Los europeos y los recursos americanos.

El contexto natural de América resultó demasiado complejo para las diferentes naciones europeas que llegaron a conquistar diversas zonas del continente, lo que llevó a resultados muy variados que determinaron las formas de gobierno en los reinos y colonias. El Perú fue el que mejor cumplió con las aspiraciones de los conquistadores españoles, ya que el Imperio Inca valoraba enormemente los metales preciosos como el oro y la plata. Según las fuentes históricas, se pagó un rescate de cerca de 1,326,536 pesos de oro y 51,600 marcos de plata por la liberación de Atahualpa, quien fue secuestrado por Francisco Pizarro. En cambio, los señoríos mesoamericanos resultaron una decepción para los españoles, aunque obtuvieron a cambio importantes contingentes de mano de obra indígena y el excedente de su producción agrícola.

Por otro lado, la experiencia de los ingleses en Norteamérica fue diferente. Encontraron territorios gélidos donde solo podían aprovechar la obtención de pieles de animales. Sin embargo, a partir de Nueva Inglaterra hacia el sur, tenían la posibilidad de obtener cosechas importantes con los excedentes de sus recursos.

Los colonos ingleses veían con desaprobación la práctica de cultivos temporales de los indígenas del sur de la Costa Este, quienes abandonaban sus tierras estacionalmente para trasladarse como nómadas a otros territorios. Esta costumbre explicaba, según los colonos, la aparente pobreza y baja densidad de población de los indígenas, a pesar de contar con abundantes recursos naturales. Sin embargo, esta movilidad dificultaba el establecimiento de relaciones de servidumbre con los indígenas.

En contraste, los españoles lograron someter tanto el territorio mesoamericano como el andino, regiones que tenían milenios de organización civilizatoria donde existían relaciones de sumisión entre el pueblo y sus gobernantes. Por lo tanto, las autoridades y conquistadores españoles simplemente se integraron en estas estructuras preexistentes para obtener beneficios, aunque les resultaba difícil adaptarse a los sistemas de intercambio basados en semillas de cacao y plumas en lugar de oro y plata. Este tipo de dominio fue llevado al extremo del abuso por parte de los conquistadores españoles, quienes cometieron tropelías y saqueos contra los indígenas, utilizando la figura de la encomienda, todo con el fin de alcanzar los mismos niveles de riqueza que la nobleza peninsular.

El maíz fue fundamental en la construcción del modo de vida indígena en gran parte del continente americano, permitiéndoles generar excedentes que les permitían mantener a sectores de la sociedad apartados de las actividades de subsistencia, especialmente en las regiones mesoamericanas y andinas. Aunque los españoles comenzaron a adoptar gradualmente la costumbre de consumir tortillas mesoamericanas, siempre añoraron el trigo y se esforzaron por introducirlo en el continente para que los indígenas lo cultivaran y así poder disponer de pan, ya sea de salvado para los colonos pobres o pan blanco, el cual tenía el doble de precio, para los adinerados. Esto se realizaba sin llamar la atención de los indígenas, quienes solo cultivaban trigo debido a la demanda española.

Contrariamente a lo que se pueda pensar, los ingleses valoraron la presencia del maíz y rápidamente lo adoptaron como alimento principal en las colonias. Esto se debió a la facilidad de su cultivo y a la dificultad de adaptar cultivos como el trigo, la avena y la cebada. Solo a finales del siglo XVII se logró establecer sembradíos de estos granos en la colonia de Chesapeake, sin que estos reemplazaran al maíz.

Con la llegada de los europeos también llegaron los animales de cría, destinados a proporcionar una fuente permanente de carne en su dieta o a servir como medio de transporte, como en el caso de los caballos. Sin embargo, los indígenas se vieron enfrentados a una serie de problemas, ya que el ganado solía destruir sus cultivos al adentrarse para alimentarse. En el caso de los españoles, delegaban la responsabilidad de la cría del ganado a los colonos pobres, quienes establecieron estancias y fincas para este fin.

Esta actividad económica resultó ser de gran importancia para territorios como la costa peruana, Chile y el norte de México, donde las sociedades giraban en torno a la cría de ganado, el cultivo de productos agrarios españoles como cereales, vid y aceites, así como la manufactura de artículos hispanos. Algunos cultivos indígenas adquirieron una importancia capital para la economía española, como fue el caso del cacao, el tabaco, el añil y la grana cochinilla, los cuales tuvieron una alta demanda en los mercados europeos y pronto fueron monopolizados por algunos terratenientes. Además, la cría de ganado vacuno y la producción de azúcar resultaron más prósperas que en la península, convirtiéndose en productos de exportación.

Los colonos ingleses se vieron obligados a conformarse con vidas más modestas al darse cuenta de la imposibilidad de encontrar las riquezas que los españoles habían hallado. Se vieron obligados a tener fincas pequeñas que debían defender de los indígenas y a ingeniar formas de aprovechar al máximo los recursos disponibles. No había forma de competir con las riquezas provenientes de los yacimientos de plata en México y Perú. La única manera de hacer sostenibles las colonias fue aprovechar las fértiles tierras de Chesapeake, donde descubrieron que eran adecuadas para el cultivo del tabaco. El éxito de las exportaciones de tabaco fue tal que intensificaron su cultivo y la población creció de forma exponencial, pasando de 2,500 habitantes en Virginia hacia 1620 a 100,000 al final del siglo.

Otra salvación para los colonos fue la posesión de la isla de Barbados en el Caribe hacia 1625, tras ser abandonada por los españoles. Descubrieron que sus tierras eran ideales para el cultivo de caña de azúcar y algodón, convirtiéndola en una potencia productora gracias a las técnicas importadas de Brasil por los portugueses durante las décadas de 1640 a 1650.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura.

Federico Flores Pérez.

Bibliografía: John Elliot. Imperios del Mundo Atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-1830).

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Imagen: David B. Scott. Cultivos de tabaco en Jamestown, Virginia, hacia 1615, grabado de 1878.

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