Las repúblicas de indios y sus relaciones con los españoles.

Destacado

Para el proyecto de segregación colonial destinado a constituir las repúblicas de españoles y las de indios, se enfrentaron a una dificultad adicional debido a los efectos de las diversas epidemias que azotaron a lo largo del siglo XVI. Estas epidemias cambiaron su patrón de afectación, pasando de impactar a la población en edades comprendidas entre 0 y 30 años, a afectar a los niños neonatos hasta los 5 años, lo que tuvo un impacto significativo en la recuperación demográfica de los indígenas.

Esta situación se vio agravada por la imposición del matrimonio monogámico como parte de la vida cristiana, lo cual suprimió otras formas de relaciones familiares que eran comunes en tiempos prehispánicos, como la poligamia o la poliginia. Como resultado, las familias que seguían estos esquemas familiares fueron obligadas a disolverse para forzar al varón a elegir a su esposa legítima. Como consecuencia de estas decisiones, las otras parejas y su descendencia quedaban como ilegítimas, perdiendo así cualquier tipo de legitimidad. Estas familias eran expulsadas de la casa principal y quedaban en una situación de miseria, sin recibir ningún tipo de apoyo, incluso llegando al extremo de favorecer a la mujer que aceptara convertirse al cristianismo en detrimento de aquellas que no lo hacían.

Los trabajos de evangelización se llevaron a cabo en estrecha colaboración entre los frailes del convento y las autoridades indígenas del cabildo. Los frailes solicitaban a los miembros del cabildo la realización de diversas obras, como la construcción de conjuntos eclesiásticos, la decoración de templos, la financiación de la liturgia y el mantenimiento de escuelas de primeras letras para los niños.

El cabildo se organizaba para disponer de los miembros de la comunidad y llevar a cabo los trabajos necesarios. También se encargaba de adquirir los materiales necesarios para las actividades religiosas, siendo común enviar a alguien de la comunidad a comprar lo necesario en los grandes mercados fuera del pueblo.

Con la incorporación de las cofradías y las mayordomías como elementos de organización, las responsabilidades del cabildo disminuyeron gradualmente. Las cofradías se encargaban de realizar ciertos trabajos como parte de sus actividades devocionales al culto de su santo patrono y la organización de los festejos.

A pesar de que la división entre las comunidades españolas e indígenas tenía como objetivo evitar los abusos y garantizar una conversión adecuada al cristianismo, esto no impidió que los españoles cometieran actos de violencia contra los indígenas. Estos actos incluyeron casos extremos, como la ejecución ordenada por el obispo Juan de Zumárraga del cacique don Carlos Ometochtzin, así como decretos de exilio y castigos físicos como azotes o encarcelamientos en las celdas de los conventos. Además, hubo actos de agresión motivados por la arrogancia de los españoles.

Estas acciones generaron desconfianza entre los indígenas hacia los españoles. Frente a la falta de comprensión por parte de los funcionarios o los frailes, era común que los indígenas adoptaran una actitud cerrada hacia los españoles y mostraran sumisión para evitar provocar su ira y replicar la relación que existía entre ellos. Sin embargo, también es cierto que, junto con estas relaciones conflictivas, hubo casos de genuina amistad o entendimiento. Algunos frailes permitían la celebración de expresiones de la antigua religiosidad y actuaban como intermediarios frente a los abusos de otros españoles. Además, los niños españoles a menudo actuaban como un puente entre las dos comunidades al establecer relaciones sinceras con los niños indígenas, basadas en la amistad.

Como resultado del choque entre culturas tan diferentes, surgió una natural falta de comprensión tanto por parte de los españoles como de los indígenas hacia las actitudes que reflejaban su idiosincrasia. Los frailes fueron quienes más dificultades encontraron para entender estas diferencias, y solo lograron hacerlo a través de la convivencia y el trato directo con los indígenas. A su vez, los indígenas hicieron todo lo posible por preservar sus costumbres, adaptándolas y reinterpretándolas, convirtiendo algunas de sus creencias en supersticiones que fueron consideradas inocuas.

Dentro de su propio entendimiento, los indígenas llegaron a cuestionar lo que consideraban incoherencias de la cultura española. Por ejemplo, algunos, como don Carlos, llegaron a considerar a las diferentes órdenes mendicantes como religiones diferentes, lo que les llevaba a seguir practicando su religión original. También había quienes creían que podían deshacer el bautismo lavándose la cabeza después, e incluso algunos se negaban a comer los animales traídos por los españoles por temor a convertirse en ellos.

