La política exterior de Echeverria.

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El gobierno mexicano no estaba siendo proactivo en la resolución de la problemática fronteriza, como la migración ilegal o el creciente narcotráfico. Esto llevó al gobierno estadounidense a comenzar a presionar en el terreno comercial, un sector delicado y fundamental para Luis Echeverría para sacar al país de la crisis económica mediante el aumento de las exportaciones. Estados Unidos impuso restricciones a la importación de fresas, tomates, textiles y otros bienes, empeorando el panorama en agosto de 1971 con la aprobación de un impuesto del 10% sobre las importaciones. Esto llevó a Echeverría a dirigirse directamente al presidente Richard Nixon para lograr una excepción con los productos mexicanos. Además, otros altos funcionarios viajaron a Washington para tratar de revertir esta medida.

Aunque posteriormente el impuesto fue derogado, las relaciones con el gobierno de Echeverría se tensaron. México sostuvo la cancelación de las restricciones a sus importaciones y exigió un trato preferencial alegando la vecindad. Sin embargo, esto quedó estancado en vagas promesas que nunca se cumplieron. Esto provocó que México impusiera determinadas restricciones para la inversión.

Una de las medidas del gobierno fue promover la «mexicanización» de las empresas en el país, lo que implicaba que al menos el 50% del capital fuera nacional. Esto generó preocupación entre algunos empresarios estadounidenses que vieron amenazadas sus inversiones. Sin embargo, los congresistas estadounidenses dieron su visto bueno siempre y cuando se asegurara que los inversionistas recibirían una compensación justa.

En el plano diplomático, Nixon dio su beneplácito al plan del canciller Henry Kissinger para que Echeverría fuera el interlocutor con el resto de mandatarios de América Latina. Aunque se rechazó cualquier trato con respecto al gobierno de Cuba, se vio positivamente el deseo del presidente mexicano de ser conocido como el «líder del Tercer Mundo». Sin embargo, las intervenciones de Echeverría en el plano internacional comenzaron a sonar disruptivas para los intereses estadounidenses. Combinando el nacionalismo con una posición a favor de los países afectados por Estados Unidos, como se vio en su apoyo al ingreso de Vietnam a la ONU, Echeverría generó el disgusto de Washington por su tono radical y su completa identificación con las naciones tercermundistas.

Cuando Nixon renunció a la presidencia debido al escándalo «Watergate» y fue reemplazado por el vicepresidente Gerald Ford, los políticos estadounidenses empezaron a mostrar mayor animadversión hacia el discurso de Echeverría, acusándolo de llevar al país hacia el comunismo. En 1976, aumentaron los rumores publicados en la prensa sobre posibles cancelaciones de créditos e incluso se habló de una filtración de un memorándum del Banco Mundial que sugería la devaluación del peso, lo que provocó la salida de algunos capitales.

En cuanto a las relaciones con el resto del mundo, Echeverría mantuvo una política activa con el objetivo de diversificar las inversiones en el país. Realizó doce giras internacionales y visitas particulares a 30 países. Uno de sus primeros objetivos fue posicionarse como la cabeza de América Latina, reafirmando el Tratado de Tlatelolco de 1967, que aseguró el desarme nuclear y el compromiso de no adquirir armamento nuclear por parte de las naciones latinoamericanas.

Logró mantener buenas relaciones con diversas potencias, incluyendo el bloque de la Comunidad Económica Europea, la URSS, las disidencias socialistas como China y Yugoslavia, las naciones recién independizadas de Asia y África, e incluso realizó una visita al Papa en el Vaticano. A cambio, recibió importantes visitas como la de la reina Isabel II, el sha de Irán y numerosos primeros ministros.

La cuestión latinoamericana fue un aspecto crucial en las actividades de la cancillería mexicana durante la presidencia de Echeverría. Muchos de los gobiernos en la región eran de origen militar debido a golpes de estado, lo que llevó a las embajadas mexicanas a servir como refugio para los perseguidos políticos. Además, México enfrentó rivalidades con países como Brasil y Argentina, lo que se reflejó en los esfuerzos por crear el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe. Este sistema tenía como objetivo contrarrestar la influencia de Estados Unidos y establecer relaciones de libre comercio, aunque sus resultados a mediano plazo fueron infructuosos.

A pesar de la política exterior de buena voluntad de Echeverría, hubo dos casos en los que adoptó una posición antagonista. Por un lado, estuvo el conflicto con Israel debido a su apoyo a una iniciativa en la ONU que equiparaba el sionismo con el nazismo como consecuencia del conflicto árabe-israelí, lo que provocó un boicot de la visita de turistas judíos . Por otro lado, adoptó una posición beligerante contra la España franquista al proponer su expulsión de la ONU tras la ejecución de activistas vascos acusados de terrorismo en 1975.

Los esfuerzos de Echeverría en sus relaciones internacionales estaban teniendo éxito, especialmente en el ámbito del comercio exterior. Las exportaciones mexicanas al inicio de su sexenio totalizaban 14,703,000 pesos, con un 70% destinado a Estados Unidos. Para 1976, este volumen se había elevado a 51,905,000 pesos, con una disminución en la participación de Estados Unidos en las compras y un aumento en las compras de otros países del mundo.

A pesar de estos logros en el comercio exterior, el aumento en las importaciones fue significativo, pasando de 30,760,000 pesos en 1970 a 90,900,000 pesos al finalizar el periodo de Echeverría. Estados Unidos continuó siendo el mayor beneficiado al representar aproximadamente el 62% de las importaciones, lo que generó un balance negativo en el comercio exterior mexicano.

Aunque los objetivos económicos no se cumplieron totalmente, la representación mexicana logró posicionarse en el ámbito internacional gracias al llamado «poder blando». Esto se manifestó en la participación activa de intelectuales y científicos en comitivas internacionales, así como en intercambios culturales y colaboraciones científicas con diversas naciones, fortaleciendo la posición de México a nivel mundial.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Blanca Torres. La política exterior de México durante el gobierno de Luis Echeverria (1970-1976): El renovado activismo global, de la revista Foro Internacional, vol.62.

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Imagen: S/D. Recepcion de la reina Isabel II y el principe de Edinburgo de Luis Echeverria y su esposa Maria Esther Zuno a su visita a la Gran Bretaña, 1973.

El contexto geopolítico de los 70 y México.

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Desde mediados del siglo XIX, la política exterior mexicana se caracterizó por mantener un equilibrio para asegurar su independencia con respecto a otras potencias, especialmente para defenderse de la amenaza permanente de Estados Unidos. Esto implicaba jugar un sistema de contrapesos entre todas las potencias para garantizar su apoyo en caso de alguna agresión extranjera.

Así, Benito Juárez tuvo que apoyarse en Estados Unidos para enfrentar la agresión de Francia, Gran Bretaña y España. Porfirio Díaz, por su parte, se acercó a estas potencias para mantenerse distante del expansionismo estadounidense. Los gobiernos revolucionarios siguieron esta dinámica para adquirir el reconocimiento de su legitimidad, como ocurrió con Venustiano Carranza y Álvaro Obregón.

Conforme la tensión entre las potencias internacionales iba aumentando, amenazando con el estallido de otra guerra mundial, México aprovechó esta dinámica para lograr sus objetivos internos. Por ejemplo, Lázaro Cárdenas respaldó la expropiación petrolera apoyándose en las buenas relaciones mantenidas con Alemania para ganarse el favor de Estados Unidos y lograr que este intercediera para reducir la beligerancia de Gran Bretaña y los Países Bajos. Avila Camacho también se decantó por los aliados, al no serle de utilidad el Eje.

En la década de los 60, la cancillería mexicana fue muy activa en mantener los equilibrios diplomáticos ante la creciente Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Este principio fue adoptado por Adolfo López Mateos, quien realizó constantes giras en países de ambos bloques para asegurarse de mantener buenas relaciones con todos, disminuyendo así las posibilidades del surgimiento de algún movimiento desestabilizador que pudiera poner en peligro al gobierno.

Por otro lado, durante el mandato de Gustavo Díaz Ordaz, México se acercó a la órbita estadounidense como táctica para enfrentar las disidencias internas, como los movimientos sindicales y estudiantiles que alcanzaron su punto de crisis en 1968. Para justificar estas acciones ante la sociedad, Díaz Ordaz mantuvo una retórica sobre la conspiración comunista como fuente de desestabilización, en lugar de revisar su propio accionar.

La dinámica externa cambió nuevamente con la llegada de Luis Echeverría en 1970, quien decidió alejarse de la esfera estadounidense y apostar por el multilateralismo. Echeverría mantuvo relaciones cordiales no solo con el bloque soviético, sino también con el llamado «Tercer Mundo», compuesto por países que abogaban por mantener una posición neutral entre ambos bloques. A este grupo se unieron los países que emergieron del proceso de descolonización en Asia y África.

A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, México trató de mantener el equilibrio geopolítico para garantizar su independencia en la lucha internacional entre los bloques, manteniendo su presencia en la construcción de organismos internacionales destinados al mantenimiento de la paz global, como la ONU, el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano. Fruto de estos esfuerzos fue el Tratado de Tlatelolco de 1967, en el que las naciones latinoamericanas se comprometieron a no adquirir ni desarrollar armas nucleares.

Una de las razones por las que Echeverría apostó por la multipolaridad en lugar de seguir una línea favorable a Estados Unidos fue el evidente desarrollo de potencias que habían quedado debilitadas tanto por los efectos de la guerra como por la descolonización, como fue el caso de las naciones europeas y Japón, que ya se habían recuperado y ofrecían ser fuertes competidores a la hegemonía estadounidense. Para entonces, la situación externa de Estados Unidos era menos favorable, su fracaso en la Guerra de Vietnam estaba teniendo repercusiones tanto en su influencia como en la animadversión de grupos disidentes. Por lo tanto, el gobierno de Richard Nixon apostó, a través de su secretario Henry Kissinger, por mantener conversaciones con el gobierno soviético y debilitarlo mediante el estrechamiento de relaciones con China. En ese contexto, América Latina no tuvo una importancia prioritaria.

Las potencias coloniales también enfrentaban fuertes problemas internos que minaban su hegemonía. En Francia, por ejemplo, Charles de Gaulle fue obligado a dejar el poder, mientras que la lucha por el poder entre los conservadores británicos abrió la puerta para que las naciones del Tercer Mundo buscaran un cambio que les permitiera liberarse de la influencia colonial y empezar a desarrollarse económicamente.

