La oposición en la Chihuahua porfirista.

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A pesar de que el gobierno de Enrique Creel había logrado un equilibrio de crecimiento económico que le daba oportunidad de realizar los despojos de tierra en el campo, la creciente clase media urbana compuesta por los trabajadores de la industria ferroviaria y minera estaban mostrando su inconformidad tanto por la falta de oportunidades y los bajos salarios comparándose con los trabajadores estadounidenses.

Una salida que tuvieron estos sectores sociales para manifestar su malestar estuvo en la limitada vida política, siendo muy popular la presencia del Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magon, manejando una línea radical donde abogaban por los derechos de los obreros defendiendo la jornada de 8 horas, salario de 8 pesos, la realización de una reforma agraria, el reparto de latifundios y la derogación de la reelección para que quedasen gobiernos de 4 años.

El acoso por parte del régimen porfirista a los magonistas hizo que fuesen elevando el tono para hacer el llamado a la revolución para derrocarlo, provocando con ello que los hermanos Flores Magon tuviesen que irse al exilio a EU y el partido quedase ilegalizado, por lo que desde el otro lado de la frontera empezarían a fraguar planes para lograr su cometido.

Uno de los puntos clave para la conspiración magonista era Chihuahua, donde Ricardo Flores Magón mismo se desplazó hasta la frontera con Ciudad Juárez para planificar la posible entrada de sus seguidores exiliados y dar inicio a la rebelión. Sin embargo, no contaba con la extensa red de informantes mantenida por el propio Creel tanto en México como en Estados Unidos, lo que resultó en la delación de sus seguidores y llevó al arresto de Flores Magón por parte del gobierno estadounidense.

A pesar de que los trabajadores chihuahuenses mostraron su firme apoyo al magonismo donando 25 centavos para continuar con la impresión del periódico “Regeneración”, esto no fue suficiente para que el llamado a la rebelión calara en la sociedad. Esto puede atribuirse, en parte, a que para 1905, el estado aún mantenía una fuerza económica considerable. Sin embargo, sobre todo, se debió a la disparidad en la organización entre la clase obrera y el resto del pueblo.

La organización obrera mexicana era prácticamente nueva en el sistema político, lo que facilitó que adoptara estructuras políticas provenientes de Europa. Sin embargo, para el resto de la sociedad, era necesaria la presencia de un caudillo al estilo decimonónico para movilizarse hacia la lucha.

Otro sector de la oposición sin duda era el moderado, quienes estaban completamente de acuerdo con los postulados de la lucha de los magonistas, aunque estaban vinculados con la Iglesia católica. A pesar de haber logrado la reconciliación con Porfirio Díaz, la Iglesia estaba en desacuerdo con algunas acciones, como la creciente influencia estadounidense, y expresaba su opinión a través de Silvestre Terrazas y su “Revista Católica”. Desde ese medio, se criticaba la penetración de los misioneros protestantes en los pueblos y el establecimiento de los mormones.

Además, esta postura reflejaba un cambio en la percepción del trabajo en las haciendas. A principios del siglo XIX, la convivencia entre la Iglesia y los hacendados era armoniosa, ya que los hacendados eran los principales prestamistas de la Iglesia. Sin embargo, con la desamortización de gran parte de las propiedades de la Iglesia, se volvieron muy críticos respecto a los abusos sufridos por los trabajadores.

Para 1901, Terrazas transformó su diario en “El Correo de Chihuahua”, desde donde mantenía críticas veladas tanto hacia el trabajo de Luis Terrazas, el de Creel y el de Díaz. Sin embargo, una controversia técnica ocurrida en 1906, con la última victoria de Luis para la gobernatura, llevó a que escribiera en su diario sobre la temporalidad de su período y pusiera en duda la idoneidad de Creel para ser gobernador debido a ser hijo de estadounidenses, convirtiéndolo en su enemigo.

A partir de entonces, Silvestre mostró una postura crítica hacia el régimen de Terrazas-Creel, enfatizando estas deficiencias y también comenzó a cubrir los abusos cometidos por el gobierno contra la población civil. Esto incluyó la noticia de la masacre de los huelguistas de Cananea, el paro de los mecánicos ferrocarrileros de Chihuahua y las quejas de los habitantes de Namiquipa, Cruces, Jiménez y Ciudad Juárez. Realmente no se sabe qué provocó el cambio de opinión de Silvestre con respecto al orden imperante. Posiblemente pudo influir la animadversión de la Iglesia hacia la indiferencia del gobierno ante la entrada de los protestantes, sabiendo que Creel llegó a hacer una importante donación a una de ellas para su funcionamiento.