A pesar de la sumisión al orden virreinal, algunos indígenas buscaron rebelarse contra él. Algunos recurrían a la figura del nahual, que se transformaba en jaguar para atacar a los españoles que maltrataban a los indígenas. También hubo casos de indígenas que decidieron practicar sus costumbres ancestrales y fueron castigados por ello, como el sacerdote tlaxcalteca que fue lapidado por su pueblo.

El mestizaje fue un fenómeno generalizado tanto en el contexto hispano como en el mesoamericano, y se produjo de manera fluida, aunque con matices en su desarrollo. Una de las formas más destacadas fue la consensuada, que involucraba a las familias nobles indígenas, las cuales casaban a menudo a sus hijas con funcionarios españoles para asegurar sus privilegios en el orden virreinal.

Paralelamente, era común que los españoles que residían en las repúblicas de indios (ya fueran autoridades civiles, hacendados o miembros del clero) establecieran relaciones clandestinas o de amasiato con mujeres indígenas. A pesar de la ilegalidad de estas uniones, las familias indígenas no solían denunciarlas, guardando el secreto y considerando a los hijos de estas relaciones como indígenas, lo que propiciaba el mestizaje de forma encubierta.

El número de mestizos aumentó gradualmente, principalmente en contextos urbanos, donde quedaban fuera de las categorías de españoles e indígenas. Hacia finales del siglo XVIII, los mestizos se convirtieron en el grupo mayoritario, representando aproximadamente el 37% de la población.

Este proceso de mestizaje no solo fue demográfico, sino que también tuvo implicaciones culturales y sociales significativas, contribuyendo a la formación de una nueva identidad y un tejido social más complejo en la sociedad colonial.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía:

 – Pablo Escalante Gonzalbo y Antonio Rubial García. El ámbito civil, el orden y las personas, del libro Historia de la vida cotidiana, volumen 1

 – Elsa Malvido. La población, siglos XVI al XX.

Para más contenido histórico o para opinar del tema, visita la página de Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100064319310794

Si te gustan los artículos, leer mas de los publicados en el blog y apoyar al proyecto, vuélvete un asociado en la cuenta de Patreon: https://www.patreon.com/user?u=80095737

Únete a Arthii para conocer a mas creadores de contenido siguiendo este enlace: https://www.arthii.com?ref=antroposfera

Imagen: Códice Azoyú 2, siglo XVI. 

La población española en la Nueva España.

Con la conquista de los reinos mesoamericanos, pero principalmente por el de México, la corona obtenía el papel de rector sobre los nuevos territorios del virreinato, lo que supuso por extensión el colocar a los propios peninsulares en la punta de la pirámide social por encima de los indígenas y de los esclavos africanos. Pero en este caso vamos a apreciar una serie de particularidades, como las empresas de conquista estuvieron bajo la dirección de la corona de Castilla, serian sus habitantes quienes tendrían derecho a poder migrar a los nuevos territorios, Aragón queda excluida para pasar a administrar los territorios patrimoniales en el Mediterráneo como Cerdeña, Sicilia y Nápoles, a este privilegio quedaría integrado Portugal a partir de la “unión por matrimonio” celebrada entre 1615 y 1616. Dentro de esta comunidad “española” existían claras diferencias entre castellanos y portugueses quienes mantenían su lengua, esto empezaría a complicarse con la distinción hecha a los nacidos en el reino, los criollos, quienes no gozaban de la confianza para ocupar puestos en el gobierno a diferencia de los peninsulares.

La cadena migratoria empezaba para quien lograse costearse el pasaje (lo que implicaba hacer grandes esfuerzos para ahorrar o vender todas sus posesiones), abordar en Sevilla para llegar a La Habana y de ahí había tres posibilidades, quedarse en la isla, irse a Yucatán o continuar el viaje hasta Veracruz, puerto con condiciones malsanas por las enfermedades y que hacía necesario emplazarse tierra adentro a villas como Córdoba, Perote, Orizaba y Xalapa. El primer experimento para crear el prototipo de asentamiento español en las Indias seria la ciudad de Puebla de los Ángeles, la cual fue levantada para que llegasen a establecerse los peninsulares campesinos, obreros y trabajadores en general, quienes tenían como incentivo la exención de impuestos y el otorgamiento de tierras para que construyese su casa, además de tener el atractivo de situarse en medio de una zona con grandes asentamientos indígenas y el estar en medio del camino entre Veracruz con México. Puebla resulto ser un éxito en las primeras décadas, pero con el paso del tiempo la sociedad poblana empezó a ver mal a los migrantes y los forzaban a seguir su paso a la capital, este esquema social llegaría a su fin hacia 1737 por la devastación causada por la epidemia de mazáhuatl que acabo con el 80% de sus habitantes, por lo que se rompieron las reglas sociales imperantes y los sobrevivientes empezaron a formar familias mixtas con indígenas y mestizos.