Es así como el Movimiento de Países No Alineados buscó ganar una posición que les permitiera obtener igualdad con las potencias y resolver disputas y diferencias de manera equitativa. Esta postura fue favorable en un contexto de división de las potencias, y algunos reclamos pudieron avanzar, aprovechando factores como la creciente importancia de recursos energéticos como el petróleo.

En América Latina, esta posición fue aprovechada por gobiernos reformistas que buscaban cambiar su situación de debilidad frente a las empresas multinacionales. Países como Venezuela, Argentina, Perú, Colombia, Ecuador y Chile buscaron recuperar la soberanía sobre sus recursos y aprovechar el mercado para mejorar sus ingresos.

Aprovechando el distanciamiento de Estados Unidos, las naciones latinoamericanas buscaron ganar independencia respecto a los intereses estadounidenses. Un ejemplo de esto fue Salvador Allende en Chile, quien se acercó al bloque socialista y abogaba por mantener una posición de diversidad ideológica. Sin embargo, Estados Unidos reaccionó ante estos intentos de autonomía, y comenzó a actuar a través de la dirección de Kissinger. Esto se evidenció con el derrocamiento de Salvador Allende en septiembre de 1973, desencadenando una ola de golpes de Estado en el resto de las naciones latinoamericanas para instaurar dictaduras militares afines a los intereses estadounidenses.

Además, Estados Unidos aprovechó las divisiones en el seno de los países no alineados para brindar apoyo a algunas naciones y debilitar así el peso del bloque. La unificación de objetivos por parte de las naciones capitalistas también contribuyó a la desestabilización interna. Este fue el contexto al que Echeverría tuvo que enfrentarse ante las necesidades internas de México, que ya mostraba señales de agotamiento con respecto al «milagro mexicano».

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Blanca Torres. La política exterior de México durante el gobierno de Luis Echeverria (1970-1976): El renovado activismo global, de la revista Foro Internacional, vol.62.

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Imagen: S/D. Luis Echeverria en Cuba junto con Fidel Castro, 1975.

Influencias en el desarrollo del marxismo mexicano contemporáneo.

Desde la llegada de los primeros comunistas en las primeras décadas del siglo XX, las personas involucradas estuvieron abiertos a recibir las ideas de los pensadores marxistas surgidos en Europa, esta situación hizo que la izquierda se mantuviese dividida entre diferentes facciones quienes respondían tanto a intereses ideológicos como geopolíticos por la influencia de la URSS a través del Partido Comunista. A lo largo de 50 años, el PCM se encargaría de tratar de unificar a las izquierdas para encarrilarlas a los intereses soviéticos, pero no pudieron contra la el poder de masas que tenía el aparato presidencialista quien suma a una parte importante de la izquierda revolucionaria con la integración de Vicente Lombardo Toledano y durante gran parte del siglo mantendría al país bajo su poder, por lo que la izquierda se mantendría dividida entre los dogmáticos que siguieron los dictados del partido y las otras facciones quienes iban captando la atención de los jóvenes.

Una de las influencias que romperían con el dogmatismo soviético seria la del pensamiento de Antonio Gramsci, filosofo italiano y fundador del Partido Comunista en su país quien siempre se mostraría como una alternativa en el campo operativo al mostrado por el marxismo al estar comprometido con la democratización de la vida política y estar en contra del autoritarismo soviéticos, esta será la postura tomada por las asociaciones estudiantiles surgidas del movimiento del 68 y tendrían el respaldo de personalidades como José Revueltas, Carlos Pereyra y los filósofos  españoles Adolfo Sánchez Vázquez y Roger Bartra. Para ellos, los intelectuales debían de jugar un papel nodal en cuanto a dirigir rumbo al socialismo al resto del pueblo para irlos permeando con la ideología, en lugar de que este papel lo ocupase el partido y su postura radical donde no desechaban la idea de ir contra los derechos humanos con tal de imponer el comunismo. Esto se vería reafirmado en 1977 con el alejamiento del PCM de los intereses soviéticos y establecer alianza con el Partido Comunista Frances, adhiriéndose con ello a los principios de la socialdemocracia donde marcaron su distancia sobre las modalidades empleadas por los comunistas revolucionarios para entrar en la idea de a participación democrática.

Pensadores como Roger Bartra justificaron la integración a la socialdemocracia criticando las acciones de los regímenes comunistas, señalando el hecho que las elites del partido y del líder se habían convertido en burgueses explotadores del pueblo, perdiendo con ello todo lazo con las reivindicaciones populares para pasar a ser represores, confiando en las decisiones de una sociedad civil informada y politizada para luchar por sus necesidades. Estas apreciaciones se vieron confirmadas en la década de los 80 con el desmoronamiento del bloque soviético por medio de movimientos populares quienes se levantaron contra los regímenes comunistas de Europa del Este, para inicios de la década militantes leninistas como Enrique Semo empezaron a mostrar una posición más autocritica sobre los errores en que el partido había caído, a la vez que señalaba los esfuerzos hechos por Mijail Gorvachov para intentar solucionar los problemas estructurales de la URSS con vía de modernizarla y preservarla, negando con ello como fuente de los cambios a la presencia de una oposición política.

La caída del Muro de Berlín en 1989 y el resquebrajamiento del bloque socialistas demostraría que los postulados de Gramsci serían los adecuados para los nuevos tiempos en contraposición al marxismo leninista cuya burocratización y concentración del poder no fue lo suficiente para poder corregir los errores en que habían caído. Otro de los filósofos que reafirmaron la vocación democrática de la izquierda mexicana fue el francés Louis Althusser, cuya obra fue estudiada por Enrique Gonzales Rojo quien sería uno de sus portavoces en el país, donde criticaba los medios de difusión ideológica implementado por las naciones comunistas y como estas estaban cayendo en los mismos vicios de los capitalistas, sus críticos marxistas los acusaban de ser contrarios al espíritu obrero-revolucionario del marxismo para adherirse como una parte del sistema capitalista. Pero finalmente la caída de la URSS le daría la razón a Althusser por la forma en como las sociedades de estos países llevaron a cabo la revolución democrática en estos países, por lo que muchos de sus seguidores pasarían a engrosar la base del liberalismo contemporáneo.

Dentro de los debates surgidos entre la izquierda se dieron los de tintes historicistas y la relación con la que había marcado la historia latinoamericana con las potencias, las cuales siempre mantuvieron un papel hegemónico al ser los principales extractores de los recursos de estas naciones y como su acumulación había ayudado en su progreso, mientras los países de donde provenían los recursos se quedaban en la miseria. El análisis del porque se llega a este estado era uno de los fundamentos para la implantación de socialismo en América Latina, ya que con ello se aseguraba el resguardo de los recursos de sus naciones, pero también era cierto que para poder avanzar era necesario que estas avanzasen hacia el capitalismo y cuyo proceso había sido interrumpido por la intromisión europea, por lo que resultaba contraproducente la llegada del libre mercado a la región al servir a los intereses imperialistas, por lo que el debate se ha quedado estancado al no poder dar una respuesta ante los tiempos modernos.

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Federico Flores Pérez.

Bibliografía: Carlos Illades. La renovación del marxismo, del libro Camaradas. Nueva historia del comunismo en México.

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Imagen: S/D. Congreso del Partido Comunista Mexicano, ca. 1970-1980.

El complicado equilibrio exterior e interior de México en los 60.

Los gobiernos presidencialistas de los años 60 apostaron por una política internacional de equilibrio, por un lado, era un socio fundamental de Estados Unidos, pero ponían limites evitando la sumisión absoluta manteniendo relaciones con los países socialistas sin declararse como tal, por lo que el país se convertiría en un punto de encuentro donde tenían presencia las agencias de seguridad y espionaje estadounidenses como las soviéticas. Uno de los puntos de conflicto con la cancillería estadounidense fue el respaldo dado a la Cuba comunista, convirtiéndose en el interlocutor frente a los socios capitalistas y la salida viable frente al bloqueo comercial implementado como respuesta a las expropiaciones de propiedades y negocios estadounidenses. Para ellos, no era comprensible la postura ideológica del gobierno mexicano, ya que por un lado la derecha acusaba al oficialismo de comunista, y por el otro había subyugado a organizaciones como el Partido Comunista Mexicano de tal forma que para los 60 estaba muy debilitado e incluso sus buenas relaciones con Cuba ayudaron a mantener en la marginalidad a las guerrillas socialistas.

Había líneas que el gobierno mexicano no se atrevió a cruzar y mostraba cierto respaldo a las líneas estadounidenses, aunque llegaría a recibir de manera extraoficial a la representación diplomática de Vietnam de Norte, se niega a entablar relación con la China comunista de Mao con la cual se mostraría inflexible y la llegaría a acusar de ser un régimen sanguinario, evitando con ello la entrada en el país de grupos maoístas. La posición media de la cancillería incluso llegaría a ser considerada por el presidente Lindon B. Johnson como una solución para poder salir del atolladero en que se había convertido la Guerra de Vietnam, por lo que  Gustavo Diaz Ordaz usaría la embajada de Moscú como un canal para informarles sobre la situación geopolítica del bloque comunista, pero la desconfianza habida hacia la representación mexicana hizo que subestimasen los datos recabados y no hicieran caso sobre la tensión entre las relaciones entre la URSS y China. De los presidentes del momento, Diaz Ordaz apostaría por llevar un mayor acercamiento con Washington y dejar a un lado a los comunistas por el temor de su respaldo a las guerrillas, enfriándose las relaciones mantenidas con Cuba al descubrirse que uno de los funcionarios de la embajada mexicana en La Habana espiaba para la CIA, pero no rompe su relación como se demostró con el puente aéreo para los ciudadanos estadounidenses vía México.

Lo que hizo ganarse la confianza del gobierno estadounidense era la capacidad del aparato político mexicano de suprimir los movimientos subversivos, ya sea dándoles a los lideres un lugar dentro del gobierno para mantenerlos quietos o mediante el uso de los medios represivos del estado, siendo considerado un gobierno fuerte a diferencia del resto de países latinoamericanos, solo llegaron a mostrar preocupación por el ataque al cuartel de Ciudad Madera en Chihuahua en septiembre de 1965. Pero hacia 1967, la CIA daría un informe sobre las debilidades de México y que provocarían su desestabilización, señalando al crecimiento de la pobreza y de las clases medias-urbanas y las pocas oportunidades como uno de los límites del sistema paternalista, sobre todo veían como un mayor acceso a la educación en la juventud podría minar la confianza en las elites políticas. También anotaron como el problema agrario estaba lejos de ser resuelto al no garantizarles a los campesinos los medios para salir de la miseria, destacando el creciente conflicto en la sierra de Guerrero con los liderazgos de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, quienes tenían a su favor para la formación de la guerrilla un territorio difícil de penetrar.