Esto provocaría que el gobierno empezara a perseguir a Silvestre hacia abril de 1907, mandándolo a encarcelar bajo acusaciones de difamación. Aunque tenía la capacidad para ampararse y salir de la cárcel, esto no impidió que fuera detenido tanto en 1909 como en 1910.

El gobierno chihuahuense comenzó a atacar a “El Correo”, boicoteándolo para sacarlo de circulación. Esto se llevó a cabo retirando los anuncios del Banco Minero del periódico o comprando todos los ejemplares cuando el número de impresión era particularmente alto. A pesar de estos intentos, el régimen de Creel mantuvo una actitud aparentemente «benigna» hacia Silvestre. Esto se debía a que la forma de enfrentar a los periodistas incómodos por parte del régimen de Díaz solía ser encarcelarlos y, en ocasiones, torturarlos, pero raramente se los asesinaba. Aunque algunos gobernadores sí fueron sanguinarios, Creel prefirió alinearse con las prácticas porfiristas para evitar un enfrentamiento directo con el clero.

Dado que Silvestre nunca llamó a la rebelión armada, permitió que “El Correo” siguiera circulando a pesar de la animosidad del gobierno. El periódico se convirtió en uno de los voceros de la campaña de Madero y del estallido de la revolución, siendo más influyente que “Regeneración” en la politización de la sociedad.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Friedich Katz. Pancho Villa, vol. 1.

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Imagen: 

 – Izquierda: Anónimo. Silvestre Terrazas, 1914. 

 – Derecha: S/D. Instalaciones del «Correo de Chihuahua». 

Las condiciones del colapso teotihuacano.

Una de las incógnitas de la arqueología mexicana ha sido el rastrear las causas de la caída de la metrópoli del periodo Clásico, Teotihuacan, ya que a pesar de contar con evidencias donde nos indican el estallido de una revuelta popular contra las elites gobernantes como la causa principal de la caída de la ciudad, el problema ahora es rastrear los orígenes de la revuelta o del periodo de decadencia que la desencadeno. Las condiciones de los primeros años del milenio hicieron que Teotihuacan fuera la alternativa más fuerte para una población que hasta el momento habitaba el sur de la Cuenca de México y el valle Puebla-Tlaxcala, quienes sufrieron un aumento de la actividad volcánica de la región y esto hizo que muchos de ellos pasaran a engrosar la población de la naciente ciudad, esto sumado con el control de yacimientos de obsidiana como la Sierra de Navajas dio pie para transformarla en un núcleo tanto político como religioso tanto al nivel regional como el mesoamericano.

Los primeros investigadores de Teotihuacan llegaron a proponer basados en las evidencias de incendios en la ciudad el haber sido causados por la llegada de los toltecas, colocándolos como los conquistadores quienes habrían de ocupar el puesto de su subordinado, esto fue respaldado con la presencia de la cerámica Coyotlatelco, la cual tiene vínculos de origen con el Bajío, permitiendo formular con ello la teoría de la conquista e incluso el origen de la presencia de los grupos otomíes en la cuenca. Pero había bastantes argumentos en contra para poder sostener esta teoría, como el hecho de que se hubiese requerido de una invasión en gran escala para poder conquistar una metrópoli de gran magnitud, siendo prácticamente imposible tal hazaña, a esto hay que sumar que los grupos posteriores a Teotihuacan no retomaron los elementos simbólicos que le dieron estatus a sus gobernantes. Fue así que surge otra teoría, la del cambio climático a gran escala provocaría que los modelos de producción de alimentos sobreexplotaran la capacidad de regeneración del ambiente y con ello disminuiría la capacidad para poder sostener a su población en boyante crecimiento. Esto provocaría que las elites gobernantes empezasen a quedar desprestigiadas al fallar con la misión de ser los intercesores con los dioses y con ello empezarían a ser desplazados por un grupo de claros tintes militaristas, pero ello no frenaría la constante pérdida de influencia de la metrópoli sobre sus zonas subordinadas hasta ser desplazado por los estados vecinos, provocando con ello la crisis social y la caída de la misma.