Para evitar que los peninsulares llegasen con la idea de explotar a los indígenas, la corona empezó a emitir una serie de ordenanzas para asegurar que los migrantes llegasen a poblar y a trabajar, como sucedió con la iniciativa de mediados de siglo XVI donde llevaron campesinos castellanos para trabajar el campo, pero solo se vieron limitados a vivir en Puebla y en los pueblos de los alrededores. Si bien en un inicio la corona esperaba que españoles e indígenas viviesen en las mismas poblaciones, la propensión de los abusos de los primeros y el recelo de los misioneros a que los pervirtiesen con sus costumbres hizo que se establecieran las “republicas de indios” y las “republicas de españoles” para mantenerlos separados. Poco a poco empezaron a nacer por el territorio ciudades para españoles, ya sea construyendo nuevas desde los cimientos u ocupando los principales centros políticos indígenas, aunque a diferencia de las europeas no llegaron a ser completamente urbanas, sino que combinaban funciones tanto rurales como domésticas.

Las necesidades de expansión de los españoles hicieron que se abrieran dos ejes migratorios, el norte que ofrecía amplias tierras para la explotación ganadera y la posibilidad de encontrar yacimientos de plata, también estaba la ruta del comercio del Oriente y la necesidad de establecer puertos de llegada por el océano Pacifico, naciendo con ello Acapulco, Santa Cruz, Manzanillo, San Blas, Mazatlán y los puertos de California para recibir a la Nao de China. Las condiciones en la Nueva España nunca llegaron a ser cómodas para los españoles, la incapacidad de contener los brotes epidémicos provocaban grandes mortandades que acababan con las vidas tanto de indígenas, mestizos y españoles, pero también la gran demanda de mano de obra tanto indígena como esclava hacía que no hubiese trabajo para los españoles, sumado a lo difícil que implicaba hacerse a la aventura hacia los territorios inhóspitos hacía que buena parte de los migrantes acabasen en la miseria.

Dentro de las distinciones que hicieron los españoles era el monopolio de los europeos para instruirse en la vida religiosa, por lo que la gran parte tanto de sacerdotes seculares como en las ordenes mendicantes eran peninsulares o criollos (había algunas excepciones que se salían de la norma como algunos hijos de caciques indígenas o mestizos que entran por omisión), siendo las ordenes mendicantes quienes protagonizan gran parte del esfuerzo de evangelización de los indígenas. Los primeros que llegaron fueron los franciscanos quienes ocuparon las posiciones más importantes en el Centro de México, Yucatán y diferentes puntos a lo largo del reino, los dominicos fueron designados a algunos lugares del centro, Oaxaca, Chiapas y Guatemala, los agustinos se encargarían de buena parte de Michoacán, los actuales estados de Guerrero e Hidalgo y otros puntos del centro, los últimos en llegar fueron los jesuitas en 1572 quienes por su vocación educativa tuvieron presencia en todos los centros urbanos y sus esfuerzos misioneros se enfocarían en el norte. A pesar de su amplia presencia en la sociedad novohispana de todas las castas religiosas, tanto el clero secular como el regular nunca rebasaron el 0.24% de la población total del periodo virreinal, esto no impidió que por medio de las donaciones, pagos de las cofradías o por las herencias se convirtieran con el tiempo en los grandes terratenientes del reino.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Elsa Malvido. La población, siglos XVI al XX.

Para más contenido histórico o para opinar del tema, visita la página de Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100064319310794

Si te gustan los artículos, leer mas de los publicados en el blog y apoyar al proyecto, vuélvete un asociado en la cuenta de Patreon: https://www.patreon.com/user?u=80095737

Para saber más: https://www.arthii.com/los-espanoles-y-la-repoblacion-de-la-nueva-espana/

Imagen: José Joaquín Magón. Casta 3 de Español y Castiza el fruto bello se ve igual a su padre ya pelo a pelo, siglo XVIII.