Aun con esta visión a futuro adverso, EU confiaba en la fuerza del régimen presidencialista para poder contener cualquier amenaza que pudiese llegar del sur de la frontera, eso se demostraba con el poco apoyo solicitado en ayuda militar (compra de armamento, envió de fuerzas armadas o entrenamiento) y la nula presencia de guerrillas asociadas a Cuba. El año de 1968 era crucial por la exposición internacional que tendría el país con los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México, según la CIA, veía poco probable que surgiese una disidencia comparable con la producida en Francia en mayo, ya que consideraban que el aparato político del PRI mantenía controlados tanto los medios de comunicación como las principales organizaciones obrero-campesinas, sumado a la apatía mostrada por la población en conflictos estudiantiles pasados. La debilidad que veían en los movimientos estudiantiles eran la poca interrelación con los sectores laborales y campesinos para poder generar un movimiento que desestabilice al gobierno, sobre todo señalaban como esta rebeldía era más propia de la juventud por su rápida entrada en los nichos económicos y la conformación de sus familias al casarse jóvenes.

Pero con el acercamiento de la inauguración de los JJOO percibían más defectos en los aparatos de inteligencia mexicanos por su exceso de confianza y la falta de corroboración de los datos recabados, dando lugar a una mayor organización de los movimientos estudiantiles, un ejemplo de estos lo tenemos con el caso de la responsabilización de la formación de estos grupos, mientras la inteligencia mexicana culpaba a la presencia de agentes cubanos y soviéticos como los principales agitadores, el informe de la CIA desmentía esto al decir que eran comunistas mexicanos. Estas graves faltas que cometieron los servicios de presidencia y los judiciales llegaron a su punto de quiebre en julio de ese año, cuando lo que era un pleito sin importancia entre preparatorianos desemboca en un conflicto generacional entre los universitarios contra el gobierno, todo por una actitud esquizofrénica por parte de la presidencia donde vería en el exterior a un enemigo potencial contra México, pero los servicios estadounidenses ratificaban que se trataban de problemas internos y la rudeza del gobierno los que provocaron el estallido social.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: María del Carmen Collado Herrera. La guerra fría, el movimiento estudiantil de 1968 y el gobierno de Gustavo Diaz Ordaz. La mirada de las agencias de seguridad de Estados Unidos, de la revista Secuencia no. 98

Imagen: Gustavo Diaz Ordaz junto al expresidente Adolfo Lopez Mateoa cuando asume la presidencia, 1964.

Editorial: Alemania y el entramado ruso.

A inicios del conflicto entre Rusia y Ucrania, uno de los primeros que salto en apoyo de los ucranianos fue la Unión Europea, buena parte de sus integrantes del sector oriental y que formaron parte en su momento del bloque soviético siempre le han tenido desconfianza al gobierno ruso por el temor que representaba el que regresase un poder similar a la URSS. Pero una de las naciones que mostro una posición ambivalente y se negaría a cerrar sus tratos y negocios con Rusia fue uno de los países lideres de la UE, quien paradójicamente defiende los valores contrarios a los que han recibido de apoyo a la política rusa proclive a apoyar gobiernos autoritarios y a negar buena parte de los compromisos sociales y climáticos, Alemania. La relación ruso-germana ha sido muy compleja a lo largo del tiempo y se podría decir que el componente alemán es vital para el nacimiento de la identidad rusa, esto tuvo como consecuencia en las relaciones llevadas a cabo en el siglo XX y como estos problemas determinaron la forma en que Alemania iría a tratar a Rusia en estas últimas décadas.

La raíz de esta relación la podemos rastrear hasta el siglo XII, cuando la región de la costa del Mar Báltico empieza a ser disputada por dos potencias en crecimiento, Polonia y los reinos alemanes quienes mandaban expediciones para someter a sus pobladores originarios quienes todavía eran paganos y que lograron mantenerlos a raya por un tiempo. Esta situación cambia a inicios del siglo XIII, la derrota europea por parte de los musulmanes en Palestina hizo que el Sacro Imperio Romano Germánico replegase sus unidades que estaban apostadas en Tierra Santa, siendo la principal la Orden de los Caballeros Teutones la cual era una organización monástica de formación militar para proteger los santos lugares, por lo que mientras se iba produciendo la desocupación de Medio Oriente iban replegándose hacia Europa Central, empezando a ocupar territorios en regiones como Transilvania donde podían repeler tanto a los polacos como a los húngaros.

Debido a que el conflicto entre los paganos bálticos y los polacos no parecía tener fin es que entra el papa Honorio III, quien convoca una cruzada para someterlos y recayendo la responsabilidad en el Obispado de Prusia, tomando base en Chelmno (Polonia), pero hacia 1223 empieza a ser abandonado y los prusianos retoman la región, llegando a regiones como Pomerania y ocupando puertos como Danzig (Gdnask). No se podía consolidar el avance cristiano sobre la ya considerada como Prusia Oriental, fortuitamente en ese momento se encontraba en Roma el Gran Maestre de la Orden Teutónica Hermann von Salza, quien recibe la petición de ayuda por parte de los polacos para ocupar la región, debido a que en esos tiempos se estaba produciendo una lucha dinástica dentro de la monarquía polaca le permite a Von Salza exigir la incorporación de los territorios conquistados a favor del Sacro Imperio Romano Germánicos encabezado por Federico II Hohenstaufen, aceptando las condiciones los polacos y recibiendo por parte del emperador la Bula de Oro de Rimini con la cual recibían el dominio sobre los territorios conquistados y también reciben la Bula de Oro de Rieti por parte del papa Gregorio IX.

Es así que entre los años 1233 hasta 1275 se dan las campañas de conquista de la Orden Teutónica por toda la costa del Báltico, mismas que se caracterizan por su violencia contra las comunidades paganas, conforme se fueron dando los avances iban construyendo una red de castillos y fortificaciones para asegurar el control. A pesar de persistir la resistencia pagana, esta fue cediendo ante el avance de los teutones, por lo que para rebajar la animosidad tuvieron que irse convirtiendo al cristianismo para que sus vidas fuesen respetadas, consolidándose así el Estado monástico de los Caballeros Teutónicos, siendo una potencia que se disputaba el control de territorios como Estonia y Pomerania contra los polacos y suecos. Además de su misión para combatir a los paganos, también tenían el encargo de enfrentarse a los cristianos ortodoxos representados en los principados rusos, los cuales pasaban por un mal momento al sufrir el acoso de los mongoles, por lo que en 1240 la orden ataca a la Republica de Nóvgorod donde tomaron poblaciones como Pskov, Izborsk y Koporye. Ante un evidente ataque de los teutones, la ciudad de Nóvgorod apoya su defensa en la figura del príncipe Alexander Nevski, quien acababa de derrotar a los suecos quienes también buscaban invadir Rusia, por lo que inicia la contraofensiva a los teutones reconquistando Pskov y asestándoles una dura derrota en la mítica Batalla del Lago Peipus, desterrando a los teutones de forma definitiva.

A lo largo de los siglos XIV y XV la Orden Teutónica tuvo que hacerle frente a su defensa contra Polonia, sobre todo por la disputa que tenían sobre el puerto de Danzig, provocando un serio problema de financiamiento de las defensas recurriendo a la elevación de los impuestos, por lo que una serie de ciudades se rebelan contra la orden conformando la Confederación Prusiana, quienes deciden prestar obediencia al rey polaco y logran separar la parte occidental hacia el año 1466. Pero en el siglo XVI se da un cambio total, la reforma protestante de Martin Lutero cimbra los cimientos de buena parte de los principados alemanes incluyendo a Prusia Oriental, donde el Gran Maestre Alberto de Brandeburgo-Ansbach, perteneciente a la Casa Hohenzollern se convierte al luteranismo y seculariza al territorio para pasar a ser el Ducado de Prusia, convirtiéndose en un feudo polaco. A pesar de los intentos del Sacro Imperio Romano de retornar al control de Prusia, el ducado logra defender su independencia, la cual se dio otro paso en la unión personal que se da con el reino de Brandeburgo-Prusia en el año 1618, alcanzando el rango de reino hasta 1701.

El siglo XVIII también represento un cambio en la estructura de Rusia, ya que la llegada de Pedro como zar hizo que la nación empezase su proceso de modernización para ponerse a nivel de las demás naciones europeas, siendo un lugar atractivo para la nobleza prusiana quienes pronto recibieron un lugar muy importante en este proceso de occidentalización. Durante esta etapa, la nobleza rusa empieza a unirse con la prusiana germanizándose el ambiente político, la familia Romanov no escapa de esta tendencia y varios de los hijos de Pedro el Grande empiezan a casarse con la aristocracia prusiana, este proceso llega a su máximo nivel con el reinado de su hija Isabel quien al quedarse sin descendencia elije a un sobrino alemán como su sucesor, el futuro Pedro III, quien a su vez se casa con la princesa prusiana Sofia. Debido a la impopularidad de su marido quien era abiertamente germanófilo (incluso llego a contemplar la conversión al luteranismo de Rusia), le dio la oportunidad a Sofia de ganarse el favor de la emperatriz Isabel y a su vez convertirse en la favorita del ejército, por lo que adóptala fe ortodoxa y es bautizada con el nombre de Catalina, quien aprovechando la animadversión de su marido y al lograr darle un heredero (del cual se duda que sea hijo de Pedro) organiza un golpe de estado donde manda a ejecutar a su marido y se queda como zarina.

