando la disposición de Madero de cumplir con sus compromisos y se niega a acceder a las peticiones si no había una rendición por parte de los zapatistas.

Esto hizo que para el 28 de noviembre los caudillos zapatistas vieran toda posibilidad de negociación con el gobierno como rotas y promulgaran el Plan de Ayala con el que se buscaba reactivar las demandas originales que iniciaron la lucha armada, sumada la petición de echar a Madero de la presidencia, algo que la prensa capitalina ni prestaría atención e incluso llegarían a decir que Zapata estaba muerto. Tomando al zapatismo como derrotado, los semanarios se van a acusar de corrupción a los miembros del gabinete en el que varios miembros de este pertenecían a la familia de Madero, ensañándose en su hermano Gustavo o prestando atención en los otros movimientos que estaban representando una amenaza como el de Bernardo Reyes o Felix Diaz, incluso verían con buenos ojos la decisión de Madero se seguir mandando tropas para atacar a Zapata.

Fue este clima de constantes ataques y difamaciones que hizo que el clima social se mostrara más en favor del golpe que terminaría cuajando en 1913, valiéndose de los prejuicios raciales que estaban muy en boga en esos años que veían en el campo como un espacio salvaje que atentaba la civilización. Sería la llegada de los zapatistas una vez vencido Huerta a la capital que con su comportamiento ejemplar callaron parte de las bocas que los acusaban de barbaros, pero que tuvo un efecto que hizo que sectores como el obrero tuvieran sus reservas de asociarse a ellos.

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Federico Flores Pérez

Bibliografía: Zeus Romero Raya. El azote de Zapata. El caudillo del Sur frente a El Ahuizote en 1911, revista Relatos e Historias en México no. 87

Imagen: RMP. Juegos Malabares. ¡Pero qué bien lo hace mi querido Emiliano!, revista El Ahuizote, 1911