La sociedad colonial venezolana I.

El siglo XVI español fue un período de grandes cambios en su sociedad, habían vencido a los musulmanes en 1492, mismo año en que llegan al continente americano donde se asentarán, dando origen a nuevas sociedades, en las que se mezclarán racialmente con nativos y foráneos (como los negros del África), además de explotar el territorio, no solo a través de la agricultura – ganadería, sino en las minas de metales preciosos.

Durante este siglo XVI los españoles aun poseían una mentalidad que podríamos denominar “medieval”, la cual transportaron al territorio venezolano, ¿en qué sentido?, en el sentido de su concepción de clase o castas sociales (blancos criollos “mantuanos”, el papel jugado por la religión, aunado a un ideal caballeresco, que también era palpable en España, siendo uno de varios ejemplos, Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús en 1540, quien toma el ideal caballeresco pero enfocado en la lucha por la evangelización del cristianismo.

En Venezuela desde aquel siglo XVI se desarrollan estructuras sociales que marcarían la vida en la sociedad venezolana, diferenciándose por el color de piel y la clase social, aunque siempre el factor racial era predominante. En este sentido, podemos hablar de cuatro razas distintas que poseían sus propias separaciones: los blancos, los indios, los negros y los pardos. Conozcamos cada uno de estos grupos.

Blancos

Los blancos españoles que fueron los primeros en llegar al territorio, dieron origen a la estirpe de los blancos criollos, quienes tenían en sus manos el poder de los cabildos o el comercio de las grandes plantaciones, como el cacao o café.

Los blancos españoles eran conocidos como peninsulares, este grupo era el único que podía ejercer el gobierno en nombre de la Corona.

Por ejemplo, en Venezuela luego de 1777 por orden de Carlos III, el territorio venezolano se conformaba como una Capitanía General, en este sentido, los capitanes generales eran traídos directamente de España al igual que los Gobernadores; teniendo en numerosas ocasiones, diferentes pugnas con los blancos criollos.

Por su parte, los blancos criollos (conocidos como mantuanos, únicamente en Caracas) fueron los hijos de los primeros conquistadores del territorio, se hicieron dueños de las mejores tierras para la agricultura, poseían negocios acaudalados, y gracias al poder que les confería su dinero junto a la consciencia de pertenecer a un grupo limitado de familias, se hicieron con títulos nobiliarios comprados a la Corona, tal como sucedió con el Marqués del Toro o el Conde de la Granja, quienes fueron personajes importantes durante los últimos tiempos coloniales e inicios de la era independiente.

Existía además una última clase de blancos en Venezuela, nos referimos a los blancos “de orilla”, quienes provenían de las Islas Canarias y en nuestro país, realizaban actividades relacionadas al comercio, como por ejemplo los dueños de pulperías, o trabajaban de manera particular en la agricultura.

Eran un estrato social inferior a los otros grupos de blancos, y era casi imposible que ostentaran alguna dignidad política superior, siendo el caso del padre del prócer Francisco de Miranda, uno de los casos más llamativos de cómo la élite de blancos criollos, cerraba el paso a quienes no pertenecían a su estatus social.

Indios

Los indios eran los pobladores originarios de Venezuela y de todo nuestro continente americano, sin embargo, poco a poco fueron despojados de sus tierras por los españoles con su concepción de urbanismo europeo, que chocaba plenamente con las formas de vida de los habitantes originarios.

En Venezuela existían un gran número de diferentes grupos indígenas, siendo destacables dos grupos lingüísticos, los arawak y caribes, aunque existieron (y todavía hoy) otros grupos lingüísticos que se salen de estas dos familias predominantes.

Al principio de la conquista los indígenas se intentaron utilizar como esclavos, tal como sucedió en la isla de Cubagua durante el sacado de las perlas, aunque la reina Isabel la Católica, los había nombrado vasallos de la Corona, por lo que eventualmente, los negros africanos tomarían el lugar de trabajo que tomarían los indígenas en Venezuela.

Con el tiempo, los indígenas luego de guerrear y ser vencidos en los puntos principales donde se establecieron los españoles, se quedaron al margen de estos sitios urbanos, viviendo en las selvas del sur o en montañas, en las que continúan viviendo hoy, como el caso de los Yanomamis en Amazonas o los Pemones del Estado Bolívar, ambos al sur del país.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Leopoldo Agreda Lovera

Bibliografía:

SISO MARTÍNEZ, J. M. “Historia de Venezuela”.