El reinado de Catalina se caracterizó por ser uno de los mejores (de ahí que se le conozca como la Grande) debido a su eficacia tanto en la organización interna y sobre todo en lo externo, avanzando en su expansión sobre el Imperio Otomano logrando la conquista de la costa norte del Mar Negro, repartirse con Prusia y Austria Polonia, así como la continuación de su expansión hacia el Oriente llegando hasta Alaska, siendo un periodo de máximo esplendor cultural. De este tiempo viene su origen la comunidad alemana asentada en el rio Volga, ya que en Europa central enfrentaba un periodo de guerras regionales, constituyendo a lo largo de 100 años una comunidad alemana que mantiene su identidad cultural y se les conoce como los alemanes del Volga, quienes incluso se integraron a las campañas expansionistas rusas en Asia Central dejando poblaciones. Hasta mediados del siglo XIX las relaciones entre Rusia y Prusia se mantuvieron muy bien, hasta que se dio el proceso de la unificación alemana encabezado por Prusia bajo el apoyo del canciller Otto von Bismark, produciéndose un cambio por los objetivos de la nueva nación al dirigir su interés a fortalecer su relación con el Imperio austro-húngaro, el cual buscaba a toda costa asegurar su integridad territorial sobre los Balcanes, chocando directamente con el irredentismo eslavo con el que Rusia buscaba hacerse de un lugar en el Mediterráneo.

El choque definitivo se da al estallido de la Primera Guerra Mundial, donde la red de alianzas llevo a escalar el conflicto hacia las principales potencias, como inicialmente el conflicto era entre Austria y Serbia, esta había formado una alianza con Rusia por la que entraba en su defensa en caso de ser atacada, igualmente la alianza austro-germana le garantizaba el apoyo militar alemán en caso de ser atacado, y esto aumentaba en sus implicaciones al formar parte Rusia de la llamada Entente Cordiale con Francia y la Gran Bretaña.  El frente oriental tuvo como campo de acción Polonia donde se apostaron las tropas alemanas y austriacas para combatir a los rusos, durante cierto tiempo el frente quedo estancado hasta que los problemas sociales del imperio ruso empezaron a hacer mella y fue aprovechada por los generales Paul von Hindenburg y Erich Luddendorff les asestan derrotas importantes llegando a tomar la totalidad del territorio polaco, gran parte de Ucrania, Bielorrusia y buena parte de los territorios bálticos, sumado a la facilitación que hizo Alemania para que Lenin regresara a Rusia hizo que los bolcheviques tomaran el poder y declararan la paz aceptando el Tratado Brest-Litovsk a principios de 1918, otorgándoles la posesión de los territorios conquistados, victoria que no duraría mucho por la derrota alemana en el frente occidental.

Los territorios rusos perdidos fueron recuperados después de un periodo de guerras en esos estados donde los socialistas se hacían con el poder y solicitaban la anexión a la URSS, mientras Alemania perdía gran parte del territorio polaco y de Prusia Oriental para constituir la Polonia independiente, quedándose con el enclave de Königsberg. Con el paso del periodo de la posguerra Alemania pasaría al nazismo y la URSS quedaría subordinada al poder de Stalin, como Hitler estaba dispuesto a recuperar el papel de potencia para Alemania, acuerda con la URSS un armisticio conocido como el Pacto Molotov-Ribbentrop donde se dividían las zonas de influencia y acuerdan la partición de Polonia, dándole a los alemanes el margen para ocupar gran parte de Europa occidental fallando en el caso de Gran Bretaña, mientras la URSS se ocupaba de someter a los estados Bálticos y fallarían parcialmente con Finlandia. Esta alianza dura poco tiempo y una vez consolidado el frente occidental los alemanes empiezan la Operación Barbarroja, la cual tuvo un gran impulso por parte de los pueblos ocupados por los soviéticos y vieron su avance como una liberación, pero el haber empezado tarde los haría tener que enfrentar al invierno ruso, retrasándolos lo suficiente para no lograr llegar a Moscú y que llegasen los refuerzos del general Zhukov, empezando una lenta y dura contraofensiva que fue desgastando al ejército alemán hasta provocar su derrota, haciendo que las tropas soviéticas ocupasen Berlín en 1945.

Con la derrota total de Alemania inicia su partición, donde las potencias capitalistas como Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña administran la parte occidental, mientras la URSS crea un estado títere en Alemania Oriental y le arrebatan de forma definitiva Konigsberg, rebautizándola como Kaliningrado y desterrando a la población alemana, llegando a su fin Prusia Oriental. Es así que se forman la Republica Federal de Alemania en el occidente y la Republica Democrática de Alemania en el sector oriental, quedando Berlín dividida en dos a pesar de estar en territorio oriental, debido a lo traumática que estaba resultando la división del país debido a las políticas de restricciones soviéticas hizo que Alemania Occidental tuviese una política de conciliación con las naciones del pacto de Varsovia, conociéndose a esta doctrina la Ostpolitik, normalizando las relaciones con Moscú y logrando llegar a cierto nivel de normalización, esto tuvo su repercusión en la década de los 80 con la creciente crisis del bloque socialista y logro facilitar la reunificación iniciada con la caída del Muro de Berlín.

Con la desintegración soviética, la cancillería alemana decide mantener la Ostpolitik como la base para entablar las relaciones con Rusia, por lo que serian los principales garantes para la reactivación económica rusa al fomentar el consumo de sus energéticos en el mercado europeo, siendo las políticas reformistas de Boris Yeltsin y después con Vladimir Putin una señal inequívoca de que estaba encaminándose a la modernización y una posterior integración plena como socio confiable. Pero desde el 2008 Rusia empieza su camino para recuperar su antigua influencia usando los enclaves prorrusos en los países exsoviéticos como arma para amedrentarlos y amenazarlos con desistir con su salida de su zona de influencia. A pesar de estas señales y de la lenta deriva autoritaria en favor a Putin, la canciller Angela Merkel decide persistir con su política de acercamiento, incluso pone a los energéticos rusos como base para acelerar la transición energética para pasar a energías limpias para la propia Alemania y la misma Unión Europea. Todos estos planes empiezan a ser truncados por la anexión de Crimea en 2014 como castigo por quitar a los políticos prorrusos con el Euromaidan, por lo que Merkel empieza a tratar de fungir como intermediaria entre Rusia y Ucrania para intentar des escalar el conflicto, quedándose en un inestable alto al fuego.

La crisis desatada en el 2019 con la pandemia de COVID, el retiro de Merkel como canciller y el arribo de Olaf Scholz por parte del Partido Socialdemócrata deja a Alemania en una condición débil que fue leída por Putin como el momento ideal para desplegar la invasión, sobre todo contaba con la dependencia energética alemana y el favor de los socialdemócratas como suficientes para sacar mantenerlos neutrales y quizás mantener fuera a la UE de sus propósitos. Pero la presión de la OTAN y sobre todo de las naciones fronterizas que se ven amenazadas ante cualquier acción rusa obliga a Alemania a romper con su política de intermediario como lo están haciendo Finlandia y Suecia, aunque esta dependencia ha hecho que este rompimiento se dé lentamente y teniendo que seguir comprándoles gas y petróleo, por lo que de momento sigue siendo uno de los pilares de la economía rusa para sostener la guerra.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Imagen: S/D. Soldados de Alemania Oriental custodian el Muro de Berlín frente a la Puerta de Brandenburgo. 1989. Fuente: https://amqueretaro.com/mundo/2019/11/06/testigo-relata-como-vivio-la-caida-del-muro-de-berlin/

Editorial: La influencia soviética vs la influencia rusa.

Una de las claves para comprender mejor el actual conflicto tiene que ver con la forma en que Rusia ha armado su red de aliados para asegurar sus avances en su política expansionista, la cual difiere en buena parte con la hecha en su momento tanto por el Imperio Ruso como por la Unión Soviética, de momento se avizora un panorama poco alentador para que logren el reconocimiento a sus pretensiones tanto de reconocer a Crimea como su territorio y la independencia de las repúblicas títere que quiere crear en el Donbass. Una de las claves que ha tenido Rusia a lo largo de su historia es el aprovechamiento de las coyunturas internacionales para lograr su expansión, rl gobierno de Putin estaba jugando muy bien esta estrategia, pero por razones desconocidas decidió darle fin a este juego de poder que estaba realizando con sus rivales para descararse y entrar de lleno con el ejercito a invadir Ucrania, algo que a largo plazo le puede traer mayores problemas en lugar de consolidar sus pretensiones.

Como hemos visto, el Imperio ruso tenía una importante potencia para poder crear un poder mundial importante, pero tanto sus vecinos inmediatos como Suecia, Polonia (la cual termina deshaciendo), Alemania, el Imperio otomano, China y principalmente la Gran Bretaña supieron cercar a Rusia para evitar a toda costa que lograsen conseguir un puerto en aguas donde pudiesen conseguir el poder naval necesario para lograr una expansión fuera de sus fronteras. La lejanía que tiene tanto el Mar del Norte como el Báltico hacia que los ingleses pudiesen frenar cualquier pretensión de avance naval, en Europa Oriental les sirvió bastante el discurso irredentista eslavo para pretender ganarse a los Balcanes, logrando la independencia de Bulgaria, el impulso de la rebelión serbia y de la independencia griega, pero los británicos supieron mantener las cosas bajo control y alejaron a Rusia del Mediterráneo, aunque esto conllevara a mantener con respirador al “enfermo de Europa” que era el Imperio otomano y que no lograría revertir su decadencia.

En Asia, la temprana incursión inglesa en la India logro frenar cualquier intento de que se abriesen paso hacia el Océano Indico en el llamado “Gran Juego”, aunque esto les supuso duras derrotas en las guerras afganas, pero lograron hacerlos sus aliados, en Persia la dinastía Qayar si bien era débil al no lograr la modernización, comparativamente con los emiratos de Asia Central podían atenuar la entrada rusa para quedar solo como socios comerciales, pero bajo la vigilancia británica. En oriente tenían el gran problema de ser un territorio gigantesco con muy poca población, pero a la vez era demasiado lejano para poder ser invadido por sus rivales, una situación que supieron aprovechar con los chinos para ir minando su influencia en Siberia para colocarse ellos, aunque no lograron conservar la posesión de Alaska que por las presiones británicas se vieron obligados a malbaratar a los estadounidenses para no perderlo todo, ni que decir de la debilidad demostrada en su guerra con Japón donde les arrebataron su posible expansión sobre el noreste de China y la península de Corea.

