A inicios del conflicto entre Rusia y Ucrania, uno de los primeros que salto en apoyo de los ucranianos fue la Unión Europea, buena parte de sus integrantes del sector oriental y que formaron parte en su momento del bloque soviético siempre le han tenido desconfianza al gobierno ruso por el temor que representaba el que regresase un poder similar a la URSS. Pero una de las naciones que mostro una posición ambivalente y se negaría a cerrar sus tratos y negocios con Rusia fue uno de los países lideres de la UE, quien paradójicamente defiende los valores contrarios a los que han recibido de apoyo a la política rusa proclive a apoyar gobiernos autoritarios y a negar buena parte de los compromisos sociales y climáticos, Alemania. La relación ruso-germana ha sido muy compleja a lo largo del tiempo y se podría decir que el componente alemán es vital para el nacimiento de la identidad rusa, esto tuvo como consecuencia en las relaciones llevadas a cabo en el siglo XX y como estos problemas determinaron la forma en que Alemania iría a tratar a Rusia en estas últimas décadas.
La raíz de esta relación la podemos rastrear hasta el siglo XII, cuando la región de la costa del Mar Báltico empieza a ser disputada por dos potencias en crecimiento, Polonia y los reinos alemanes quienes mandaban expediciones para someter a sus pobladores originarios quienes todavía eran paganos y que lograron mantenerlos a raya por un tiempo. Esta situación cambia a inicios del siglo XIII, la derrota europea por parte de los musulmanes en Palestina hizo que el Sacro Imperio Romano Germánico replegase sus unidades que estaban apostadas en Tierra Santa, siendo la principal la Orden de los Caballeros Teutones la cual era una organización monástica de formación militar para proteger los santos lugares, por lo que mientras se iba produciendo la desocupación de Medio Oriente iban replegándose hacia Europa Central, empezando a ocupar territorios en regiones como Transilvania donde podían repeler tanto a los polacos como a los húngaros.
Debido a que el conflicto entre los paganos bálticos y los polacos no parecía tener fin es que entra el papa Honorio III, quien convoca una cruzada para someterlos y recayendo la responsabilidad en el Obispado de Prusia, tomando base en Chelmno (Polonia), pero hacia 1223 empieza a ser abandonado y los prusianos retoman la región, llegando a regiones como Pomerania y ocupando puertos como Danzig (Gdnask). No se podía consolidar el avance cristiano sobre la ya considerada como Prusia Oriental, fortuitamente en ese momento se encontraba en Roma el Gran Maestre de la Orden Teutónica Hermann von Salza, quien recibe la petición de ayuda por parte de los polacos para ocupar la región, debido a que en esos tiempos se estaba produciendo una lucha dinástica dentro de la monarquía polaca le permite a Von Salza exigir la incorporación de los territorios conquistados a favor del Sacro Imperio Romano Germánicos encabezado por Federico II Hohenstaufen, aceptando las condiciones los polacos y recibiendo por parte del emperador la Bula de Oro de Rimini con la cual recibían el dominio sobre los territorios conquistados y también reciben la Bula de Oro de Rieti por parte del papa Gregorio IX.
Es así que entre los años 1233 hasta 1275 se dan las campañas de conquista de la Orden Teutónica por toda la costa del Báltico, mismas que se caracterizan por su violencia contra las comunidades paganas, conforme se fueron dando los avances iban construyendo una red de castillos y fortificaciones para asegurar el control. A pesar de persistir la resistencia pagana, esta fue cediendo ante el avance de los teutones, por lo que para rebajar la animosidad tuvieron que irse convirtiendo al cristianismo para que sus vidas fuesen respetadas, consolidándose así el Estado monástico de los Caballeros Teutónicos, siendo una potencia que se disputaba el control de territorios como Estonia y Pomerania contra los polacos y suecos. Además de su misión para combatir a los paganos, también tenían el encargo de enfrentarse a los cristianos ortodoxos representados en los principados rusos, los cuales pasaban por un mal momento al sufrir el acoso de los mongoles, por lo que en 1240 la orden ataca a la Republica de Nóvgorod donde tomaron poblaciones como Pskov, Izborsk y Koporye. Ante un evidente ataque de los teutones, la ciudad de Nóvgorod apoya su defensa en la figura del príncipe Alexander Nevski, quien acababa de derrotar a los suecos quienes también buscaban invadir Rusia, por lo que inicia la contraofensiva a los teutones reconquistando Pskov y asestándoles una dura derrota en la mítica Batalla del Lago Peipus, desterrando a los teutones de forma definitiva.