STRAUSS, Rafael, “Tiempo Prehispánico de Venezuela”.

Diccionario de la Fundación Polar.

Imagen: Cesar Rengifo, Mural titulado «El mito de Amalivaca»1955

Los españoles y la repoblación de la Nueva España.

Las implicaciones del descubrimiento de América hicieron que replanteen la posición de los españoles con respecto a las nuevas tierras y sus habitantes, ya que la adjudicación hecha por parte de Roma hacia la monarquía hispana les daría el compromiso de cristianizar a los nativos para expandir la “palabra de Dios”. Es sabida la concepción que tenían los europeos del Renacimiento con respecto a los pobladores de otras naciones fuera de su zona cultural, donde a los africanos les desconocen su condición de humanos y por lo tanto se justificaba que fuesen esclavizados y sean considerados como objetos, para evitar este caso, los religiosos españoles interceden ante la corona para defender su condición de seres humanos como lo demostraron con las civilizaciones encontradas como la mexica o la inca, pero esto no evito que fuesen vistos en una calidad inferior a los españoles al ser considerados como “gente sin razón”, eternos menores de edad que siempre habría de estarlos supervisando, mientras los indígenas que se mantenían en una posición poco receptiva a la evangelización como las tribus nómadas no había de otra más que el exterminio.

Esta concepción racista que traían los europeos hicieron que las autoridades coloniales estableciesen dos modelos divisiones políticas, la “republica de españoles” donde podían asentarse los peninsulares y su descendencia donde recreaban la forma de vida europea, mientras en la “republica de indios” los indígenas podían mantener sus formas de gobierno tradicional, pero siempre bajo una estricta vigilancia de los religiosos quienes se aseguraban de que siguiesen viviendo bajo los mandatos cristianos y a su vez se aseguraban de mantenerlos alejados de las “perversiones” de los europeos. Fuera de estas realidades y sin ninguna clase de protección estaban tanto los esclavos africanos como los mestizos y los indios no “civilizados”, manteniendo una posición al margen de ambos mundos y sin gozar de ninguna clase de prerrogativa que los ampare, el único elemento que les podía ofrecer cierta protección era la Iglesia que podía interceder por ellos por su calidad de “cristianos”. A su vez, el poder de la corona y el de la Iglesia estaban debidamente delimitados en el nuevo orden, mientras el rey se encargaba de ver por la población y de los cobros de los tributos para mantener el gobierno, la Iglesia se encargaba de velar por su bienestar espiritual, así como estar al pendiente de los censos al tener los registros de los bautizos, casamientos y defunciones de la gente.

Desde los primeros años después de la caída de México-Tenochtitlan, los nuevos territorios fueron un punto de interés para los españoles al ofrecer una nueva oportunidad que ya no podía ofrecer Europa para su crecimiento, se sabe que de 1533 a 1539 debieron de haber llegado 8,000 migrantes españoles de los que se tienen registros más los que entraron de forma ilegal y que eran considerados como indeseables como los judíos y musulmanes conversos. De esta ola llegada en el siglo XVI, la mayoría fue de origen andaluz al representar el 29% de los migrantes, estos fueron seguidos por los procedentes de Castilla la Vieja con un 19%, de Extremadura con un 18%, de Castilla la Nueva con 8% y el resto se repartió de migrantes de otros lugares de la península o incluso de otras naciones europeas. El principal atractor para los españoles de cruzar el Atlántico fue sin duda la promesa de adquirir riquezas rápidas gracias a los yacimientos de plata, primero fue Perú quien tenía una avanzada industria orfebre por el uso intensivo de metales preciosos por parte de las civilizaciones andinas, posteriormente hacia la década de los 50 en la Nueva España se encontraran los yacimientos de Taxco, Guanajuato y Zacatecas que redirigieron la migración española, pero provocaron serios problemas poblacionales en la península.