La clave para colocarse como potencia mundial no se daría precisamente por la potencia militar, sino que aprovecharían las fallas del sistema capitalista del siglo XIX para pegar en el sector popular como la oportunidad de su futura expansión. Desde la Revolución Francesa, se pusieron en relieve los problemas que atravesaban las clases bajas ante el sometimiento de la nobleza, del clero y los burgueses, donde la revolución industrial implico la masificación de la producción y una mayor explotación de la mano de obra. Esto dio pie a que en la primera mitad del siglo XIX surgiese el socialismo como la ideología en la que pretendía liberar a los oprimidos de sus patrones para hacer el retorno a un sistema comunitario donde todos tuviesen las mismas oportunidades sin que uno tuviese más que otro, de esta idea se derivaron varias corrientes como el utópico cuyo ideal es la transición gradual y paulatina para asegurar la igualdad social, el marxismo donde se tenía que llegar a un alto desarrollo económico para desatar la lucha de clases y de ahí empezar el repartimiento igualitario de los recursos bajo el monopolio de un sistema político que vigile el paso hacia el comunismo, por ultimo está el anarquismo que implica la desaparición de toda figura de autoridad para que la sociedad misma se gobierne, esta ideología desato un clima de inestabilidad con ataques terroristas a los dirigentes políticos en Europa sin lograr su objetivo pero solo ganaron la estigmatización, solo pudieron asesinar a zar Alejandro II sin lograr derrumbar al estado ruso.   

Precisamente seria Rusia la que lograría establecer un estado proletario, aunque según el propio Karl Marx las únicas naciones que podrían garantizar con éxito su paso al socialismo seria Gran Bretaña y Alemania al estar más que consolidada la base burguesa, algo que la Rusia zarista no cumplía las condiciones al estar poco consolidada la clase trabajadora y ser una nación primordialmente rural, pero las duras condiciones que impusieron la nobleza rusa sobre el campesinado (además de la naciente clase obrera) fue campo fértil para que las ideas de Lenin provocasen la caída del zarato y crearan su propia versión del socialismo. Después de 5 años de guerra donde se impusieron ante los mencheviques, anarquistas, recuperaron el control sobre provincias que se habían independizado y se defendía de agresiones como la de Polonia, la URSS se consolida como una alternativa para el proletariado internacional y la defensa de sus derechos, logrando expandir células del Partido Comunista en todo el mundo para lograr la meta de llevar a las naciones hacia la siguiente etapa de desarrollo propuesta por Marx, pero las diferentes naciones lograron consolidar la defensa para preservar el orden político, generando un clima donde se perseguía a todo aquello que estuviera asociado a la URSS.

Este panorama adverso cambiaria en las pocas décadas, ya que una de las alternativas en las que se había confiado como contención, el fascismo, se había convertido en una amenaza mayor para el poder de las potencias y los fallos hechos al momento de hacer la paz en la Primera Guerra Mundial desencadenaron la segunda. Cabe decir que la estrategia seguida por Stalin en el contexto internacional de los años 30 fue impecable, ya que primero se aseguró de una alianza con el mismo Hitler para poder recuperar el control sobre territorios perdidos en Europa Oriental como Polonia, los estados del Báltico y Finlandia (donde fracaso en su intentona), pero al finalizar esta relación convenenciera haciendo que Alemania iniciase la invasión a la URSS hizo que para occidente se convirtiese en un aliado fundamental para librarse de la amenaza fascista, aunque al poco tiempo les saldría caro.

La oportunidad ofrecida por la Segunda Guerra Mundial le permitió a los partidos comunistas en el mundo avanzar en su agenda para alcanzar el poder, este fue el caso de los estados donde los soviéticos entraron directamente para echar a los nazis y de paso aprovecharon para imponer gobiernos afines a los intereses soviéticos, ese fue el caso de gran parte de Europa Oriental que entraron bajo su esfera de influencia (salvo por los estados nórdicos, Austria y Grecia, Yugoslavia y Albania si bien eran estados socialistas se mantuvieron fuera del control soviético), consolidando la  “Cortina de Hierro”. Pero donde el socialismo tendría un gran éxito seria con el proceso de descolonización, donde aprovechando las independencias de las naciones africanas y asiáticas lograron entrar en los movimientos autonomistas y ganarse tanto estados que le eran completamente leales como la África portuguesa, Benín, Etiopia, Yemen del Sur, Corea del Norte, la Indochina francesa, Afganistán, Cuba, Nicaragua y Mongolia, también lograron consolidar regímenes que en un inicio le eran leales y al poco tiempo se revelan al representar una amenaza como China, y otros que si bien no era el Partido Comunista eran importantes aliados como el panarabismo en el Norte de África y Medio Oriente o la Irán de Jomeini, quienes los acercaban debido al antagonismo que tenían con Occidente.  

Toda esta red de alianzas le permitió a la URSS crear un bloque económico donde podían hacerse de los recursos necesarios sin tener que depender del mercado capitalista para abastecerse, llevando cierto grado de bienestar a la sociedad soviética y avanzando en sus guerras indirectas que sostenía con los Estados Unidos. Pero esto no logra revertir los vicios que iban carcomiendo el bloque socialista como la mala planificación económica, la corrupción de las altas esferas políticas y el deterioro de las condiciones de vida de los socios hicieron que surgieran grupos subversivos que se enfrentaban a estos regímenes quienes los perseguían, acrecentando la insatisfacción social sin ofrecer una solución para solventarlos más que seguir defendiendo a sus aliados. Una de las primeras grietas se abriría en 1968 cuando en Checoslovaquia llega al poder Alexander Dubček e intenta ofrecer una alternativa con un modelo moderado en lo que se llamó “socialismo de rostro humano” donde se pretendía dar mayores libertades a sus ciudadanos, algo que la URSS de Brézhnev no permitió ninguna clase de revisionismo en las bases del socialismo e invade el país para imponer un gobierno que siguiera sus mandatos. Todo esto hizo que las condiciones de vida se deterioraran y en la década de los 80 se hace evidente la putrefacción del sistema, algo que China dirigida por Deng Xiaoping supo sortear la crisis al llegar al poder liberalizando la economía para convertirse en un socio importante para Occidente sin perder el monopolio político, pero la URSS no podría cargar con todos sus socios encima y la caída del muro de Berlín en 1989 supuso el colapso del bloque completo.

Una de las puertas que tendría la Rusia postsoviética para reconstruir su posición internacional fue la de convertirse en el principal proveedor de materias primas para Europa, una posición apropiada para ambas partes, pensaban los países occidentales que al hacerlo socio podían frenar todo intento de volver a su posición de potencia rival y a su vez podían integrarla a su sistema. Pero no contaron con la llegada de Vladimir Putin en 1999 quien iría aprovechando los huecos que iban quedando en el contexto geopolítico para abrirse paso como un nuevo socio, primero no les quedo mas que seguir el orden mundial cumpliendo con su agenda política liberal para ganarse la confianza de las potencias, pero una vez desatada la crisis del 2008 donde se evidencia el tope del sistema neoliberal y el desastre desatado en Medio Oriente con la intervención estadounidense dio pie para empezar a presentarse como un socio confiable ante las naciones afectadas por el nuevo orden, enfatizando el apoyo a los movimientos nacionalistas. De ahí que empezase a a introducirse a en bloques rivales como los regímenes de la izquierda latinoamericana encabezadas por Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Lula da Silva en Brasil y Néstor Kirchner en Argentina, y a su vez no tenga problema para prestar apoyo a los movimientos de ultraderecha como el Tea Party republicano en EU, Viktor Orban en Hungría, Erdogan en Turquía y el sector antieuropeísta como los partidarios del Brexit.

La influencia de Rusia sigue creciendo sin que despertase problema alguno para las naciones occidentales, de ahí que se le tuviera la confianza para otorgarle eventos de gran calado como las Olimpiadas de invierno en Sochi 2014 y el Mundial de Futbol en 2018, pero una de las primeras señales de peligro fue el apoyo prestado a los separatistas prorrusos en Georgia en las regiones de Osetia del Norte y Abjasia las cuales reconoció como republicas independientes, como castigo a su alejamiento de sus intereses para dar paso a una posible integración a la OTAN y a la UE. Después seria la entrada en Ucrania en 2014 como resultado del rompimiento del estatus quo favorable a Rusia y aprovecha a sus células prorrusas para hacerse el control de Crimea e iniciar el conflicto en el oriente, pero el golpe donde se avizora como una amenaza a la paz mundial es con el avance del sector nacionalista en las naciones occidentales en 2017, primero con el triunfo del Brexit y después con el de Donald Trump en EU, sumado al avance de la ultraderecha en la UE la cual su tendencia ha sido la de romper con el bloque para recuperar la soberanía de sus países.

Es así que Rusia se había convertido en el eje de todos los movimientos antisistema mundiales para desestabilizar a sus rivales sin la necesidad de quedar como el enemigo evidente, este papel lo estaba ocupando Trump con su política aislacionista y el rompimiento gradual de sus alianzas estratégicas, pero tuvo un duro revés con la crisis desatada por el COVID 19 y la respuesta torpe e irracional que tuvieron sus socios políticos al querer seguir manteniendo las cosas como si no sucediera nada supuso un retroceso en las elecciones y perdieron el poder (como sucedió con Trump al perder la reelección o de Marie Le Penn en Francia). Entendiendo esto no es posible entender la necesidad que tuvo Rusia de llevar a cabo la invasión, ya que al recuperar el poder la facción que siempre ha mantenido la desconfianza a Putin no le permite tener el campo abierto para seguir con el avance, sino todo lo contrario, se arriesga a perder todo el mercado que habían creado y se destapan como un estado enemigo, no sabemos si fue por la confianza que tuvo por las pocas repercusiones que tuvo la intervención en Georgia o la anexión de Crimea lo que lo llevo a elevar el tono al conflicto ucraniano, también se habla de un supuesto deterioro de su salud lo que lo llevo a ir por todo.

Considero que las condiciones en que se encuentra Rusia son similares al final de la Primera Guerra Mundial, con estados aun con fuerza para poder hacer frente a posibles rivales como los comunistas, al dejarse en evidencia a los sectores nacionalistas como prorrusos va a hacer que no tengan el margen de movimiento que tenían antes de la guerra y se les frene su entrada. A diferencia de China que le dio prioridad al poderío económico para lograr su expansión mundial, Rusia pensó que solo le bastaba con ser la fuente de materias primas de Europa para ponerla a sus pies, algo que vemos sus efectos en la crisis económica que atraviesan, pero a su vez Europa tiene la suficiente proyección internacional como para sustituir las importaciones rusas en un corto plazo, solo quedándole como alternativa a estar a expensas de China como su principal socio comercial, pero de momento no cuenta con las condiciones para cambiar el polo económico y esto podría acrecentar la crisis producida por el aislamiento.

