La campaña de Iturbide sobre el Bajio.

En 1813, la campaña de Iturbide era manejada con gran precisión convirtiéndose en la principal fuerza realista en Guanajuato y Michoacán, caracterizado por su sangre fría donde muchas veces rayaba en la crueldad con la forma en como trataba a los prisioneros insurgentes, siendo una práctica general el que hubiese una gran cantidad de fusilados, como ocurrió en Salvatierra el 16 de abril donde entra en Viernes Santo en la población dejando un saldo de 350 rebeldes muertos. Todas estas acciones eran respaldadas por su superior el general Félix María Calleja, quien en ese año toma posesión por orden de la corona del puesto de virrey, representando un beneficio para Iturbide al asignarle el mando tanto de una división del Ejercito del Norte y del recién creado Regimiento de Infantería de Celaya con 1,200 hombres reclutados en el Bajío, además de ordenar la financiación de sus fuerzas por parte de los habitantes de Guanajuato y Querétaro al quedar con el liderazgo de las fuerzas de la intendencia.

El compromiso de Iturbide con Calleja incluía el de mantenerlo constantemente informado de todas las acciones emprendidas en la región, incluyendo la manutención de los caminos, el cuidado del ganado, convoyes de mercancía y de plata, además de adquirir la responsabilidad de impartir justicia y de alentar la producción económica. Los resultados aportados para la defensa realista hicieron que Calleja exculpase a Iturbide de las constantes quejas dadas por los pueblos y los potentados del Bajío debido a los excesos de sus tropas al despojar tanto de insumos para el ejercito o de las constantes solicitudes de préstamos forzosos, siendo común que contemos con numerosas cartas de Iturbide donde justificaba sus acciones y solicitaba perdón por los inconvenientes generados. Todo esto lograría controlar a la insurgencia al suprimir todos los brotes rebeldes como el de los hermanos López Rayón y de otros cabecillas en la región, haciéndolo el blanco principal de la prensa insurgente al denunciar todos los abusos que cometía contras las poblaciones rebeldes.

También seria en este año cuando se termina por consolidar el relevo del movimiento de Miguel Hidalgo, esta vez dirigido por el también sacerdote José María Morelos quien se destacaba por su don natural de mando y por ser muy efectivo contra los realistas, reafirmando la insurgencia en el sur con la conformación del Congreso de Anáhuac en Chilpancingo y con ello le dio un cuerpo solido de objetivos a seguir para alcanzar la independencia definitiva. Después de propinar una serie de victorias decisivas en el sur de la Intendencia de México (territorio correspondiente al actual estado de Guerrero y Morelos) y en Oaxaca, su siguiente objetivo era la de revitalizar la insurgencia en Michoacán y tomar Valladolid, en ese entonces a cargo del general Diego García Conde y a la capital seria asignado para su defensa el general Ciriaco de Llano bajo el mando del Ejercito del Norte, quien a su vez lleva a Iturbide como parte de la comitiva. Para ese entonces, la campaña de Morelos se había mantenido invicta e incluso lograría escapar del propio Calleja en el sitio de Cuautla, pero sería Iturbide quien rompe con esa racha con la batalla de Lomas de Santa María el 25 de diciembre en las cercanías de Valladolid, propinándole una derrota donde casi fue capturado Morelos y con ello les daría esperanzas a las fuerzas realistas de lograr la victoria.

Todos estos logros alcanzados por Iturbide contra la insurgencia hicieron que durante su visita a la Ciudad de México en febrero de 1814 pidiera que se le nominara para ser miembro de la Orden Nacional de San Fernando, creado por las Cortes para poder darle reconocimiento a los militares destacados al servicio del gobierno español, pero a pesar de contar con el apoyo de los demás militares realistas no tendría respuesta por parte de la corona. Lo cierto es que las acciones de Iturbide habían logrado frenar el avance de la insurgencia de Morelos, siendo desde ese entonces un punto de coyuntura al representar la decadencia del movimiento y dando lugar a la captura de personajes fundamentales como Mariano Matamoros, las propias instituciones creadas por los independentistas le retiraran su confianza a Morelos de dirigir el movimiento, provocando con ello una serie de derrotas. Aun con este desaire, no impidió que Iturbide celebrase las noticias de la reinstauración absolutista de Fernando VII y la abolición de las Constitución de Cádiz, tocándole la noticia en Irapuato y haciendo una gran fiesta el 17 de octubre acompañada de los repiques de campaña de las iglesias, la misa solemne en honor al rey, una representación teatral de la batalla de Puente de Calderón y el fusilamiento de 50 prisioneros insurgentes.

Una posible de las acciones que pudo haber revertido la caída de la insurgencia fue la promulgación de la Constitución de Apatzingán el 22 de octubre de 1814 donde se le ofrecía a los novohispanos la oportunidad la oportunidad de vivir bajo un régimen republicano democrático y garantizando la igualdad social en contraposición a la vuelta absolutista, algo que resultaba muy atractivo en un orden donde los peninsulares estaban en la cima de la pirámide. Para contrarrestar la propagación de la oferta independentista, Iturbide toma represalias mucho más fuertes para desalentar cualquier connato de rebelión, ordenando que cualquier persona que tuviera algún arma seria acusado de rebelde y podía ser encarcelando, no importando si se tratara de hombre, mujer o niño. Esto daría lugar a un aumento significativo los abusos de los realistas y provocando las quejas por parte de los sacerdotes que calificaban de inhumanas las acciones de Iturbide, pero todas ellas eran pasadas por alto por Calleja quien justificaba ante el rey la eficacia de Iturbide.

Gracias por su atención y los espero en la siguiente lectura

Federico Flores Pérez

Bibliografía: William Spence Robertson. Iturbide de México. 

Imagen: Anónimo. Batalla entre insurgentes y realistas. Litografía, siglo XIX.

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