La gran parte de los migrantes europeos era de población masculina, quienes estaban más dispuestos a lanzarse a la aventura que significaban las exploraciones o los trabajos en las minas, siendo buena parte solteros los que llegaron y que no tuvieron problema con entablar relaciones con mujeres indígenas (ni que decir de las relaciones fuera de matrimonio), siendo uno de los principales factores para el nacimiento del mestizaje, quienes debido a su situación donde no eran considerados ni españoles ni indios, dependía de sus rasgos para que pudiesen integrarlos en alguna de estas dos sociedades. Llegaron a existir problemas con los casos de los hijos repudiados, quienes al ser negados por parte del padre o de la madre quedaban en una situación de completa indefensión debido a esta indefinición racial o a que eran mal vistos por los pueblos, por lo que la corona dicta una cedula real para que el gobierno virreinal se encargase de la crianza de estos huérfanos hacia 1533, pero en cuanto crecían era cuando tenían las dificultades al no poder acceder a las mismas oportunidades de cualquiera de las dos potestades.

Debido a la posición de indefensión que tenían las mujeres en las sociedades europeas, existieron barreras sociales que impedían a que se decidiesen a establecerse al otro lado del océano, ya sea con el eterno estigma del “sexo débil”, por lo que estaba muy vigente la idea de que si realizaban el viaje podrían morir con facilidad en manos de los nativos. Una vez pasados los años de conquista y violencia, había más incentivos por parte de las mujeres para migrar, buena parte de ellas en búsqueda de sus maridos, aunque fue muy común que se encontrasen con la sorpresa de las familias fuera de matrimonio de su pareja con indígenas o esclavas africanas, llegando a entablar conflictos judiciales para asegurarse su parte del patrimonio para sus hijos. Con el caso de las mujeres, las autoridades siempre se mostraron celosas en cuanto a que relacionasen con las demás castas, provocando que muchas de ellas en situación de pobreza quedasen solteras y encontraran en las cofradías una institución que las protegían, esto hizo que el estado les diese una dote de cerca de 300 pesos para que en el día del santo patrono de la cofradía pudiesen salir en procesiones para conseguir marido o poder entrar al convento, y en caso de no optar por esas opciones quedaba entrar en las Casas de Recogidas junto a viudas y madres solteras pobres.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Elsa Malvido. La población, siglos XVI al XX.

Para más contenido histórico o para opinar del tema, visita la página de Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100064319310794

Imagen: Anónimo. De Español y Mestiza, Castiza. Cuadro de Castas, siglo XVIII.

El fin de la presencia española en el futbol

Después de la crisis futbolera entre los equipos mexicanos y los de la comunidad española, para la década de los 40 el deporte logra afianzarse como uno de los preferidos por la afición popular y con ello empiezan a surgir importantes inversiones para fomentar la profesionalización de la liga, como lo demuestra el importante proyecto de la Ciudad de los Deportes inaugurada en 1945 y mediante un decreto del presidente Manuel Ávila Camacho crea la Comisión de Fomento Deportivo del Distrito Federal como un órgano regulador de los jugadores extranjeros. Si bien las acciones de la Comisión se limitaba regular los equipos capitalinos, sus medidas afectaban las acciones de los equipos de la Liga Mayor, como sucedió con la reducción de jugadores extranjeros y naturalizados a solo seis por equipo, disminuyendo a cinco posteriormente. Quienes mostraron su completo respaldo a las acciones emprendidas por Ávila Camacho fueron las directivas de equipos como el América, el Atlante, Guadalajara y el Marte quienes vieron un gran intento por “mexicanizar” al futbol con el impulso para la contratación de jugadores nacionales.

Este intento por parte del gobierno de favorecer a los mexicanos para resolver este choque de rivalidades en realidad complicaron la situación, ya que pocos años antes el gobierno de Lázaro Cárdenas había abierto las puertas a los refugiados españoles de la Guerra Civil y con ello llegan varios deportistas dispuestos a proseguir con sus carreras, sumado a la entrada de jugadores sudamericanos a los equipos, pero esto se resolvía con la naturalización de los jugadores para evitar las restricciones de la reglamentación, aunque sin escapar de escrutinio periodístico. Estas medidas tuvieron una gran oposición, además de tener la de los equipos de la comunidad como el Club España y el Asturias, diversos equipos de provincia como la Asociación Deportiva Orizabeña, Veracruz y el Moctezuma de Veracruz, el Puebla, el Oro de Jalisco y el León de Guanajuato se suman a la protesta contra estas medidas que consideraban injustas, pero el problema de fondo era que esta medida era una forma de agraviar a estos equipos que tenían una alta capacidad para pagar jugadores profesionales, por lo que estos cuatro equipos lo compensaban ejerciendo influencia política para bloquearlos.