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Federico Flores Pérez

Imagen: Desfile del 75 aniversario del Dia de la victoria, 2020. Fuente: https://elpais.com/internacional/2020-06-23/rusia-apuntala-el-patriotismo-con-su-desfile-militar-de-la-victoria-pese-a-la-pandemia.html

Editorial: La derecha ucraniana.

La situación bélica del día de hoy no se fraguo de la noche a la mañana o que haya sido producto de la irresponsabilidad de las declaraciones de Zelinsky sobre los acuerdos de Minsk, sino se debe a una profunda polarización vivida tanto en sus casi tres décadas de vida independiente, pero sobre todo a la división generada a lo largo de su tiempo subordinado a Rusia. A lo largo de la historia del territorio que actualmente constituye Ucrania se han mantenido diferentes grupos con una historia variada con respecto a su relación con Rusia, por un lado estaban las bandas cosacas quienes mantenían una relación ambivalente con la potencia dominante después de la caída del principado de Kiev como la Mancomunidad polaco-lituana, reavivándose su relación con los rusos con la decadencia polaca y los otomanos a partir del siglo XVIII, generándose estas dos ideas sobre el devenir de Ucrania, una proeuropea y la otra prorrusa.

La geografía histórica de Ucrania nos habla de su situación fronteriza, a pesar de que el centro-oriente de Europa ha sido habitada por pueblos eslavos, la primera escisión se hizo desde el ámbito religioso, mientras en oriente se van por el seguimiento a la Iglesia ortodoxa con sede en Constantinopla y teniendo en Kiev su principal representante, el occidente dada su cercanía con el Sacro Imperio Romano Germánico seria influenciada por este y sus misiones evangelizadoras, por lo que esos eslavos fueron conformando su identidad en base a la iglesia católica y se empieza a conformar la identidad de estados como la Gran Moravia al centro (derivando posteriormente en Bohemia, Silesia y Checoslovaquia) y Polonia como pueblos diferenciados y estados. La identidad eslava no era la única en la región, teniendo que compartir espacio junto con los húngaros quienes adoptaron el catolicismo y conformaron un reino independiente, al sur estaban los principados rumanos como Transilvania, Moldavia y Valaquia asociados en buena parte con la Iglesia ortodoxa pero identificados culturalmente con la identidad latina, sin olvidar la presencia germana quienes llegaron a ocupar posiciones de poder en muchos de estos estados.

La caída del Rus de Kiev a raíz de las invasiones mongolas del siglo XII hizo que la presencia rusa mudase su corazón geográfico hacia el norte, quedando el territorio ucraniano fraccionado, por un lado se había intentado consolidar el Principado de Galicia-Volinia en el occidente gobernado por una rama de la dinastía ruríkida (los fundadores del Rus de Kiev y los demás principados rusos), pero solo duraría poco más de 150 años y cayendo en manos de sus vecinos húngaros, lituanos y polacos quienes se fueron repartiendo el territorio. Pero algo que agrando las diferencias entre el occidente y el oriente ucraniano fue el lado religioso, para la década de los 30 del siglo XV la amenaza turca sobre Bizancio era cada vez más grave y podían llegar en cualquier momento a conquistar Constantinopla, la sede del patriarcado ortodoxo. Esto hizo que tanto el emperador de Bizancio como el mismo patriarca decidieran entablar arreglos con el Papado para así poder involucrar a las demás naciones cristianas en la defensa de Constantinopla, aceptando la reconciliación entre ambas iglesias y reconociendo la autoridad del Papa.

Las consecuencias de esta decisión fueron completamente adversas, ya que los demás reinos europeos no fueron en ayuda de Constantinopla y perdería una de las sedes más importantes, el Patriarcado de Moscú, donde tanto el alto clero como la nobleza del ducado desconocen la unión y declaran la independencia de la sede. Ya con la conquista otomana de Constantinopla, se vuelve a generar un patriarcado independiente con los sacerdotes ortodoxos que nunca estuvieron de acuerdo con la conciliación con Roma y queda la sede bajo la protección del sultán otomano y al servicio de los griegos, no quedándole de otra más que reconocer la autocefalía de la Iglesia ortodoxa rusa. Pero el patriarca Gregorio III de Constantinopla, el que organiza la comunión con el Papa, había huido tres años antes de la caída del imperio y traslada la sede al Gran Ducado de Lituania, creándose así la Iglesia greco-católica que mantenía ciertas características del rito ortodoxo, pero manteniendo el reconocimiento al Papa.

La situación de los eslavos en Europa Oriental se fue complejizando, ya que la constante amenaza que podría representar una muy posible invasión turca o de sus aliados tártaros a sus territorios era muy real, por lo que tanto el reino de Polonia como el Gran Ducado de Lituania deciden unirse en una Mancomunidad que acrecentaría la fuerza de tal forma que se convertiría en el escudo de la cristiandad en el oriente, frenando cualquier intento de los turcos por internarse en Europa y llegando a convertirse en una amenaza seria para Rusia que estuvo a punto de ser conquistada en al menos dos ocasiones. Al ser Polonia un reino católico, intentaría expandir el catolicismo tanto en Lituania, Bielorrusia y por su puesto en Ucrania, valiéndose de la Iglesia greco-católica para facilitar la conversión de aquellas regiones, pero al ser el territorio ucraniano un territorio poblado por tribus seminómadas de cosacos, muchos de ellos siguieron manteniendo su lealtad a la Iglesia ortodoxa rusa, quedando muchas de estas poblaciones del oriente bajo la influencia del patriarca de Moscú y el oeste con la versión católica.

El siglo XVIII represento la hecatombe para Polonia, ya que sus luchas intestinas para quedarse con la corona provocaron la debilidad del reino, situación aprovechada por sus vecinos para irle quitando pedazo por pedazo hasta quedar completamente disuelta. El gran beneficiado fue Rusia quien lograría la completa absorción de Lituania, la mitad de Polonia y gran parte de Ucrania, Prusia se quedaría con el oeste de Polonia y Austria logra hacerse del dominio de la región de Galitzia en 1772, territorio que abarca la región fronteriza del sureste de la actual Polonia, el oeste de Ucrania y una fracción de Transilvania, constituyendo una provincia de este gran imperio centroeuropeo que se caracterizo por su gran diversidad cultural e incrementando la identidad occidental de los ucranianos que habitaban en ella. Esto llega a su fin en 1918 con el fin de la Primera Guerra Mundial como consecuencia de la derrota de las Potencias centrales, siendo uno de sus principales integrantes Austria-Hungría. El imperio vivió durante el siglo XIX un proceso de desintegración provocada por esta diversidad de pueblos diferentes que la constituían, generándose una gran variedad de grupos nacionalistas que reivindicarían su identidad étnica como la garante para iniciar su vida independiente, por lo que con la derrota del imperio se procede con su desintegración en diferentes naciones.

Esta coyuntura fue la oportunidad perfecta para que Polonia recuperase su independencia al gozar con el apoyo de los países aliados, esto hizo que reclamara territorios tanto a Alemania, a Rusia que fue castigada por su retiro provocado por los soviéticos y manteniendo sus aspiraciones sobre la provincia austro-húngara de Galitzia. Mientras la región occidental mantenía una alta población de origen polaco como la ciudad de Cracovia deciden unirse a la nueva nación, el oriente la situación era más compleja, ya que la población rural era de origen ucraniano y la urbana eran polacos y judíos, por lo que siguiendo los pasos de la Ucrania rusa la cual fue dividida en diferentes republicas de distintas ideologías políticas, crean la República Popular de Ucrania Occidental en 1919 con capital en Leópolis y reclamando la totalidad de los territorios de la provincia austriaca. La vida de esta nueva nación fue efímera, ya que la población polaca se enfrenta a los independentistas y reciben el apoyo de Polonia, viéndose amenazados ante una posible expulsión de los ucranianos de sus tierras, por lo que deciden unirse con la Republica Popular Ucraniana que luchaba por su independencia de Rusia.

Lejos de representar un alivio a su integridad identitaria, la unión no arreglaría nada, ya que se vivía un ambiente de diferentes facciones políticas que iban constituyendo diferentes estados independientes, como los conservadores ligados con los rusos quienes intentaron crear un reino conocido como el Hetmanato, los anarquistas de Nestor Magnó en la región del Dombass y sobre todo los socialistas ucranianos, partidarios de la constitución de un estado socialistas que buscara la integración a la Unión Soviética. Con tantos frentes abiertos, fue imposible que este estado ucraniano lograse su estabilidad y cae en manos de los soviéticos, quienes después de asegurar la integración ucraniana se fueron en contra de los polacos para volver a anexar la antigua provincia del imperio ruso. Es así que se desata la guerra polaco-soviética entre los años de 1919 a 1921 donde ambos países mantenían un pulso de fuerzas que durante un tiempo les daban la ventaja a los soviéticos y en otro a los polacos, siendo una de las más graves durante agosto de 1920 donde los soviéticos estuvieron cerca de tomar la capital Varsovia, pero los polacos logran retomar el impulso recuperan gran parte de los territorios de la antigua Mancomunidad. La debilidad con la que había quedado Polonia en la defensa de Varsovia hizo imposible mantener los territorios ganados y con los tratados de paz quedaron en el respeto del territorio anterior a la unión lituana.

Ucrania fue uno de los escenarios de la guerra soviética, donde en su tiempo del pulso polaco lograrían tomar Kiev, recibiendo el apoyo de diferentes sectores de la sociedad ucraniana adversos al establecimiento de un estado socialista y prefiriendo estar bajo la protección polaca, siendo un duro golpe los tratados de paz al quedar a merced de sus enemigos jurados. Las reformas y acciones llevadas a cabo por Stalin para lograr el establecimiento de los ideales socialistas resultaron desastrosas provocando millones de muertos tanto por lo mal diseñadas generando hambrunas en el mundo rural y la persecución de la oposición política hizo que la situación en la Unión Soviética resultase desastrosa. Pero con el caso de Ucrania se llegaría a un nivel de desastre, ya que con la implementación de las políticas de colectivización de las propiedades rurales y la confiscación de las producciones agrarias provocarían una hambruna que provocaría la muerte de cerca de 1.3 a 1.5 millones de personas, tragedia conocida como el Holodomor y que seria usada como el móvil de los siguientes pasos de los años venideros.