A lo largo de los siglos XIV y XV la Orden Teutónica tuvo que hacerle frente a su defensa contra Polonia, sobre todo por la disputa que tenían sobre el puerto de Danzig, provocando un serio problema de financiamiento de las defensas recurriendo a la elevación de los impuestos, por lo que una serie de ciudades se rebelan contra la orden conformando la Confederación Prusiana, quienes deciden prestar obediencia al rey polaco y logran separar la parte occidental hacia el año 1466. Pero en el siglo XVI se da un cambio total, la reforma protestante de Martin Lutero cimbra los cimientos de buena parte de los principados alemanes incluyendo a Prusia Oriental, donde el Gran Maestre Alberto de Brandeburgo-Ansbach, perteneciente a la Casa Hohenzollern se convierte al luteranismo y seculariza al territorio para pasar a ser el Ducado de Prusia, convirtiéndose en un feudo polaco. A pesar de los intentos del Sacro Imperio Romano de retornar al control de Prusia, el ducado logra defender su independencia, la cual se dio otro paso en la unión personal que se da con el reino de Brandeburgo-Prusia en el año 1618, alcanzando el rango de reino hasta 1701.
El siglo XVIII también represento un cambio en la estructura de Rusia, ya que la llegada de Pedro como zar hizo que la nación empezase su proceso de modernización para ponerse a nivel de las demás naciones europeas, siendo un lugar atractivo para la nobleza prusiana quienes pronto recibieron un lugar muy importante en este proceso de occidentalización. Durante esta etapa, la nobleza rusa empieza a unirse con la prusiana germanizándose el ambiente político, la familia Romanov no escapa de esta tendencia y varios de los hijos de Pedro el Grande empiezan a casarse con la aristocracia prusiana, este proceso llega a su máximo nivel con el reinado de su hija Isabel quien al quedarse sin descendencia elije a un sobrino alemán como su sucesor, el futuro Pedro III, quien a su vez se casa con la princesa prusiana Sofia. Debido a la impopularidad de su marido quien era abiertamente germanófilo (incluso llego a contemplar la conversión al luteranismo de Rusia), le dio la oportunidad a Sofia de ganarse el favor de la emperatriz Isabel y a su vez convertirse en la favorita del ejército, por lo que adóptala fe ortodoxa y es bautizada con el nombre de Catalina, quien aprovechando la animadversión de su marido y al lograr darle un heredero (del cual se duda que sea hijo de Pedro) organiza un golpe de estado donde manda a ejecutar a su marido y se queda como zarina.
El reinado de Catalina se caracterizó por ser uno de los mejores (de ahí que se le conozca como la Grande) debido a su eficacia tanto en la organización interna y sobre todo en lo externo, avanzando en su expansión sobre el Imperio Otomano logrando la conquista de la costa norte del Mar Negro, repartirse con Prusia y Austria Polonia, así como la continuación de su expansión hacia el Oriente llegando hasta Alaska, siendo un periodo de máximo esplendor cultural. De este tiempo viene su origen la comunidad alemana asentada en el rio Volga, ya que en Europa central enfrentaba un periodo de guerras regionales, constituyendo a lo largo de 100 años una comunidad alemana que mantiene su identidad cultural y se les conoce como los alemanes del Volga, quienes incluso se integraron a las campañas expansionistas rusas en Asia Central dejando poblaciones. Hasta mediados del siglo XIX las relaciones entre Rusia y Prusia se mantuvieron muy bien, hasta que se dio el proceso de la unificación alemana encabezado por Prusia bajo el apoyo del canciller Otto von Bismark, produciéndose un cambio por los objetivos de la nueva nación al dirigir su interés a fortalecer su relación con el Imperio austro-húngaro, el cual buscaba a toda costa asegurar su integridad territorial sobre los Balcanes, chocando directamente con el irredentismo eslavo con el que Rusia buscaba hacerse de un lugar en el Mediterráneo.
El choque definitivo se da al estallido de la Primera Guerra Mundial, donde la red de alianzas llevo a escalar el conflicto hacia las principales potencias, como inicialmente el conflicto era entre Austria y Serbia, esta había formado una alianza con Rusia por la que entraba en su defensa en caso de ser atacada, igualmente la alianza austro-germana le garantizaba el apoyo militar alemán en caso de ser atacado, y esto aumentaba en sus implicaciones al formar parte Rusia de la llamada Entente Cordiale con Francia y la Gran Bretaña. El frente oriental tuvo como campo de acción Polonia donde se apostaron las tropas alemanas y austriacas para combatir a los rusos, durante cierto tiempo el frente quedo estancado hasta que los problemas sociales del imperio ruso empezaron a hacer mella y fue aprovechada por los generales Paul von Hindenburg y Erich Luddendorff les asestan derrotas importantes llegando a tomar la totalidad del territorio polaco, gran parte de Ucrania, Bielorrusia y buena parte de los territorios bálticos, sumado a la facilitación que hizo Alemania para que Lenin regresara a Rusia hizo que los bolcheviques tomaran el poder y declararan la paz aceptando el Tratado Brest-Litovsk a principios de 1918, otorgándoles la posesión de los territorios conquistados, victoria que no duraría mucho por la derrota alemana en el frente occidental.