Una de las diferencias entre estos cuatro equipos con respecto a los clubes de la comunidad española y los de provincia era que todavía mantenían su estructura de club deportivo, mientras el bando contrario ya se había formalizado como empresas dedicadas al deporte o recibían una gran solvencia económica por parte de los empresarios locales, por lo que este conflicto además del tinte nacionalista estaba salpicado con la lucha de clases. En esa época, ese fue el único caso donde se generaría conflicto por la llegada de jugadores extranjeros, como lo vemos en la Liga Mexicana de Beisbol donde muchos equipos importaron jugadores tanto del Caribe como afroamericanos de EU, en ningún momento el gobierno decidió hacer acciones con respecto a la contratación de jugadores nacionales o extranjeros, a pesar del impulso dado por empresarios como Jorge Pasquel quien se trajo muchos jugadores de la “Liga de Negros” estadounidense. Con esto, los equipos de futbol tenían un argumento fuerte para frenar las arbitrariedades políticas sobre la liga, pero poco pudieron hacer porque una de las razones por las que Pasquel logro evitar problemas era su amistad con el entonces Secretario de Gobernación y nuevo presidente Miguel Alemán, por lo que tuvo todos los permisos para proteger sus intereses.

Gracias a la influencia política, el bando nacionalista había puesto un obstáculo muy importante a los clubes españoles, como la reglamentación solo se había implementado para los equipos del Distrito Federal, los provinciales estaban exentos de estas disposiciones, y también gracias a estas relaciones con el poder, equipos como el América tenían facilidades para contratar jugadores extranjeros y naturalizarlos con ayuda del gobierno. Este panorama adverso se empieza a complicar para la década de los 50, como la selección española empieza a representar a la España de Franco y este era un gobierno no reconocido por el mexicano, aumenta la animadversión hacia los equipos de la comunidad al ser seleccionados algunos de sus jugadores para integrar aquel equipo, por lo que los equipos mexicanos solían hacerles desplantes. La presencia de los clubes españoles se estaba haciendo cada vez más prescindible con el ascenso de los equipos de provincia en le Liga Mayor, por lo que a raíz de un juego entre la selección española y la mexicana donde la última abandona el juego en los últimos momentos por un gol anotado por los españoles durante el silbatazo final, disputa que fue el detonante del retiro de los clubes españoles.

El 7 de junio de 1950, el Club España anuncia su intención de abandonar el futbol profesional argumentando lo incosteable de su permanencia y las presiones diplomáticas y políticas, el Asturias se negaba a secundar a su homologo, pero los problemas económicos hicieron que también decidiese por abandonar la Liga. Los últimos partidos del Español y Asturias se realizaron el julio de ese año contra el Atlas y el Atlante respectivamente, siendo despedidos entre aplausos y con ello finalizaba esta etapa de la cultura futbolera mexicana marcada por una alta rivalidad nacionalista, en los siguientes años, los equipos capitalinos ya no destacarían y tendrían el liderazgo tanto el Guadalajara como el León, naciendo una nueva etapa de rivalidades de clubes.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Daniel Efraín Navarro Granados. Españoles contra mexicanos. Identidades en conflicto en el futbol de la Ciudad de México (1912-1950), de la revista Historia Mexicana no. 286.

Imagen: S/D. Encuentro entre el Club Asturias con el America, mediados de siglo XX. Fuente: https://www.mediotiempo.com/futbol/liga-mx/asturias-historia-equipo-futbol-salida-racismo

El impacto de las migraciones en el siglo XIX

Una vez lograda la independencia, los gobiernos mexicanos vieron que los 7 millones de habitantes que tenían por el gigantesco territorio heredado del virreinato no era suficiente para alcanzar el desarrollo, sumado a determinados problemas productivos atribuidos muchas veces a ideas racistas hizo que fuese fundamental el impulso de la migración europea al país, tomando el ejemplo de los Estados Unidos que resultaba exitoso. Anteriormente, los grandes flujos migratorios estaban entre la importación de esclavos africanos como de trabajadores españoles buscando oportunidades de progreso, la única que continuo fue la última porque durante el siglo XVIII el comercio de esclavos estaba en decadencia y ya no se importaban los grandes contingentes (prácticamente en la independencia el esclavismo estaba en vías de extinción), pero los migrantes españoles siguieron llegando a establecerse a lo largo del país y gracias al tiempo bajo su dominación, podían integrarse sin mayor problema.