Ante toda esta serie de tropelías por parte de los soviéticos, hizo que diferentes pueblos del occidente soviético (incluyendo rusos) empezaran a simpatizar con un movimiento que era enemigo de los socialistas de los judíos quienes siempre han sido vistos como la fuente de todo mal llegado y por venir, el nazismo. A pesar de esta animadversión ideológica entre la Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin, fue conveniente no enfrentarse entre ellos en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial y firman un pacto temporal de neutralidad con el Tratado Brest-Litovsk, pero una vez sometida Europa Occidental (excepto Gran Bretaña) y los Balcanes rompe el pacto e inicia la Operación Barbarroja en 1941. La invasión alemana fue recibida con poca preparación por parte de los soviéticos cayendo grandes cuerpos del ejercito mal armadas, una resistencia popular partisana que opta por la lucha de guerra de guerrillas y otras poblaciones los reciben como libertadores, colaborando con la persecución de partidarios comunistas y judíos.

Aquí es donde aparece una figura controvertida en nuestros tiempos, Stefan Bandera, proveniente del occidente ucraniano y perteneciente a la línea nacionalista, apoya la llegada de los nazis y colabora con ellos esperando así lograr una Ucrania independiente, ayudando en las matanzas contra los judíos y polacos como la de Leópolis. Este optimismo termina al nivel generalizado por el rechazo de los alemanes de verlos como iguales para tenerlos como sus subordinados, mandando a arrestar a Bandera quien queda prisionero en Berlín. Pero con la victoria soviética al rechazar a los alemanes y lanzarse a la contraofensiva, hizo que los alemanes liberasen a Bandera para que siga apoyándolos financiando su Ejercito Insurgente Ucraniano, al cual sigue financiando después de la guerra desde Múnich, siendo envenenado por la KGB en 1959 y pocos años después fue completamente derrotada la insurgencia ucraniana.

Todos estos elementos nos indican como siglos de influencia polaca con su promoción del catolicismo y la presencia austriaca en el oeste ucraniano contribuyeron a cimentar en el europeísmo una aspiración general para cimentar las bases del nacionalismo ucraniano, dándole a la ultraderecha con estos resabios del nazismo la oportunidad para separarse de su relación con los rusos, pueblo prácticamente hermano. La crisis originada desde los 2000 por la lucha de poderes de la clase política ucraniana contra la sumisión del Kremlin han provocado su punto de ebullición con el Euromaidan del 2014, la anexión rusa de Crimea y la guerra de invasión de este 2022, provocando un inevitable divorcio entre rusos y ucranianos que se iría conformando en los años venideros. Este texto no trata ni de apoyar a este movimiento o respaldar las acciones que han cometido estos grupos radicales, sino se trata de entender el trasfondo del conflicto para lograr aprender como surgen esta clase de conflictos tanto en el presente como en el pasado, si bien la derecha ucraniana vive su momento de esplendor ante esta animadversión provocada por ambos contendientes, no es posible darle un respaldo al estar en contra de muchos valores de la sociedad moderna, teniendo más en común con los valores conservadores del mismo Putin, pero es explicable su atractivo ante la amenaza para su integridad como pueblo que busca separarse de un pasado de represión y ve en el modelo occidental la salida para mejorar su condición.

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Federico Flores Pérez

Imagen: Marcha de la ultraderecha ucraniana con carteles alusivos a Stefan Bandera. Fuente: https://www.jewishnews.co.uk/in-ukraine-hundreds-march-with-torches-in-annual-tribute-to-nazi-collaborator/

Editorial: ¿Qué es una revolución? Tercera parte: Purga y consolidación.

Llegamos al final de esta revisión por los movimientos que se consideran revoluciones al nivel mundial, viendo los patrones que las caracterizan y las diferencian de otra clase de conflictos. En esta ocasión tratare el tema del final con la liquidación de los movimientos disidentes dentro de la insurgencia y la instauración del régimen, el cual impone los cambios a largo plazo sobre el devenir nacional. Algo que hay que advertir es que los gobiernos instaurados muchas veces se alejan del ideal con que nacieron y suelen repetir los patrones de los que se revelaron, de ahí la recomendación de no ver a estos movimientos no desde la crítica sobre sus alcances reales, sino por los patrones que presentan y tienen en común todos ellos.

A finales del siglo XVIII Francia vivía una gran efervescencia y muy fuertes contrastes, por un lado echaban abajo la idea del derecho divino de gobernar por parte de los reyes y su aristocracia poniendo por encima el derecho de todo individuo por encima (aunque no extendieran estos para los esclavos de Haití provocando su independencia), pero las divisiones sociales fueron tan profundas al momento de configurar un gobierno republicano que desataría la parte más cruda del conflicto conocida como el Terror, donde se asesinaba a cualquiera que fuese sospechoso de pertenecer al bando de los jacobinos o el de los girondinos y además de luchar contra la coalición de Austria y Prusia por sofocar la revolución. El artífice de la masacre fue el presidente de la Comisión Nacional Maximilien Robespierre, quien instaura el Comité de Salvación Publica donde se encarga de perseguir a los girondinos, mandando la orden de ejecución de entre 100,000 y 40,000 personas, situación insostenible que provocaría la indignación de la sociedad quien derroca su régimen y mandan a ejecutar finalizando con la purga en julio de 1794. Las diferentes facciones se ponen de acuerdo para terminar con la anarquía, promulgando una constitución donde se instaura el gobierno del Directorio dividiendo el poder en cinco directores para hacer frente a las amenazas austriacas e inglesas. Pronto este sistema no logra consolidarse, pero si lo hace un joven general corso quien por su talento logra asestar derrotas a los invasores, Napoleón Bonaparte, su figura llegaría a resplandecer que incluso se manifiesta en una ambiciosa invasión a Egipto buscando destruir al Imperio otomano y continuar con su avance hacia la India. A pesar de su derrota, el prestigio que acumula y las lealtades que consigue entre el ejército logran que Napoleón diese un golpe al Directorio para hacerse del poder y llegar a declararse emperador, iniciando una guerra de conquista sobre Europa siendo vencido. Si bien después de esto Francia se alterna entre gobiernos monárquicos y republicas hasta el triunfo del republicanismo para los 70 del siglo XIX, el gran aporte de la Revolución fueron los Derechos del Hombre, donde se acaba con la infravaloración de la vida de los individuos al otorgarles el mismo valor, y se acaba con la intromisión de la Iglesia en el Estado, así como el inicio de la era de los nacionalismos.

Si bien los mencheviques acapararon buena parte de las estructuras del ejercito zarista, los bolcheviques logran organizar bien a sus bases para poder luchar contra sus rivales, mientras Lenin se convierte en el indiscutible líder de la URSS al instaurar la “Dictadura del Proletariado” basada en la Comuna de Paris de 1871, delega en los caudillos León Trotski y Iosif Stalin la campaña, siendo el primero el fundador del famoso Ejército Rojo. Para finalizar las luchas estériles, el gobierno soviético pacta la paz con Alemania para retirarse de la PMG en 1918 a costa de fuertes pérdidas territoriales en el este europeo, pero con esto logran concentrar fuerzas para acabar con la resistencia zarista, asestándole un duro golpe con el asesinato de la familia imperial despojándolos de un motivo por cual luchar. Aunque los mencheviques lograrían rodear a los comunistas, su falta de coordinación hace que los esfuerzos de Trotski se empezaran a manifestar y para 1919 empiezan a ser dispersados y obligados a partir al exilio, quedándoles acabar con la resistencia anarquista que comparativamente era menor. Pese a lo que se pueda pensar de los comunistas, el gobierno instaurado por Lenin pese a la persecución que hizo de los contrarrevolucionarios resultaría de talante liberal, llegándose a equiparar en derechos a la mujer e incluso llegando a aceptar a los homosexuales, todo esto acaba con el deterioro de su salud empezándose a retirar de la política en periodos cada vez más grandes desde 1920. Para ese momento se pensaba que el heredero político seria Trotski quien gozaba con un gran prestigio, pero Stalin iba poco a poco mermando sus bases y cuando Lenin muere en 1923 da el golpe para quedarse con el poder y empieza la persecución tanto de Trotski como de cualquier movimiento que cuestionase su autoridad. Con Stalin en el poder es que se empieza a forjar el talante autoritario del comunismo al subordinar todas las misiones internacionales a sus órdenes y empieza a manejar al país como lo entiende, provocando además de la purga política movida por su paranoia una hambruna en el campo que causa la muerte de millones. Para su suerte Stalin pudo lidiar con el auge del fascismo europeo en la década de los 30 con una cuestionable política exterior de acercamiento a Hitler y después de confrontación con la Operación Barbarroja, pero sus generales lograron lidiar con la invasión en la llamada “Guerra Patria” venciéndolos y dirigiendo el contrataque llevando a los soviéticos a invadir Berlín, logrando quedarse en el poder hasta su muerte en 1953, consolidando a la Unión Soviética como potencia hasta su caída por sus propios vicios en 1990.

Si bien para 1915 los convencionistas dirigidos por Pancho Villa tenían bajo su dominio a buena parte del país, Venustiano Carranza disponía de una gran formación como político y forja una red de alianzas con elites regionales a lo largo del país y tiene una buena base económica tanto en la zona petrolera veracruzana y en Yucatán, por lo que puede financiar la lucha contra los convencionistas que tuvieron éxito en las llamadas “Batallas de Celaya” gracias a Álvaro Obregón, determinando la decadencia de los villistas y zapatistas. Al haberlos derrotado y con los diferentes compromisos asumidos hacía imposible sostener a la Constitución de 1857, por lo que solicita la creación de una nueva en 1917 aunque no se hace conforme a sus deseos, ya que internamente tenía la oposición del llamado “Grupo Sonora” de Obregón el cual representaba las políticas más radicales de la revolución y representaba buena parte de los reclamos populares. A pesar de incluso lograr lidiar con el escalamiento del conflicto con EU provocando incluso la salida de su “expedición punitiva”, al nivel social se iba distanciando de lo que esperaban de él, siendo aprovechado por Obregón quien reúne en su movimiento tanto al creciente movimiento laborista, a los agraristas y demás movimientos que aspiraban al poder, deteriorándose las cosas para 1920 con el rechazo de Obregón por parte de Carranza para sucederlo y elegir al desconocido Ignacio Bonillas, desencadenándose la conspiración que llevo a su derrocamiento, persecución y asesinato. Con su salida asume el poder de forma interina Adolfo de la Huerta, quien logra consolidar la paz tanto con los zapatistas y con Villa, pero una vez ganado el poder por parte de Obregón empieza a formarse una fuerte política contra sus rivales iniciando un fuerte movimiento anticlerical y manda a asesinar al propio Villa, por lo que hace que De la Huerta forme un movimiento político para disputarle el poder que es derrotado. Es sucedido por Plutarco Elías Calles que eleva el tono en la lucha contra la Iglesia desencadenando la Guerra Cristera, pero a su salida del poder como consecuencia del asesinato de Obregón que había salido reelegido hace que se pusiera como el líder en las sombras en un periodo que va de 1928 a 1934, poniendo a presidentes políticamente débiles mientras él tomaba las decisiones importantes. Esto termina con el ascenso de Lázaro Cárdenas en 1934 al ir quitando a los callistas del poder poco a poco para desterrarlo en 1936, consolidando el sistema presidencialista de partido único que dura hasta el 2000.