De momento, todo indica que la caída de Teotihuacan se puede explicar con la existencia de las tres crisis, donde el cambio climático provocaría la llegada de migrantes, el exceso de la demanda ya no hizo posible dar la calidad de vida al resto del pueblo y eso acarrearía la pérdida de confianza hacia los gobernantes, provocando la disputa entre los grupos hegemónicos. El inicio de la decadencia teotihuacana iniciaría a partir del periodo llamado Xolalpan, el cual abarca según el autor de los años 450 al 650 o del 350 al 550, seguido por el periodo de decadencia que es el Metepec que va del 650 al 750 o el 550 al 650, fue en esos años cuando se ve la presencia de los grupos asociados a la tradición Coyotlatelco, la cual tiene una ruta que inicia desde el Valle de Toluca y se va hacia el sur de la Cuenca de México, esto no debería de ser vista como una muestra de debilidad por parte del estado teotihuacano, pero resulta una evidencia que estos grupos del Occidente fueron aceptados dentro de la sociedad metropolitana. Las evidencias de la decadencia la tenemos en las continuas clausuras realizadas de sectores de la ciudad, las cuales fueron abandonadas por un proceso ritual donde se les dejo ofrendas y pasaron a ser abandonadas, esto también se muestra en un continuo deterioro cultural que va desde la falta de mantenimiento en la infraestructura y la falta de calidad en la elaboración de elementos, siendo remplazados por las del grupo Coyotlatelco de una menor calidad.

Sabemos que estos grupos migrantes empiezan a reocupar algunos sectores de la ciudad para empezar a marcar presencia, como es el caso de los alrededores de las Pirámides del Sol y de la Luna al ser los ocupantes de las estructuras que conforman la plaza a su alrededor conforme se fue degradando la elite original. Hay algunos investigadores que sugieren que el origen de estos teotihuacanos originarios pudieran ser los enigmáticos olmecas-xicalancas, quienes pudieron ser el núcleo de la sociedad cosmopolita de migrantes que albergaba la ciudad y esa podría ser una explicación de su relación con diferentes etnias como los nahuas, mixtecos o popolucas, también se han llegado a mencionar a los otomíes como uno de los posibles actores en la caída teotihuacana, pero esa propuesta no cuenta con grandes bases al encontrarse evidencia de su relación tanto con los teotihuacanos, los del grupo Coyotlatelco y como con la caída desarrollaron su propio estilo.

De los movimientos registrados por las evidencias arqueológicas tenemos la transformación de diferentes espacios de la ciudad a lo largo del tiempo, esto va desde la clausura de callejones o la reocupación de edificios antes ocupados para el uso administrativo para ser de uso habitacional o artesanal, así como el continuo uso de la infraestructura anterior y su falta de mantenimiento, ya que el grupo Coyotlatelco no se caracterizó por emprender grandes obras constructivas. También es de notar un cambio de las relaciones con el exterior para enfocarse más en el interior de su territorio, siendo el aumento de malacates para producir telas la muestra de cómo fue disminuyendo el nivel de importaciones hechas por la ciudad para hacerlas ellos mismos, así como la adopción de otras ceremonias que no estaban presentes como la sacralización del pulque o la aparición de sacrificados por decapitación. Todo nos indica que el proceso de la decadencia teotihuacana fue lento y no se debió a la irrupción de un grupo extranjero, sino que fue la llegada de pobladores del Bajío cuya presencia era solicitada y poco a poco fueron integrándose a la sociedad, faltan todavía saber cuál fue la velocidad en que se dio el degradamiento político-social de la estructura de Teotihuacan, pero eso lo dirán las futuras investigaciones.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Natalia Moragas Segura. Sociedades en colapso: la transición del Clásico al Epiclásico en Teotihuacan, de la revista Dialogo Andino no. 41.

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Imagen: 

  • Izquierda: Cajete trípode, cerámica Coyotlatelco, Clasico Tardío.
  • Derecha: Escultura destruida del palacio de Xala, Teotihuacan, Clasico Tardío.