Pero algo que representaba un serio problema para lograr las metas de las elites gobernantes fue el continuo ambiente de crisis vivido en diferentes regiones, esto desalentaba la migración incluida la española (la cual sufría del acoso de un latente sentimiento antihispano haciéndolos presa de abusos), la cual el 49% fijó su destino en Argentina, un 24% a Cuba y un 13% a Brasil, solamente el 2.7% de la migración española fue a parar a México. Con la llegada de Porfirio Diaz y la pacificación del pais, se volvió a revivir la idea de fomentar la migración europea, pero esta vez se pretendía incentivar la llegada de migrantes no latinos, no obstante, la comunidad española siguió manteniendo su importancia y nunca seria superada por las otras comunidades.

La segunda comunidad importante que se conforma en México fue la francesa, específicamente la proveniente del pueblo de Barcelonnette en la Alta Provenza, quienes empiezan a llegar a partir de 1821, pero eran más atractivos destinos como Estados Unidos, Canadá y Argentina, contabilizándose solamente en 1911 cerca de 200 ciudadanos franceses. La tercera fue la comunidad libanesa, la más tardía en llegar debido al empeoramiento de las condiciones en Líbano hacia 1860, pero siembre fue considerada menor al constar de 1,000,000 de personas migradas hasta 1914, de los cuales solo un 1.4.% llegan a México, llegando el primero hacia 1878.

A pesar de que México no fue un destino atractivo para los migrantes, los que llegaron tenían la iniciativa de generar negocios que resultaron exitosos (muchas de las grandes empresas mexicanas fueron fundadas por migrantes), un ejemplo lo tenemos en el caso de los españoles, mientras los que llegaron a Argentina y a Cuba se dedicaron a las labores del campo como jornaleros atraídos por los grandes salarios que se ofrecían a los trabajadores. Algo que contribuyó al éxito de estos migrantes para su progreso económico fue que constituyeron comunidades activas de apoyo mutuo para asegurar el bienestar de cada miembro, de ahí que los españoles y los franceses lograsen avanzar más rápido y aprovechar el arranque de la industrialización del país para poder ser los pioneros, pero los libaneses al ser los últimos en llegar no lograron consolidar estas redes de apoyo, por lo que estuvieron limitados a pequeños negocios en esa etapa.

Esta organización les permitió insertarse en los sectores de mayor productividad como el comercio, la industria y las finanzas, sumado a su posibilidad de invertir en diferentes sectores les permitió pronto acumular sus respectivas fortunas. En un inicio, estas empresas se constituyeron como colectivos donde cada socio podía sacar beneficio y contribuía según su área de especialización, pero conforme iban creciendo las empresas pasaron a convertirse en sociedades de responsabilidad limitada donde los socios recibían ganancias según el monto invertido. También cabe destacar que la forma en que se agrupaban dependía de cada comunidad, los franceses se organizaban entre todos los miembros de la colonia, los españoles se limitaban tanto a la familia e incluían amigos, los libaneses eran los más limitados al organizarse entorno a la familia nuclear.

Las especializaciones también estaban divididas según la comunidad a la que pertenecían, mientras los españoles se dedicaban más al comercio minorista de abarrotes y telas, los franceses les intereso participar en el desarrollo de las tiendas de novedad, los libaneses abarcaban la mercería y el comercio de género. En el sector industrial, tanto españoles como los franceses se interesaron por la producción textil constituyendo las grandes fábricas del Porfiriato, aunque después los libaneses terminan por desplazar a los franceses, cambiando los textiles por la siderurgia de Monterrey. La consolidación del sistema bancario mexicano gozo de la contribución de los españoles, quienes constituyeron los primeros bancos privados como lo fue el Banco Hispanoamericano (actualmente y con la línea de fusiones es Banco Santander), los franceses constituyeron una sociedad en su país para poder invertir en México, durante esos años los libaneses no tuvieron posibilidad alguna de meterse al sistema bancario. Si bien los españoles seguían siendo la comunidad más grande, no llegaron a compararse en cuanto al alcance logrado por los franceses gracias a su sistema de organización social, los libaneses tendrían su oportunidad, pero hasta el siglo XX cuando tuvieron mayor experiencia en los negocios.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Felipe de Jesús Bello Gómez. Inmigración y capacidad empresarial en los albores de la industrialización de México, de la revista Secuencia no. 68    

Imagen:

  • Izquierda: «Las Fábricas de Francia» en Guadalajara, 1877.
  • Derecha: «Ultimas modas de Paris», La Ilustración mexicana, 1851