Muchos se preguntan si Cuba jugaba dentro de los intereses estadounidenses hubiesen permitido el avance de la rebelión de Fidel Castro, esto se explica porque para 1958 el movimiento no se había declarado como comunista y Batista ya no les resultaba útil, por lo que pensaron que con el tiempo podrían manejarlo. Pero el plan de Castro de que Cuba mantuviese su independencia económica y la serie de políticas de expropiaciones a empresas estadounidenses provoca la ruptura de relaciones y se acercase a la URSS en 1961 para poder soportar el embate estadounidense, provocando una fallida incursión de tropas adiestradas por la CIA para derrocarlo y que fueron rechazados en la Bahía de Cochinos ese mismo año. Pero lo que elevaría el conflicto entre ambos países fue al siguiente año cuando se descubre la instalación en la isla de misiles nucleares soviéticos apuntando hacia EU, desatándose la llamada “Crisis de los misiles” donde se estuvo cerca de caer en una tercera guerra mundial y que termina con una paz entre ambas potencias. Esto hace olvidar a EU a tratar de reubicar a Cuba dentro de su zona de influencia, mientras Castro se consolida como líder de la lucha contra el imperialismo al dirigir expediciones para apoyar la insurgencia en los países colonizados o que planteaban una lucha contra el capitalismo, sirviendo a su vez para deshacerse de su aliado y posible rival el “Che” Guevara quien es capturado y ejecutado cuando trataba de insurreccionar Bolivia. Con su ascenso, empieza la persecución tanto de los partidarios de Batista, los empresarios que perdieron todo con las expropiaciones y de parte de su población que tuvo que huir a EU en balsas ante el deterioro de la economía provocada en parte por el bloqueo económico estadounidense y el mal manejo de las políticas productivas. Esto llega a su crisis en los 90 con la disolución de la Unión Soviética y la caída del bloque socialista, por lo que la isla cae en una severa crisis la cual es sobrellevada de forma exitosa por parte de Castro al lograr sostenerse con la ayuda de aliados regionales como México y Venezuela. La dictadura de Castro solo finalizaría por los achaques de la vejez agravados cediendo el poder a su hermano Raúl en 2008 y muere tranquilamente en el 2016, paliando la crisis producida por el contexto internacional con el otorgamiento de ciertas libertades de movimiento y de negocios en la isla, logrando calmar la relación con EU con el acercamiento de Barack Obama en 2016 normalizando las relaciones, pero vuelve a su punto de crisis con el ascenso de Donaldo Trump al siguiente año regresando a su política contra la isla, sumada a la crisis por el COVID en 2020 provocaría la crisis política en 2021.

La alianza forjada entre los nacionalistas de Chiang Kai-shek y los comunistas de Mao Zedong en 1937 logra hacer frente a la invasión japonesa, frenando al ejército imperial y sumiendo a los japoneses en una crisis que terminaría por provocar su derrota en la SGM, ayudando con la caída tanto el apoyo estadounidense y sobre todo el soviético que ocupan el norte e invaden Corea. Una vez derrotados los japoneses, la lucha prosigue en 1946 manteniéndose por dos años sin un claro ganador, pero en 1949 los comunistas toman una serie de ciudades importantes y provocan que Chiang Kai-sek se retire junto con sus partidarios a la recién recuperada isla de Taiwán para mantener la lucha. Mao Zedong instaura la República Popular de China en octubre de 1949 y pronto se ve en una serie de luchas internas y externas, ya sea derrotando a las facciones nacionalistas, ocupando el Tíbet y Sinkiang acabando con su autonomía e interviniendo en la Guerra de Corea en favor de los socialistas. Pero en 1959 decide emprender una política económica para tratar de colocar a China como potencia industrial con el llamado “Gran Salto Adelante”, practicando una serie de acciones agrícolas que provocarían la hambruna del campesinado, produciendo la muerte de entre 15 y 50 millones de personas. Esto hizo que desde las elites del partido se empezase a cuestionar el liderazgo de Mao por parte del presidente del PCCh Liu Shaoqi y Deng Xiaoping, pero Mao logra atajar la intentona con el movimiento llamado la “Revolución Cultural” en 1966, provocando una purga dentro del Partido Comunista al acusarlos de “contrarrevolucionarios” y ocasionando una serie de desmanes instigando a los jóvenes a luchar por el, llegando a provocar matanzas de retractores y la destrucción de parte importante de su patrimonio histórico. Las relaciones con la Unión Soviética desde el principio no fueron tan cercanas, sobre todo porque China se estaba convirtiendo en una fuerza capaz de rivalizar el liderazgo del bloque socialista, por lo que los soviéticos empiezan a dejarlos atrás e incluso llegan a un connato de guerra, haciendo que Mao empezase a acercarse a EU logrando su reconocimiento en 1972, otorgándoles la legitimidad internacional que ostentaba Taiwán como gobierno legítimo. Sin ninguna clase de rivalidades, Mao termina su gobierno con su muerte en 1976 dejando un aparato político consolidado, pero con una fuerte crisis económica, la cual empieza a ser paliada a partir de 1978 con el ascenso de Deng Xiaoping, quien rompe con la ortodoxia socialista para implementar una serie de políticas liberales en lo económico en el llamado “socialismo de mercado” manteniendo en lo económico su faceta capitalista mientras el PCCh mantenía el monopolio político. Pero en 1989 la caída del bloque socialista desata el cuestionamiento por la falta de democracia y se provoca la Revuelta de la Plaza Tiananmen en Beijín, la cual fue duramente suprimida y desaparecidos sus lideres. Es así que gracias a esta política pragmática China se consolida para el siglo XXI como la principal potencia económica mundial, lo que sería seguido por una concentración del poder por parte del actual presidente Xi Jinping quien acaba con las pocas libertades que había en el país y enfoca al país a ostentar una política agresiva contra sus rivales geopolíticos para transformarla en el líder mundial.

Para principios de 1979 el sha huye al exilio para nunca más volver y la revolución triunfa con la llegada de Ayatola Jomeini quien encabeza un movimiento donde se congregaban tanto los conservadores chiitas, los moderados y comunistas, teniendo en común el odio que tenían hacia Occidente por las décadas de abuso a los que fueron sometidos. Pensando los moderados y comunistas que tarde o temprano les tocaría el poder y aprovechando la popularidad del Ayatola es que dejan que asumiese el poder, lo cierto es que vivían en una ilusión al solo contar con simpatizantes en las población urbana que abarcaba el 25%, mientras el resto del país tenía una clara preferencia conservadora, lo que facilitaría la instauración de la República Islámica de Irán donde la figura del Ayatola tendría poder absoluto y gobernarían según las leyes islámicas, acabando con toda manifestación que fuera contraria a la moral religiosa. En el plano internacional, el nuevo régimen se convierte en enemigo jurado de Estados Unidos y Gran Bretaña, por lo que además de infringirle una serie de restricciones económicas echan a pelear al que fuese su aliado Sadam Hussein, incentivando la invasión de la parte oeste de Irán. Pero el Ayatola logra hacerse aliado de la Unión Soviética a pesar de haber acabado con los comunistas, por lo que serían su apoyo diplomático y le darían ayuda en su guerra contra Iraq que duraría 8 años, de la cual nadie gano nada, pero lograría consolidar la popularidad del régimen a pesar de las miles de vidas perdidas. En 1989, Jomeini muere y deja una estructura política para elegir al nuevo Líder Supremo, ascendiendo el Ayatola Ali Jamenei al liderazgo del país. Las relaciones con Occidente no se normalizan, incluso se radicaliza con el patrocinio de grupos que atentaban contra los intereses en Oriente Medio, sobre todo hace público su enemistad contra Israel apoyando a Hezbollah como grupo terrorista y lanza una serie de discursos amenazando con recuperar Palestina en favor del islam. A pesar de que no lograría recuperarse económicamente, Irán es hoy una fuerza geopolítica de consideración al ser un contrapeso a Arabia Saudita y a sus islamistas radicales, demostrando su musculo con la derrota del DAESH en Iraq la cual suma dentro de su zona de influencia, pero el avance de los valores modernos han hecho que la juventud iraní empiece a cuestionar al régimen y se lance a las calles para exigir reformas políticas, azuzadas por la crisis económica de la cual no salen por el freno planteado por EU, pero comparativamente resultaría más liberal que muchos movimientos islámicos de orientación sunnita al contar con una gran comunidad judía y cristiana dentro de su país.

Con esto podemos concluir sobre la importancia de tomarse las políticas nacionales en serio, ya que de no hacerlo provocaría el lento deterioro de las condiciones provocando una crisis multifactorial que acabe con la estabilidad de un país. No es nada positivo el haber llegado a este punto de crisis por las serias perdidas que hay en todos los niveles por estas revoluciones, ya que son afectados tanto las clases altas como las bajas ante la sangria y la persecución que conllevan las revoluciones, por lo que debemos de reflexionar sobre la forma en que debemos resolver nuestros problemas para no volver a caer en estos periodos de crisis.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Imagen: De izquierda a derecha: Napoleon Bonaparte, Iosif Stalin, Plutarco Elias Calles, Fidel Castro, Mao Zedong y el Ayatola Jomeini.