Los territorios rusos perdidos fueron recuperados después de un periodo de guerras en esos estados donde los socialistas se hacían con el poder y solicitaban la anexión a la URSS, mientras Alemania perdía gran parte del territorio polaco y de Prusia Oriental para constituir la Polonia independiente, quedándose con el enclave de Königsberg. Con el paso del periodo de la posguerra Alemania pasaría al nazismo y la URSS quedaría subordinada al poder de Stalin, como Hitler estaba dispuesto a recuperar el papel de potencia para Alemania, acuerda con la URSS un armisticio conocido como el Pacto Molotov-Ribbentrop donde se dividían las zonas de influencia y acuerdan la partición de Polonia, dándole a los alemanes el margen para ocupar gran parte de Europa occidental fallando en el caso de Gran Bretaña, mientras la URSS se ocupaba de someter a los estados Bálticos y fallarían parcialmente con Finlandia. Esta alianza dura poco tiempo y una vez consolidado el frente occidental los alemanes empiezan la Operación Barbarroja, la cual tuvo un gran impulso por parte de los pueblos ocupados por los soviéticos y vieron su avance como una liberación, pero el haber empezado tarde los haría tener que enfrentar al invierno ruso, retrasándolos lo suficiente para no lograr llegar a Moscú y que llegasen los refuerzos del general Zhukov, empezando una lenta y dura contraofensiva que fue desgastando al ejército alemán hasta provocar su derrota, haciendo que las tropas soviéticas ocupasen Berlín en 1945.
Con la derrota total de Alemania inicia su partición, donde las potencias capitalistas como Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña administran la parte occidental, mientras la URSS crea un estado títere en Alemania Oriental y le arrebatan de forma definitiva Konigsberg, rebautizándola como Kaliningrado y desterrando a la población alemana, llegando a su fin Prusia Oriental. Es así que se forman la Republica Federal de Alemania en el occidente y la Republica Democrática de Alemania en el sector oriental, quedando Berlín dividida en dos a pesar de estar en territorio oriental, debido a lo traumática que estaba resultando la división del país debido a las políticas de restricciones soviéticas hizo que Alemania Occidental tuviese una política de conciliación con las naciones del pacto de Varsovia, conociéndose a esta doctrina la Ostpolitik, normalizando las relaciones con Moscú y logrando llegar a cierto nivel de normalización, esto tuvo su repercusión en la década de los 80 con la creciente crisis del bloque socialista y logro facilitar la reunificación iniciada con la caída del Muro de Berlín.
Con la desintegración soviética, la cancillería alemana decide mantener la Ostpolitik como la base para entablar las relaciones con Rusia, por lo que serian los principales garantes para la reactivación económica rusa al fomentar el consumo de sus energéticos en el mercado europeo, siendo las políticas reformistas de Boris Yeltsin y después con Vladimir Putin una señal inequívoca de que estaba encaminándose a la modernización y una posterior integración plena como socio confiable. Pero desde el 2008 Rusia empieza su camino para recuperar su antigua influencia usando los enclaves prorrusos en los países exsoviéticos como arma para amedrentarlos y amenazarlos con desistir con su salida de su zona de influencia. A pesar de estas señales y de la lenta deriva autoritaria en favor a Putin, la canciller Angela Merkel decide persistir con su política de acercamiento, incluso pone a los energéticos rusos como base para acelerar la transición energética para pasar a energías limpias para la propia Alemania y la misma Unión Europea. Todos estos planes empiezan a ser truncados por la anexión de Crimea en 2014 como castigo por quitar a los políticos prorrusos con el Euromaidan, por lo que Merkel empieza a tratar de fungir como intermediaria entre Rusia y Ucrania para intentar des escalar el conflicto, quedándose en un inestable alto al fuego.
La crisis desatada en el 2019 con la pandemia de COVID, el retiro de Merkel como canciller y el arribo de Olaf Scholz por parte del Partido Socialdemócrata deja a Alemania en una condición débil que fue leída por Putin como el momento ideal para desplegar la invasión, sobre todo contaba con la dependencia energética alemana y el favor de los socialdemócratas como suficientes para sacar mantenerlos neutrales y quizás mantener fuera a la UE de sus propósitos. Pero la presión de la OTAN y sobre todo de las naciones fronterizas que se ven amenazadas ante cualquier acción rusa obliga a Alemania a romper con su política de intermediario como lo están haciendo Finlandia y Suecia, aunque esta dependencia ha hecho que este rompimiento se dé lentamente y teniendo que seguir comprándoles gas y petróleo, por lo que de momento sigue siendo uno de los pilares de la economía rusa para sostener la guerra.
Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.
Federico Flores Pérez.
Imagen: S/D. Soldados de Alemania Oriental custodian el Muro de Berlín frente a la Puerta de Brandenburgo. 1989. Fuente: https://amqueretaro.com/mundo/2019/11/06/testigo-relata-como-vivio-la-caida-del-muro-de-berlin/